27.2.14

¡Menudo montón de bromalitos!

 
Hoy les vamos a hablar de un estudio sobre bromalitos. Sí, bromalitos, no coprolitos. Porque los bromalitos (término propuesto por Hunt en 1992, “comida pétrea”), englobarían a los verdaderos coprolitos, a los cololitos, a las regurgitalitas y a los gastrolitos. Es decir, cualquier resto del proceso de digestión, bien in situ entre los restos del organismo o bien una vez expulsado por cualquiera que sea el orificio corporal. De esta forma, de un plumazo se elimina la controversia de llamar coprolito o no a los bromalitos espiralados de tiburones sobre los que el investigador Christen D. Shelton ha realizado su estudio de morfometría.

Detalles de las medidas tomadas en los bromalitos. Además, abajo izquierda la ecuación resultante para medir el volúmen del bromalito. Abajo derecha, la ecuación de excentricidad de la elipse medial del bromalito.

Como este investigador apunta, hay pocos estudios acerca de la morfometría de los bromalitos. Además, los pocos que existen se basan en una muestra relativamente pequeña. Y hay que considerar también la problemática: cómo medir el volumen de mier.. ¡bromalitos! cuando el resto arqueológico o paleontológico no puede ser medido por el método tradicional de Arquímedes para calcular una densidad en una cantidad conocida de agua. Ante esta serie de preguntas, el autor tomó una muestra de 300 bromalitos espiralados procedentes de las “Archer City Bonebeds”, Pérmico Inferior, cerca de Archer City, Texas.

 Detalle de las múltiples regresiones de las medidas de los bromalitos.

El estudio permitió calibrar una nueva ecuación para calcular el volumen de los bromalitos. Además, este estudio manifiesta también que las predicciones de los estudios teóricos de M. E. William hace un par de décadas, en que el ratio longitud:anchura del bromalito serían 2.5:1 son bastante aproximados a las medidas morfométricas tomadas. Además, también se observa que por la morfometría de los bromalitos, no se puede diferenciar la presencia de más de una especie de tiburón. De todas formas, esta conclusión puede que sea la menos sostenida, puesto que hay dos poblaciones de bromalitos, algunos de ellos anfipolares, mientras que el resto de espirales son heteropolares.

En un apunte curioso, la ecuación obtenida en este estudio para calcular el volumen del bromalito, se aproxima bastante a la obtenida en otro estudio sobre un par de coprolitos de 2.4 litros de volumen atribuidos a Tyrannosaurus rex. El mundo de los excrementos y restos digestivos es un pañuelo.

Y por último, no podíamos evitar irnos sin dejarles con un matemático (esta vez ficticio) y su valoración cualitativa de la morfometría de bromalitos.


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26.2.14

La medio vacia botella medio llena de Lo Hueco


Como por arte de magia y sin ninguna provocación, el estado del proyecto de Lo Hueco se ha paseado estos días por los medios de comunicación nacionales.

En primer lugar, en el diario “El País” del último domingo nos encontrábamos con el artículo titulado “El limbo de los dinosaurios”.

El texto de Rafael Méndez es francamente atractivo, se interesa por el proyecto, le imprime un aire épico, añade unos toques de decadencia y frustración y por último nos deja con la soledad del farero, solos, ateridos en una fría y desvencijada nave industrial en medio de la nada, con una montaña de huesos que iban a ser el motor de desarrollo de occidente, pero que ahora solo acumulan polvo en la lejana Cuenca, mientras el equipo investigador, como un boxeador noqueado que sorprendentemente aún se sostiene en pie, recibe, uno tras otro, los nuevos golpes en forma de promesas de políticos que todos, incluso él, saben que nunca se materializarán…. (fundido a negro)

Ok, nos gustó. Pero ha tenido el efecto colateral de alarmar a la población dinointeresada en Lo Hueco. Supongo que es una obviedad plantear que, dependiendo de cómo lo cuentes, una misma botella puede estar medio llena o medio vacía.

Tras la publicación del artículo, en el entorno del grupo de investigación se ha recibido una importante colección de adhesiones incondicionales, que, por cierto, agradecemos, pero nos ha dejado un poco preocupados.

Con las mismas, ayer Francisco Ortega participó en el el programa "Esto me suena. Las tardes del Ciudadano García" de Radio Nacional de España.


En este caso, parecería que el estado actual del proyecto, abordado desde un punto de vista absolutamente huecófilo, vive en el mundo feliz de la piruleta: Lo Hueco está igual de bien que siempre. En estos días inciertos en los que cuesta financiar cualquier actividad científica, la colección cuenta con un proyecto de investigación del Plan Nacional en el que participan un buen grupo de investigadores que publican con cierta regularidad y se encarga de las funciones de conservación. Además durante el año pasado se ha disfrutado de un taller de empleo de restauración (que ya tiene asegurada su renovación este año), se está participando en los proyectos de desarrollo local del Plamit. Además, este año se presume un incremento de la actividad frente al público con las dos primeras exposiciones con presencia importante de dinosaurios de Cuenca...

Que complicado es todo… Creo que lo mejor es dejarles las dos historias y que saquén Vds sus propias conclusiones... Por nuestra parte, les mantendremos informados.

25.2.14

¡¡Megaterópodos de Teruel!!


No, no pretendía llamar la atención con un título llamativo para poder hablar de un tema totalmente distinto. Efectivamente, este post va a tratar sobre los megaterópodos del Jurásico Superior de la Formación Villar del Arzobispo (Teruel) publicados recientemente por el equipo de Dinopolis.

