6.6.12

In-dino Jones en busca del Bankia perdida


En tiempos de crisis hay que reír, ser optimista… Y ¿quién puede serlo sino nosotros, el pueblo llano? ¿Acaso debemos exigir a esos pobres directivos de bancos mundiales, españoles o conquenses que lo sean ellos? ¡Ellos! Acosados por millones de euros dispuestos a saltar dentro de sus bolsillos, a enredarse entre sus manos y sus dedos cual serpientes pitones… ¡No, por favor! Ellos no están para risas, ni bromas, ni alegrías desbocadas. Ellos tienen bastante con esconderse de tanto billete morado, verde y azul, siempre al acecho…Quizás necesiten de In-dino Jones para que busque y encuentre su Bankia perdida.

De esta célebre película de Spielberg, mi escena favorita es una bastante corta (apenas 15 segundos) que transcurre en un zoco. Allí, entre decenas de personas, Indiana Jones deberá enfrentarse a un espadachín que, durante unos instantes, le enseña su manejo de la espada. No dura mucho la citada exhibición porque el arqueólogo, cansado de tanto baile de acero, saca su pistola y le descerraja un tiro. No la he podido parodiar: los diálogos son inexistentes. Así que he optado por aquella en la que todos (nazis, protagonistas y extras) están dentro de la cueva donde se halla el arca. “Por fin, tras muchas vicisitudes, los nazisaurios-rex guiados por In-dino Jones han localizado la cueva que esconde la Bankia perdida. Están eufóricos, felices… Ahora sólo tienen que transportarla hasta Monclotopía, el bunker donde habita Ma-dino Saurojoy. El nazisaurio al mando, un Rato orgulloso, se dirige hacia In-dino:

- Hoy has perdido, chico, pero no tiene por qué gustarte. Te invito a un trago ¿quieres?
- Preferiría escupirle en la cara, pero como no tengo con qué…
- Veo que conservas tu sentido del humor... ¿Acaso no te alegra que hayamos encontrado la Bankia? Recapacita, ahora algunos seremos más ricos y vosotros, los pobres, más pobres todavía. Yo lo llamo equilibrio. Otros, ecosistema.
- Dígame. ¿Por qué buscaba la Bankia: por la gracia de Dino-montoro o por la suya?
- Es inútil razonar contigo. Sólo los saurios como yo, pertenecientes a una raza superior, apreciamos el valor de las cosas.
- Los cre-dinos como usted, que andan a paso de ganso, deberían leer libros en vez de quemarlos.
- No los quemamos, sólo recortamos las palabras que les sobran… Como manda Wert-dino.
- ¿Sabe una cosa? Ma-dino Saurojoy podrá apoderarse del mundo y la Bankia, pero no podrá llevárselos con él. Yo seguiré bebiendo a su salud cuando él haya desaparecido”.

Ánimo y a continuar siendo optimistas. Al fin y al cabo, la Esperanza es lo último que se pierde.

Dinosaurios de andar por casa
Sonia Martínez Bueno

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