5.6.14

Los reptiles mesozoicos marinos y la tectónica


Durante el Mesozoico, varios grupos de reptiles marinos experimentaron un espectacular retorno desde la tierra al medio acuático, colonizando la mayoría de los ambientes marinos. Estos reptiles correspondían a taxones altamente diversificados, tanto sistemática como ecológicamente, incluyendo varios de los mayores depredadores de esos ecosistemas marinos. Los principales clados fueron Ichthyosauria, Sauropterygia, Thalattosauria y varios linajes de Testudinata, Crocodyliformes, Rhynchocephalia y Squamata.

Hasta ahora ningún trabajo recopilaba y revisaba todas las referencias a la distribución de esos taxones, y las analizaba desde el punto de vista geográfico, paleobiogeográfico y temporal. Un nuevo artículo, publicado en Gondwana Research, recoge una exhaustiva compilación de las ocurrencias de esos reptiles, tanto a nivel genérico como supragenérico, teniendo en cuenta los paleoambientes en los que habitaban. Estos datos son presentados sobre mapas paleogeográficos, correspondientes a varios periódos: Triásico Inferior, Medio y Superior; Jurásico Inferior, Medio y Superior; Cretácico Inferior, “Medio” y Superior. A partir de eso, estos datos son analizados para deducir patrones de dispersión, así como factores ecológicos y biológicos responsable de su distribución.

De esta manera, el nuevo trabajo demuestra que existe una estrecha relación entre la distribución paleobiogeográfica de los reptiles marinos mesozoicos y la desfragmentación de Pangea. De maneura global, los reptiles marinos se distribuyen a través de los corredores marinos generados tras la desfragmentación de este supercontinente. Se observa que la mayoría de los clados de reptiles marinos mesozoicos exhibían una distribución cosmopolita o, al menos, pandémica, desde etapas tempranas de su historia evolutiva. La adquisición de adaptaciones morfológicas para la vida completamente acuática, combinada con el desarrollo de caracteres termofisiológicos específicos, son identificados como responsables de que muchos de esos animales fueran eficientes nadadores de largas distancias.


De manera general se identifica a taxones del Triásico Inferior como formas costeras. Sin embargo, a finales del Triásico y durante el Jurásico, la ruptura de Pangea resultó en la formación de importantes corredores marinos que conectaban el Tethys con los océanos Atlántico Norte y Pacífico. Esta tendencia se incrementó durante el Cretácico, con la expansión del Océano Atlántico y la ruptura de Gondwana, permitiendo a los reptiles marinos de aguas abiertas distribuirse a lo largo de amplias distancias. Sin embargo, a pesar de que se realizaban importantes cambios faunísticos a escala global siguiendo un modelo de dispersión, algunas regiones, como es el caso del Tethys mediterráneo, se caracterizaban por una peculiar composición faunística, ilustrada mediante la ausencia de migraciones. Esto contrata con la aparente ausencia de barreras. Por tanto, aunque la tectónica de placas facilitó intercambios faunísticos globales, otros parámetros, tales como aquellos de carácter ecológico o biológicos, jugaron un relevante papel en el endemismo de algunos de esos grupos marinos, tal como ocurre en la actualidad.

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