El material presentado en el trabajo estaba constituido por un fragmento de diente y un rastro de huellas tridáctilas. El diente de grandes dimensiones, pertenecería a un tetanuro indeterminado de gran tamaño, pudiendo, por tanto, asignarse a los grandes grupos como Carcharodontosauridae, Spinosauridae o Megalosauridae. Varias características presentes en el mismo, como una forma elíptica de la sección transversal, arrugas poco marcadas en el esmalte y su densidad de dentículos permiten excluirlo de Spinosauridae y Carcharodonotsaurida, afirmando así los autores que se asemejaría más a Megalosaurus o Torvosaurus. No obstante, el material es escaso y, por supuesto, hay que tener cuidado con esta afirmación. Además de este diente, otros dientes anteriormente publicados indicaban la presencia de un allosaurido indeterminado en la formación. Por lo tanto, el registro de la Formación de Villar del Arzobispo mostraría, al menos, evidencias de la presencia de dos tipos de terópodos de gran tamaño durante el Jurásico Superior.

Dientes de ?Megalosauridae indet.: MAP–4473 (Formiche Alto, Teruel) en vistas lateral (A), distal (B), mesial (C) y lateral (D), CPT–1980 (Riodeva, Teruel) (E), FS–1 (Alpuente, Valencia) (sensu Suñer et al., 2005) (F) y IPS–G1 (Galve, Teruel) (G) en vista lateral. Escala 5 cm para A–B y D–G y 5 mm para C.

El rastro de huellas tridáctilas, hallado en el yacimiento de El Castellar,  muestra marcadas diferencias en su morfotipo respecto a otros rastros de esta época, permitiendo así establecer un nuevo icnotaxón, que ha recibido el nombre de Iberosauripus grandis. Las características que presentan respecto a su tamaño y morfología, los autores afirman que podría tratarse de un rastro dejado por un Megalosaurido. Analizando en conjunto los icnotaxones descritos para grandes terópodos en el Jurásico Superior-Berriasiense de Europa, se pueden establecer dos grupos de huellas asociados a los dos grupos de terópodos de gran tamaño de esta época, Megalosauridos y Allosauridos, estando relacionados con los primeros el nuevo icnotaxón de Teruel.

Se ha estimado que estos terópodos alcanzarían unos 10 metros de largo en base a las medidas anatómicas de los dientes y las huellas en este trabajo. Su gran tamaño les conduciría a posicionarse como los máximos depredadores en este ecosistema durante el Jurásico Superior, ejerciendo una presión depredadora sobre el resto de dinosaurios, que estimularía el gigantismo de algunos de estos taxones, como los saurópodos del clado Turiasauria y el estegosauriano Dacentrurus.

Así que a diferencia de ahora, cuyo emblema de Teruel es un "Torico" de diminutas dimensiones, en el Jurásico Superior esta provincia alardeaba de tener gigantescos dinosaurios habitando por sus paisajes.

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21.2.14

¿Se puede colorear el pasado?


Tratar de inferir la coloración de animales extintos ha sido un rompecabezas tanto para paleoartistas como para científicos de todo tipo. La ausencia de tejidos blandos, o los procesos de fosilización por los cuales las evidencias de piel, plumas, protoplumas, filamentos, etc. pierden su coloración original, no lo ponen fácil.

Muestreo de melanosomas representativo de los diversos grupos de estudio. a) piel de arcosaurios, testudines y lepidosaurios, c) pelo en mamíferos, e) plumas de aves actuales.

La inferencia del color de los dinosaurios extintos se ha basado en una correlación entre la coloración y los orgánulos que contienen la melanina (melanosomas) en el plumaje de las aves. Un estudio recientemente publicado por Li y colaboradores explora la evolución de los melanosomas con algunas conclusiones nada esperanzadoras.

Muestreo de melanosomas en a) lepidosaurios fósiles, c) pterosaurios, e) dinosaurios no maniraptores, g) dinosaurios maniraptores.

El muestreo original de los melanosomas de 101 especies de aves actuales se amplió con especies de mamíferos, lepidosaurios, arcosaurios, testudines, y los únicos morfotipos de melanosomas registrados que están asociados al color negro puro, los de los pingüinos. Se incluyeron muestras de piel, plumas, pelo y filamentos. También se muestrearon especies fósiles de lepidosaurios, arcosaurios, testudines, pterosaurios, así como múltiples especies de dinosaurios del Jurásico Superior y Cretácico Inferior de China. El muestreo de dinosaurios chinos abarca desde el ornitisquio Psittacosaurus hasta las paraves y aves Anchiornis, Microraptor, Confuciusornis, etc.

Diversidad de melanosomas en Amniota.

De los análisis estadísticos se pueden obtener dos conclusiones. Por una parte se observan dos grandes eventos de diversificación de los morfotipos de melanosomas. Uno asociado a la aparición del pelo en mamíferos y otro, en los maniraptores (y sus descendientes, las aves). Los autores asocian este segundo evento a una convergencia en muchas funciones de la fisiología de las aves con la de los mamíferos, como puede ser tasas metabólicas elevadas o efectos pleiotrópicos sobre el sistema receptor de melanocortina.

La otra conclusión de estos estudios, es que solo en estos dos eventos evolutivos, el tamaño de los melanosomas y la coloración son correlacionables. En dinosaurios, al igual que ocurriría con arcosaurios más basales, tortugas o lepidosaurios, no existiría correlación entre la variabilidad de tamaños de los melanosomas y la coloración. Por lo que tratar de inferir la coloración se vuelve una tarea más difícil si no imposible.

