Buenas noches, Dr. K:Antes de nada me gustaría decirle que adoro su bello facial. Mi nombre es Kepa soy geólogo aficionado. El otro día en unos terrenos mesozoicos encontré la roca que adjunto en la fotografía. Como podrás observar la foto está con escala, ya que siempre me han dicho que los fósiles y minerales hay que sacarles fotos con escala.
Si es un fósil me gustaría saber de que tipo de fósil se trata o si simplemente es una simple rareza geológica. Antes de despedirme me encantaría darle la enhorabuena por esta empresa paleontológica que acaba de emprender. Espero que dure mucho tiempo.Afectuosamente.
Kepa
Hola Kepa. Gracias por los cumplidos, pero no los merezco. Después de echarle un vistazo a la foto, parece que el elemento que recogiste en el campo no es un fósil. Quizá tu mente sucia te haya jugado una mala pasada y has querido ver en esa roca algo que no es. Vamos, que has querido ver un pene, para que andarnos con rodeos. En realidad lo que tienes podría ser un pseudofósil, es decir, una roca que se asemeja a formas propias de los seres vivos o sus fósiles.
Además, tienes que tener en cuenta que las partes blandas son las primeras en degradarse en la fase bioestratinómica o previa al enterramiento de un cadáver. Asi que, salvo casos muy concretos y en condiciones especiales, el pene desaparecería a las primeras de cambio. Como ejemplo, un caso en el cual podría conservarse el aparato reproductor masculino, sería la momificación, que consiste en procesos que detienen la descomposición de la materia orgánica y que permiten su conservación total o parcial practicamente sin transformar. Y sintiéndolo mucho, no es el caso de tu ejemplar.
No pretendo aburrirte, pero seguro que te divierte saber que estás reproduciendo una fase muy inicial en la interpretación de los fósiles que consistía en considerarlos experimentos de la naturaleza en los que ésta imitaba en piedra la forma de organismos o parte de ellos. Sin embargo, es evidente que hemos avanzado algo en paleontología y ya tenemos claro que el parecido entre una piedra y una serpiente, un huevo.... o un falo, no implica automáticamente que ésta sea un fósil de cualquiera de ellos.
Por lo tanto, no te desanimes, porque no eres el primero que ha confundido una roca o un fósil con alguna forma semejante. Te voy a contar una batallita. En 1677, Robert Plot publicó el libro "Natural History of Oxfordshire" en el que explicaba el origen de los fósiles como una propiedad de la tierra para adquirir formas llenas de armonía, principalmente conchas, que adornaban el subsuelo al igual que las flores adornaban la superficie terrestre. Así, con frecuencia, las rocas tomaban como modelo partes aisladas de la anatomía humana y Plot reconocía haber encontrado piedras que se asemejaban al cerebro de un hombre, a las orejas o incluso a un ojo con cataratas. En una de las láminas del libro, describe un corazón, un riñón y un pie humano. Junto a ellos aparecía la ilustración de un fósil que correspondía a un fragmento distal del fémur de un gran vertebrado terrestre procedente del Jurásico Medio de Oxfordshire. Y aunque se trataba de un dinosaurio terópodo, de tipo Megalosaurus, Plot lo identificó como perteneciente a un animal mayor que un caballo o buey, llegando a decir que podría ser de elefante aunque finalmente cambió de idea.
Lo que pasó casi un siglo después, es que el filósofo francés Jean-Baptiste Robinet interpretó esta porción de fémur de dinosaurio como el resto petrificado de una enorme bolsa escrotal humana (¡mente sucia, mente sucia!). Esta interpretación tuvo lugar porque pocos años antes, en 1763, el naturalista británico Richard Brookes había refigurado el ejemplar de Plot y le había atribuido al nombre Scrotum humanum. La intención de Brookes sería ponerle un nombre descriptivo, no interpretativo, pero casi la organiza, porque sólo por una pequeña triquiñuela del código de nomenclatura este no es el primer nombre válido de un dinosaurio.
Sigue buscando Kepa. Ánimo, pero recuerda: no todo es lo que parece.
Espero haberte ayudado.
DOCTOR K
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Para más información:
- Sanz, J. L. (2007): Cazadores de dragones. Editorial Ariel, Barcelona, 420 pp.
He visto dientes de crocodilia del Eoceno parecidos en aspecto y dimensión. Saludos.
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