En la segunda mitad del siglo XIX se conocían huellas de arcosaurios en España, aunque su interpretación difiere de la que plantearíamos hoy. Bajo el título “Huellas de arcosaurios triásicos en la Colección de Paleontología. La investigación de los primeros descubrimientos de huellas fósiles en España y su incorporación al MNCN”, Adán Pérez García publica una nota divulgativa en el Periódico del Museo Nacional de Ciencias Naturales. En ella se narra que, en 1876, Alfonso de Aretillo y Larrinaga observó, entre las losas que constituían el pavimento de la Plaza del Castillo de Pamplona, unas extrañas impresiones producidas por un animal pentadáctilo. Interesado por solucionar el enigma de qué animal pudo haberlas producido, recogió la losa con mayor número de huellas y la donó al MNCN. Sus estudios le permitieron atribuir las huellas de la losa a anfibios primitivos de gran tamaño. Dos décadas después, se halló en Rillo de Gallo (Guadalajara) otra extraña huella. Su poseedor, el abogado de Madrid y diputado provincial, Luis Díaz Millán, lo consideraba “una pata petrificada de un animal corpulento”. En esa época, Salvador Calderon y Arana estudió este ejemplar, atribuyéndolo a “Cheirotherium”, considerado por él un dinosaurio. Este fósil también fue donado al MNCN, en cuyos fondos se encuentra en la actualidad.
Posteriormente, en 1933, Vicente Sos Baynat, con el respaldo de José Royo y Gómez, que había visto huellas similares en varias instituciones europeas, estará de acuerdo en asignar estas huellas a anfibios y determinarlas como pertenecientes a Chirotherium.
Hoy parece ampliamente consensuado que este tipo de impresiones triásicas fueron dejadas por arcosaurios. Probablemente, la interpretación más consensuada indica que su morfología corresponde al tipo de marcha crurotarsal de los miembros más primitivos del linaje de los cocodrilos. Sin embargo, no faltan autores que interpretan en Chirotherium, los primeros pasos del tipo de marcha que caracterizará al linaje de los dinosaurios.
Posteriormente, en 1933, Vicente Sos Baynat, con el respaldo de José Royo y Gómez, que había visto huellas similares en varias instituciones europeas, estará de acuerdo en asignar estas huellas a anfibios y determinarlas como pertenecientes a Chirotherium.
Hoy parece ampliamente consensuado que este tipo de impresiones triásicas fueron dejadas por arcosaurios. Probablemente, la interpretación más consensuada indica que su morfología corresponde al tipo de marcha crurotarsal de los miembros más primitivos del linaje de los cocodrilos. Sin embargo, no faltan autores que interpretan en Chirotherium, los primeros pasos del tipo de marcha que caracterizará al linaje de los dinosaurios.
El artículo (en pdf) se puede consultar pinchando aquí .
Sería bueno que se pudiera leer el texto completo del articulo “Huellas de arcosaurios triásicos en la Colección de Paleontología. La investigación de los primeros descubrimientos de huellas fósiles en España y su incorporación al MNCN” de Adán Pérez García, cosa que no permite el reducidísimo tamaño de la imagen.
ResponderEliminarSi estás intentando leer el texto en la imagen estoy de acuerdo contigo: no hay quien lo lea. Pero en la última linea tienes un enlace a la versión pdf del periodico del museo en el que aparece el artículo. Creo que esa versión es perfectamente legible.
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