Parece que no son buenas noticias para los interesados en ponerle color a los dinosaurios, ya que los únicos dinosaurios no avianos en los que podría establecerse una correlación e inferirse el color, con cierta seguridad, serían los maniraptores.

19.2.14

Lourinhasaurus alenquerensis, el retorno del Rey


Mucho podríamos escribir sobre este dinosaurio y muchas palabras hemos dejado fluir en los últimos meses sobre las numerosas horas perdidas buscando la identidad desconocida (o casi) de Lourinhasaurus alenquerensis, uno de los saurópodos más "problemáticos" del registro fósil portugués. Por ello, hoy intentaremos dar nuevas respuestas y a la vez abrir nuevas cuestiones con la revisión de este taxón. 

Lourinhasaurus alenquerensis fue hallado en Alenquer (Portugal) por el geólogo norteamericano Harold Weston Robbins. En 1957, este saurópodo fue publicado por Albert de Lapparent y Georges Zbyszewski como una nueva especie de Apatosaurus, Apatosaurus alenquerensis. Tras esta publicación se han dicho muchas cosas sobre este material, pero muy poco sobre su verdadera identidad. 

Isquios de Lourinhasaurus alenquerensis 

En 1998, el estudio del material clásico y un nuevo descubrimiento en Porto Dinheiro (Lourinhã), posibilitaron a Pedro Dantas y colaboradores definir un nuevo género, Lourinhasaurus. Sin embargo, un año después, un nuevo análisis por parte de José Bonaparte y Octávio Mateus reveló que el material hallado en Porto Dinheiro tenía características morfológicas distintas al saurópodo de Alenquer, permitiendo la definición del primer diplodócido europeo, Dinheirosaurus lourinhanensis. 

Después de este último trabajo, poco más se ha hecho en relación con este taxón, y el saurópodo de Moinho do Carmo quedó olvidado como un saurópodo problemático. En una investigación conjunta que cuenta con la participación de la Universidad Autónoma de Madrid, la Sociedade de História Natural de Torres Vedras, el Grupo de Biología Evolutiva UNED y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, se publica hoy por parte de Pedro Mocho, Rafael Royo-Torres y Franscisco Ortega, un nuevo intento de comprender el saurópodo más completo del Jurásico Superior Portugués. Incorporando Lourinhasaurus a un amplio análisis filogenético de saurópodos, se ha concluido que este dinosaurio puede ser asignado al grupo Camarasauromorpha. Además de su posición como camarasauromorfo basal, este estudio soporta la existencia de Camarasauridae como un grupo monofilético compuesto por Lourinhasaurus, Camarasaurus y Tehuelchesaurus

Fémur de Lourinhasaurus alenquerensis (Museu Geológico de Lisboa) 

La revisión del material clásico del yacimiento Moinho do Carmo depositado en el Museu Geológico de Lisboa, junto a la descripción de material inédito, ha permitido recopilar datos importantes para esta reevaluación sistemática, y dar un paso más en dirección a una mejor comprensión de los saurópodos del Jurásico Superior. No obstante, futuros análisis probarán la robustez de estos resultados e incrementarán todavía más la información sobre este saurópodo, el primer camarasauroídeo identificado en Europa. 

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El viviparismo marino surgió... en tierra firme

Esa es la conclusión a la que han llegado Motani y colaboradores tras estudiar el fósil de un icitiosaurio que murió mientras daba a luz. El material encontrado pertenece al género Chaohusaurus, un ichthyopterygio basal del Triásico Inferior de China, y aunque incompleto, se encuentra tan bien preservado que presenta los restos de tres embriones articulados (a los que estaba alumbrando cuando murieron, tanto madre como hijos). 

Como sabréis todos, no es precisamente el primer fósil de este tipo, y todos tenemos en la cabeza las típicas imágenes de ictiosaurios dando a luz a sus crías vivas en el agua. Sin embargo, este espécimen de Chaohusaurus (recolectado entre los restos de muchos otros individuos de su mismo género y de otros ichthiopterygios basales) se diferencia de los ictiosaurios más derivados por la posición de los embriones al nacer: de cabeza, al contrario que otros miembros más modernos del clado (donde lo primero que sacaban las crías era la cola). Los autores consideran esta postura al nacer menos derivada y menos adaptada al medio acuático, y proponen que sería la posición característica en los ancestros terrestres de estos animales.


Además, en el artículo se hace un repaso a todos los amniotas marinos en los que hay evidencias de viviparismo (tanto actuales como del registro fósil) para intentar seguir la historia evolutiva de este rasgo que ha aparecido de manera independiente en numerosas ocasiones. Así, se pasa lista a otros ictiosaurios, a cetáceos, a sauropterygios, a mosasaurios y a los reptiles Mixosaurus e Hyphalosaurus, así como a las actuales serpientes marinas, y las evidencias (incluyendo las moleculares, en el caso de los ofidios) parecen indicar que en todos estos organismos el viviparismo es un carácter heredado de sus respectivos ancestros terrestres. Sugieren, además, que una posible causa para el origen terrestre del viviparismo en todos los amniotas marinos sea que este rasgo parece surgir en climas fríos, gracias a la termorregulación materna, y que en el medio acuático dicha termorregulación es mucho menos efectiva. Puesto que es probable que tanto Ichthyopterygia como Sauroptergya surgieran de ancestros terrestres vivíparos en el Triásico Inferior, esta pudo haber sido una estrategia común entre los reptiles terrestres durante la fase de recuperación tras la extinción del Pérmico.


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18.2.14

Doctor K #15: Los dientes del Sultán





Hola:

Enhorabuena. Es fabuloso que alguien ofrezca esta pagina. Soy un modesto aficionado a los fósiles. Todas las navidades bajo a Marruecos, con mi hija, en el todo terreno. Hace varios años que busco por Taouz los dientes que, luego en Madrid, identifico y archivo en mi pequeña colección.

Este año no consigo localizar al dueño de este diente.


¿Me puedes ayudar?

Un afectuoso saludo.

José María 

Hola José María,

Con respecto a tu pregunta, a primera vista me arriesgaría a decir que no nos encontramos ante un diente. Diría más bien que el ejemplar que adquiriste en Marruecos, sería una escama de pez.

Las escamas de pez pueden ser de varios tipos. Por ejemplo, en peces cartilaginosos las escamas son de tipo placoideo y también se denominan dentículos dérmicos. Se forman en la dermis y emergen atravesando la epidermis. Por otro lado, en los osteictios o peces óseos, se distinguen varios tipos de escamas. Las de tipo cosmoideo aparecen en celacantos y otros grupos fósiles. Son gruesas y presentan capas de hueso laminar, esponjoso, dentina y esmalte. Las escamas ganoideas son escamas duras y fuertes, y poseen una capa gruesa de hueso laminar, hueso esponjoso y esmalte. Aparecen, por ejemplo, en los lepisosteidos. Las escamas más extendidas en los peces actuales son las de tipo elasmoideo, que están formadas exclusivamente por hueso laminar. Dentro de las escamas elasmoideas, se pueden distinguir las de tipo ctenoideo (con un conjunto de finos dientes a lo largo del borde posterior) y las de tipo cicloideo (que son redondeadas en su borde posterior).


En el caso que nos ocupa, podría tratarse de una escama ganoidea fósil, cuyo grosor y la presencia de esmalte pueden llevar a confundirla con un diente. De cualquier manera, como en el cuento del Sultán, no pienses que has perdido un diente, sino que has ganado una bonita escama ganoidea.

Hasta aquí la respuesta a la pregunta. No obstante, no quería acabar aquí la sección de hoy sin recordar nuestra opinión sobre la compra-venta de fósiles. Por ello, recomiendo echar un vistazo al post "¿Qué hago con este fósil?" o a una pregunta anterior de esta, vuestra sección: "Doctor K #03: ¿Nos vamos de museo?".

Espero haberte ayudado.

DOCTOR K


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Referencias:

17.2.14

Y ahora... Concavenator 3D


Echando un vistazo al blog del Paleofreak, cosa que deberíamos hacer todos... últimamente incluso él, que nos tiene abandonados vía blog :), nos encontramos con este modelo 3D de Concavenator pergeñado por Manuel Bejarano.


Tiene gracia esto de poderse hacer uno sus propios dinosaurios en la impresora... Y si no, siempre se le puede pedir un ejemplar al autor por algo más de 6 euretes...

(Por supuesto, con esta publicidad gratuita no pretendemos que nadie se estire y nos haga llegar uno de esos Concavenator de plástico)

Ilústranos... Zdeněk Burian

Y en la sección "Ilústranos..." seguimos saltando de artista en artista, de estilo en estilo, de época en época. Tras el desconocido Joschua Knüppe, hablaremos hoy del famosísimo Zdeněk Burian. Alguien de quien está todo dicho y del que se saben obra y milagros, pero, al igual que en el caso de Charles R. Knight, al que está bien recordar de vez en cuando, puesto que el mundo de la paleoilustración le debe muchísimo y no sería lo mismo sin él. 


Zdeněk Michael František Burian nació en Kopřivnice (¿cómo diablos se pronuncia esto?), en la República Checa, el 11 de Febrero de 1905, y murió en Praga el 1 de Julio de 1981. En 1919 ingresó en la Academia de Bellas Artes de Praga tras pasar una prueba en la que los examinadores le aprobaron por unanimidad. Empezó una carrera exitosa como artista e ilustrador de libros dentro de su país. Sin embargo, en 1935 empezó a colaborar con el paleontólogo Josef Augusta, y a partir de ese momento sus trabajos le reportaron una enorme fama internacional, sobre todo a partir de los años 50.


Siguiendo la estela de Knight, Burian trabajó con una enorme popularidad durante cinco décadas. Sin embargo, sus trabajos más aclamados y de mayor calidad (de nuevo, no hablaremos de la validez de las imágenes hoy en día) fueron aquellos hechos bajo el consejo de Augusta, que escribía incluso pequeños textos descriptivos para sus obras. Tras la muerte de Augusta (1962) se considera que algunas de sus obras son de una calidad algo menor.


Es curioso que Burian, pese a lo que cabría esperar, pocas veces podía acceder directamente a material para documentarse (como suele ser habitual en la labor de los paleoilustradores). En su lugar, tenía que conformarse con fotografías y dibujos como material de referencia. Y aun así, realizaba magníficas pinturas con un enorme detalle, en el que los animales parecían siempre en movimiento. Utilizando casi siempre óleos, en color o en blanco y negro, retrató todo tipo de organismos y paisajes de todas las épocas: dinosaurios, pterosaurios, mamíferos, anfibios, peces, artrópodos, reptiles terrestres y marinos, homínidos...etc.


Burian fue un artista realmente prolífico. Al margen de los cientos de ilustraciones de carácter paleontológico y paleoantropológico, realizó pinturas de paisajes y de carácter naturalista, y también de distintas etnias. Además, como hemos comentado, en sus primeros años realizó portadas e ilustraciones para diversos libros, incluyendo novelas de Stevenson; sus obras se cuentan por decenas de miles. La red está llena de sus trabajos, así que os recomendamos que os pongáis a teclear y disfrutéis.

16.2.14

Hace 10 años: el día que Concavenator pasó desapercibido....


No pretendo hacer una reflexión sesuda sobre lo que ha influido internet en la difusión de todo tipo de noticias (y especialmente de las que afectan a este blog), ni me voy a a poner a hacer estadísticas para justificar que nos encontramos en medio de una ciber-dinosaur-renaissance, pero me llama la atención una efeméride discreta que paso a comentaros y que puede que os ayude a extraer vuestras propias conclusiones:

Hoy hace diez años que Concavenator fue presentado al público... 

Raro ¿eh?, pero rigurosamente cierto y comprobable.

El dinosaurio carcarodontosaurio del yacimiento de Las Hoyas (Cretácico Inferior de Cuenca) fue localizado en una cuadrícula (abierta en 1986 por el geólogo Santiago Prieto) durante la campaña regular del verano de 2003, pero la extracción del ejemplar no pudo realizarse hasta Noviembre de 2003. Desde el principio todos los implicados eran conscientes (más o menos) lo que se traían entre manos: el primer gran dinosaurio terópodo (articulado y casi completo) de España, pero las cosas se sucedían con naturalidad. Con tanta naturalidad que, en una charla con el entonces corresponsal de EFE en Cuenca el asunto se trató sin reservas y hasta nos hizo ilusión que se publicase esta nota:

Hallan en un yacimiento de Cuenca un dinosaurio de grandes proporciones
EFE 16 de Febrero de 2004
CUENCA.- El equipo investigador del yacimiento del Cretácico Inferior de Las Hoyas, en la Serranía de Cuenca, está estudiando los restos de un nuevo dinosaurio hallado en la última campaña de excavaciones, desarrollada el pasado verano, que es el animal más grande aparecido hasta ahora en el yacimiento. Según explicó el paleontólogo conservador de la colección de fósiles de Las Hoyas, Francisco Ortega, los restos están aún en proceso de estudio pero es probable que sean tan determinantes como los de Pelecanimimus polyodon, un ornitomimosaurio hallado en 1993 que fue el primer dinosaurio que apareció en España con el cráneo completo y el primero de esta especie hallado en Europa. Los nuevos restos no son de un ornitomimosaurio, sino probablemente de un dinosaurio carnívoro de unos seis o siete metros, es decir “muy grande comparado con los que han aparecido hasta ahora en Las Hoyas”, destacó Ortega, que añadió que con seguridad son los restos de animal más grandes hallados en el yacimiento.

Ya está, toda la información sobre la mesa.... y eso fue todo. Desde ahí, fundido a negro hasta la presentación del ejemplar seis años después en septiembre de 2010.

No es grave, no había mucho más que contar, y puede que no fuese el momento de hacerlo, pero no deja de resultar sorprendente. Estoy casi seguro de que hoy las cosas hubiesen sido distintas. Supongo que el fenómeno que hemos disfrutado posteriormente (la generalización del consumo de ese tipo de noticias y su dinámica en Internet) habría amplificado un asunto así a través de la prensa digital, de blogs como este, de facebook o de twitter. Supongo también que hoy la actitud de "El equipo investigador del yacimiento del Cretácico Inferior de Las Hoyas, en la Serranía de Cuenca" hubiese sido otra. Pero no fue así.

Evidentemente, las cosas han cambiado mucho en los últimos diez años, pero no se puede negar que la vida pública de Concavenator tuvo un comienzo discreto.

13.2.14

Tras los pasos del pollosaurio


Aunque algo comparte el estudio recientmente publicado en PLoS ONE, han variado un par de condiciones físicas de pollos para aproximarles a sus parientes no avianos.

Grossi y colaboradores han seleccionado un grupo de doce polluelos sobre los que han planteado dos aproximaciones a la forma de andar de los terópodos no avianos. La primera, colocando un contrapeso a una de las tres poblaciones de la muestra. La segunda, colocándoles una cola artificial con la que han crecido y acostumbrado a andar. Ambos experimentos se llevaron a cabo desde poco después del nacimiento hasta la madurez sexual (y sí, cambiando el peso y la cola por unas equivalentes en tamaño para que los pollos se acostumbrasen a estos elementos).



El objetivo era modificar el Centro de Masas del animal. Clásicamente se ha propuesto que el andar de los terópodos bípedos sería mediante un fémur más verticalizado, con un centro de masas más próximo a la pelvis y zona posterior del cuerpo. Y que estaría controlado por un andar pelviano, gracias al músculo caudofemoralis longus, en lugar de regido por el tendón de la corva y flexión de la rodilla como en las aves.

Una vez los tres grupos de polluelos crecieron, dos de ellos adaptados a las modificaciones, se les grabó en reposo y en movimiento. Y a partir de los vídeos y por técnicas bastante estandarizadas en kinesiología y estudios biomecánicos, se analizó el rango de movimiento de cada parte de la pata.


Cabe destacar que este estudio se basa en otro previo muy parecido por Carrano y Biewener (1999). Los resultados coinciden en algunas predicciones de modelos biomecánicos previos o las observaciones de los pollos con contrapesos de Carrano y Biewener. Aunque hay ciertas diferencias, ya que Grossi y colaboradores sí que llegan a observar que el fémur del grupo de pollos con colas artificiales tiende a ser verticalizado, como predicen los modelos dinosaurianos, mientras que el de Carrano y Biewener no. Los autores plantean que tal vez sea a que ellos han permitido a los pollos ejercitarse, no estaban encerrados en jaulas, si no que en relativa libertad se habrían acostumbrado mejor a los pesos o las colas respectivamente, además del tipo de colas utilizadas (sin pesos de plomo en su extremo, como en el estudio clásico).

 Diferencias entre las posiciones del fémur y los ángulos con respecto a cada fase de un paso (en %).

Los autores concluyen que las aves modernas pueden ser utilizadas como aproximación en conjunto a otras técnicas hoy en día extendidas y abrir un nuevo rango de estudios y planteamiento de hipótesis novedosas sobre biomecánica de dinosaurios.

 
 Reconstrucción de Emily Willoughby al leer el artículo y ver el vídeo.

Pero también indican, con acertada prudencia, que los resultados registrados han de manejarse con cuidado a la hora de llegar a conclusiones sobre la biomecánica de dinosaurios. Entre ellas, por las diferencias morfológicas en la pelvis aviana, el que las aves posean extremidades posteriores menos robustas. Y un dato importante, el Centro de Masas no se va desplazando en la evolución de los terópodos próximos a las aves como en las aves por una simple reducción de la cola. El cambio morfológico más importante para este desplazamiento del centro de masas, fue la modificación y alargamiento de las extremidades anteriores de las aves más primitivas (las alas). Por lo que testar diferentes hipótesis con aves modernas modificando algunas condiciones físicas, requeriría duplicar estas condiciones. Y reducir la masa de las extremidades pectorales, es un poco difícil… y mejor no intentarlo, algunas aves se las traen mejor que otras.

12.2.14

Va de dientes y cladogramas

Recientemente se ha publicado un artículo en el que se realizan varias metodologías para identificar dientes aislados de terópodos, concretamente, cuatro dientes procedentes de la Formación Lourinha del Jurásico Superior de Portugal. Además de estas metodologías, el artículo cuenta con una amplia base de datos de dientes del grupo Theropoda de todas partes del mundo y con descripciones exhaustivas de los mismos, aportando información muy útil como una guía de la dentición de este grupo.


Dientes aislados (ML-327, arriba; ML-966, abajo),
interpretados por los autores como dientes de Abelisauridae. 

La identificación de estos dientes está basada en análisis morfométricos y cladísticos. Para los primeros, los autores muestran la disposición de dientes de distintos terópodos en gráficas bivariantes y analizan la posición que muestran los dientes aislados objeto de estudio. Aunque los resultados muestran que existe poca variación entre algunos de los grandes terópodos de distintos clados y que, por tanto, interpretar a que taxón corresponden los dientes analizados podría ser ambiguo, los autores integran la información obtenida en todos los resultados para determinar que dos de los dientes pertenecerían al grupo de los abelisauridos.

A estos análisis, se les añade un estudio filogenético, según los autores, basado en una matriz de 141 caracteres exclusivos de la dentición, el maxilar y el dentario. El resultado es un "cladograma" bastante peculiar ya que en él se puede observar que no se indican de forma fiable las relaciones entre los clados superiores de terópodos, como es el caso de los troodontidos que aparecen en la base del árbol o de los compsognathidos definidos aquí como grupo parafilético, entre otros. En el trabajo, estos resultados son justificados como muestra de unos patrones claros de homoplasia que lo que justificarían es una clara convergencia en la dieta y, que aún así, los resultados si que mostrarían que los caracteres basados en la dentición son capaces de distinguir a nivel familia. Para concluir, esta matriz de caracteres es agrupada, junto con 6 recientes matrices de caracteres de todo el esqueleto realizadas para el grupo Theropoda, en una supermatriz. Los resultados finales muestran que los dientes analizados corresponderían a Dromaeosauridae, Megalosauridae y Abelisauridae, siendo para este último clado, su primera evidencia en el Jurásico Superior de Laurasia.

Cladograma consenso resultado del análisis realizado en el trabajo a partir de caracteres basados en la dentición.

Quizás sería necesario dar una pequeñita vuelta al trabajo y mirar con lupa crítica algunos de los resultados y de las interpretaciones finales realizados en el mismo pero, por supuesto, en este post no vamos a hacerlo, más de lo que lo hemos hecho, así que para ello dejamos a continuación un enlace al mismo por si alguien tiene interés en verlo todo con más profundidad.

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Más información:

11.2.14

«¿Donde está mi Wedel, 2003?»


Hoy traemos otro clásico de la Paleontología de saurópodos, un estudio que marcó la primera fase de la sauropodología moderna, que tuvo su inicio en la transición entre el siglo XX y el siglo XXI. Las vértebras de los dinosaurios saurópodos son de extrema complejidad, llenas de laminas, fosas y a veces con una compleja estructura de interna, y además, son altamente neumáticas. Esta morfología, que en algunos aspectos también es adquirida por los terópodos (incluyendo las aves), es en saurópodos especialmente marcada, destacando en los saurópodos diplodócidos (como Diplodocus) y titanosauriformes (como Giraffatitan).

En 2003, Mathew Wedel recopiló en su publicación en el Journal of Vertebrate Paleontology, una serie de reflexiones que tenían su origen en sus estudios previos sobre neumaticidad en saurópodos. Sus trabajos, que tienen como punto de partida el estudio de Sauroposeidon, conocido por sus vertebras de grandes dimensiones, han permitido sistematizar las numerosas y distintas morfologías presentes en los saurópodos. Este trabajo cuenta con la descripción de la neumaticidad de saurópodos como Barapasaurus, Haplocanthosaurus, Mamenchisaurus, Camarasaurus, Apatosaurus, Diplodocus, Euhelopus, Giraffatitan, utilizando técnicas de CT scan.


Aunque se trata de un trabajo indispensable, hoy en día la información que tenemos sobre la neumaticidad es considerablemente mayor, y en parte surge como resultado de estos estudios previos. Denominaciones como camellate o camerate son términos corrientes en el diccionario de cualquier sauropodero, y el uso de CT scan es cada vez más común en los estudios de neumaticidad. Por ejemplo, un saurópodo cercano como Tastavinsaurus, descubierto en los sedimentos cretácicos de Peñarroya de Tastavins (España), cuenta también con reflexiones importantes de la estructura interna de sus vertebras dorsales (Royo-Torres, 2009). 

Actualmente, tenemos una visión mucho más amplia de la distribución de la neumaticidad y sus características en la filogenia de los saurópodos, aunque su evolución está todavía llena de dudas y problemas, que esperamos se vayan solucionando en breve.


10.2.14

Un rostro con personalidad

Ni más ni menos. Eso es lo que tiene Atopodentatus unicus: un cráneo bastante curioso (y lo cierto es que eso es quedarse corto). Es algo grotesco, incluso. Tanto, que parece sacado de algún circo de los horrores del Triásico. Echadle un vistazo a la foto de debajo y decidnos si nos equivocamos.


Pero vayamos por partes. Lo que estáis viendo son los restos de un nuevo reptil marino del Triásico Medio de China, Atopodentatus unicus. El esqueleto post-craneal es relativamente normal: cuerpo alargado, cuello corto, cinturas escapular y pélvica fuertes que sugieren cierta unión también al medio terrestre... Un rasgo peculiar son sus falanges terminales similares a pezuñas, algo solo visto en el placodonto Psephoderma alpinum. Pero cuando llegamos al cráneo.... ay, amigos. El cráneo es el plato fuerte. Para empezar, presenta montones de dientes esmaltados muy pequeños y finos, con forma de aguja o acícula; una especie de versión ósea de las barbas de las ballenas. Además, la mandíbula se deprime levemente abajo, con cierta forma de pala. Las maxilas son muy peculiares, pues se curvan hacia abajo, dibujando una clarísima L. Y aún más impresionante, las premaxilas se encuentran separadas por una enorme hendidura entre las dos, con varios dientes enfrentados entre sí. Una auténtica barbaridad, vamos.


Estas estructuras no son móviles en absoluto, ni parecen especialmente fuertes, por lo que los autores sugieren, tentativamente, una función, y por tanto, un modo de vida, filtrador. Así, Atopodentatus se alimentaría de pequeños animales del plancton, como crustáceos. Además, la filogenia propuesta por los autores sitúa a Atopodentatus como un miembro basal de Sauropterygia, a medio camino entre Saurosphargidae y los primeros. Habrá que esperar a que aparezcan nuevos ejemplares de A. unicus o nuevos taxones emparentados que nos ayuden a esclarecer un poco más la historia evolutiva de estos extrañísimos organismos.


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Más información:

6.2.14

Eodortoka morellana en los medios


Parece que tomar el sol en el Levante Peninsular no solo es muy apreciado por los turistas y domingueros actuales. O al menos eso se deduce al leer recientes titulares de la prensa en los que se habla de “la tortuga mesozoica que tomaba el sol en Castellón”. Con éste y otros curiosos calificativos (como la especie de tortuga más antigua de Europa!) se ha aludido en los medios a la recientemente descrita Eodortoka morellana, la única tortuga pleurodira definida en el Cretácico Inferior de Europa, y, más concretamente, procedente de la clásica localidad castellonense de Morella.

Entre las numerosas noticias publicadas en la prensa anunciando su descubrimiento podemos destacar las siguientes:
Por otro lado, el diario Comarques Nord dedicó el siguiente vídeo a la presentación de Eodortoka morellana (25/01/2014):

5.2.14

IX Congresso Nacional de Geologia (Oporto, Portugal)


La IX edición del Congresso Nacional de Geologia/2º Congresso de Geologia dos Países de Língua Portuguesa de Portugal que este año se celebrará en Oporto del 18 al 24 de Julio ya está en marcha. La web del congreso ya está disponible y quedan pocos días de plazo para el envío de resúmenes (10 de Marzo de 2014).


Fechas importantes:

  • Envío de resúmenes: hasta 10 de Marzo de 2014 

  • Aceptación de resúmenes: hasta 21 de Abril de 2014 

  • Inscripción en el congreso con reducción de tasa: hasta 19 de Mayo de 2014

  • Inscripción en el congreso sin reducción de tasa: 20 de Mayo hasta 4 de Julio de 2014


  • Inscripciones/Precio:

    Inscripción normal 
    (A) hasta 19 de Mayo 2014 - 300€ 
    (B) de 20 de Mayo hasta 4 de Julio 2014 - 450€ 

    Socios de las sociedades geológicas de los PLP (Países de Lengua Portuguesa) y estudiantes de doctorado
    (A) hasta 19 de Mayo 2014 - 225€ 
    (B) de 20 de Mayo hasta 4 de Julio 2014 - 350€ 

    Estudiantes de 1º y 2º ciclo 
    (A) hasta 19 de Mayo 2014 - 75€ 
    (B) de 20 de Mayo hasta 4 de Julio 2014 - 150€

    Para más información: 

    4.2.14

    El auge de Dinosauria: ¡Hazte con todos!

    La aparición de diversos grupos de arcosaurios durante el Triásico.

    Desde que George Gaylord Simpson publicase “Tiempo y Modo en Evolución” en 1944, los investigadores han buscado las pistas para comprender cómo se diversifican los clados. Simpson introdujo la importancia de las “radiaciones adaptativas” o momentos de diversificación, en que los clados adquirían sus características morfológicas y se establecían sus roles ecológicos.

    Multitud de estudios han seguido, buscando al explicación a por qué hoy en día podemos observar clados más ricos en especies y otros, por el contrario, poco diversos. Véase las aves frente a las escasas especies de cocodrilos.
    Gran cantidad de estudios de este tipo asumen de partida que la diversidad y disparidad morfológica están emparejadas o acopladas.

    Hoy les presentamos un reciente estudio de M. J. Benton y colaboradores, que tratan de explicar, por medio de los dinosaurios, cómo ambos patrones pueden estar desacoplados.

    Los dinosaurios, o por lo menos los dinosauriomorfos, aparecen en la lenta recuperación de las faunas terrestres tras la mayor extinción en masa de la historia terrestre, la extinción del límite Pérmico-Triasico. En un ambiente de desertización globalizada, sistemas arrasados o cuyos nichos no estaban ocupados, los dinosauriomorfos comienzan a expandirse entre las faunas que recolonizan los ecosistemas, entre los 247 y 242 millones de años.


    ¿Dispares y diversos?


    El primer análisis numérico basado en la filogenia de todos los dinosaurios conocidos, demostraba que los grupos eran más distantes entre sí, morfológicamente, entre los grupos más basales. Parece ser que pese a que aún no eran el grupo más diverso, puesto que los ecosistemas eran dominados por los crurotarsos. Los dinosaurios contaban con una elevada disparidad para su temprana historia finitriásica.

    Este hallazgo parece dar peso a la hipótesis sobre el aumento de disparidad (primero) y luego de diversidad (posterior) entre tetrápodos.


    ¿Competición agresiva?

    Las gráficas muestran IZQDA. los cambios en tamaño (representado por el log de la longitud del fémur) de diversos grupos durante el Triásico-Jurásico. DRCH. La disparidad de morfoespacios entre Dinosauria y Crurotarsi. Y parece que estos últimos estaban en forma durante el Triásico.

    Los trabajos clásicos hablan de adaptación cual gesta épica por la que los dinosaurios superaron a los crurotarsos en su carrera por dominar los ecosistemas. La verdad es que esta afirmación comienza a mostrar solera. Y numerosos estudios recientes la refutan.

    Benton y colaboradores muestran como los crurotarsos y dinosaurios estarían codo con codo hasta el Jurásico Inferior. Es más, hay momentos que los primeros superarían en formas dispares a los segundos, mostrando que los crurotarsos experimentarían nuevos morfoespacios y no eran precisamente un clado en declive.
    ¿Cuál puede ser la causa entonces?

    Gran parte del éxito de los dinosaurios no se debe a superar a los crurotarsos. Más bien, a sobrevivirles.

    Se proponen dos adaptaciones clave, la velocidad de crecimiento y un eficiente sistema respiratorio. Y se deja abierta la puerta a una tercera, la endotermina o “sangre caliente” dados estudios recientes. Estas características habrían permitido superar con un impacto menor los tres eventos de extinción y cambios faunísticos del Triásico-Jurásico. Es más, estudios recientes evidencian que algunas de las adaptaciones clave atribuidas en el pasado como la postura parasagital o verticaliación de las extremidades, no fue algo adquirido únicamente por los dinosaurios. Por lo que parece más bien que fueron capaces de superar los distintos eventos, más que ganar la mano por la dominancia de ecosistemas o la carrera de armas predador-presa a la que estaban sometidos todos los arcosaurios del Triásico.

    Y para entrar en detalles, solo queda recomendar acudir a la lectura original del articulo. Así termina la historia de cómo unos pocos y diminutos seres se convirtieron en muchos, y luego más, y todos distintos, y ya ni recordamos el nombre de todos y cada uno de ellos de tantos como son… eh, espera un momento, eso me recuerda a haberlo visto en otro sitio…


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    3.2.14

    El invierno de Pepito

    Puesto que la mañana está siendo tan nevada, hemos decidido contagiarnos nosotros también de ello, y enseñaros la escultura de nieve que hicieron Elena Cuesta, que está haciendo su doctorado sobre Concavenator corcovatus en la Universidad Autónoma de Madrid, e Ignacio Monedero, también doctorando en la UAM, del susodicho terópodo este fin de semana pasado en la nieve.


    El pobre animal parece que acabó sepultado bajos centímetros y centímetros de nieve, pero pudo asomarse lo suficiente como para que le veamos su cabeza y su característica joroba. Parece que Pepito, tan acostumbrado a las cálidas temperaturas del Cretácico Inferior, también sabe disfrutar de los fríos inviernos del Holoceno.