3.2.20

Sobreviviendo a la extinción finicretácica: una tortuga primitiva terrestre en el Cenozoico de Laurasia


Todas las tortugas actuales corresponden a dos linajes, separados en el tiempo desde el Jurásico, hace más de 160 millones de años. Sin embargo, esos dos linajes de tortugas “modernas” no son los únicos que han existido. Así, se conocen muchos grupos de tortugas primitivas, la mayoría de ellos habiendo habitado antes del origen de esas formas modernas. Algunos consiguieron sobrevivir más tiempo, coexistiendo con ellas durante el periodo en el que los grandes dinosaurios dominaron la Tierra, pero desapareciendo como consecuencia del fenómeno de extinción masiva que acabó tanto con los dinosaurios (a excepción de las aves) como con muchos otros organismos, hace unos 66 millones de años. Hasta ahora únicamente se conocía una excepción. Así el único linaje de tortugas primitivas terrestres identificado como superviviente de ese fenómeno eran las llamadas “tortugas con cuernos” o meiolánidos. Estas curiosas tortugas son exclusivas de la región sur del Hemisferio Sur, su registro fósil estando bien representado en las actuales Oceanía y Sudamérica. De hecho, sus últimos representantes habitaron en tiempo relativamente reciente, conviviendo con el ser humano, identificado como el principal causante de su desaparición.


La información sobre los vertebrados que habitaron en Europa durante los diez millones de años posteriores la citada extinción masiva que marcó el final del Mesozoico o periodo dominado por los grandes reptiles es muy limitada, debido al escaso número de yacimientos de ese periodo. Debido a la resistencia del caparazón, y a la relativa alta abundancia de este grupo de reptiles en muchos ecosistemas, las tortugas son uno de los grupos de vertebrados mejor representados en esos yacimientos. Estudios recientes sobre sus restos muestran que las faunas europeas de tortugas experimentaron un cambio radical: desaparecieron las formas que habitaron en este continente en momentos anteriores a la extinción, su papel en muchos ecosistemas quedando vacante hasta la relativamente rápida llegada de nuevos grupos de tortugas provenientes de diversas direcciones (Norteamérica, África y Asia). Todos los grupos de tortugas hasta ahora identificados en los nuevos ecosistemas europeos correspondían a miembros de los dos linajes de tortugas modernas. De hecho, ninguna tortuga primitiva era reconocida, en el Hemisferio Norte, en el registro de los últimos 66 millones de años. Sin embargo, un nuevo estudio que acaba de ser publicado en una revista del bien conocido Nature Publishing Group, Scientific Reports, muestra que las tortugas modernas no estaban solas. Así, se ha realizado un curioso hallazgo: una tortuga primitiva sobrevivió en Laurasia (es decir, en las tierras emergidas que actualmente constituyen el Hemisferio Norte) tras la extinción masiva. Esta tortuga terrestre corresponde a una nueva forma, con características anatómicas muy peculiares.


Considerando tanto que habitó en esa región del Planeta (Laurasia), como a que corresponde a un auténtico superviviente de tiempos anteriores (un animal relicto), esta nueva tortuga ha sido denominada Laurasichersis relicta. Laurasichersis ha sido descrita a partir de abundante material proveniente de un yacimiento del noreste de Francia, su presencia siendo también identificada en Bélgica. Sin embargo, Laurasichersis no tiene nada que ver con las formas primitivas del Mesozoico de Europa. Su origen hay que buscarlo en otro continente: se trata del último representante de un grupo previamente identificado a mucha distancia, en China y Mongolia, donde era conocido desde el Jurásico, más de 100 millones de años antes de que habitara la nueva Laurasichersis. Este grupo llegó a Europa muy poco tiempo después del final del Mesozoico. El motivo por el que Laurasichersis sobrevivió a la gran extinción, pero no ninguna de las otras tortugas terrestres primitivas norteamericanas, europeas o asiáticas, resulta todo un misterio. De hecho, el linaje de Laurasichersis no tiene nada que ver con el de las “tortugas con cuernos” de las masas continentales del sur del Planeta, del que se separó más de 100 millones de años antes, evolucionando de manera independiente.


La nueva tortuga europea tenía un tamaño relativamente grande, el caparazón de los individuos adultos excediendo los 60 cm de longitud. Como ocurre con las otras tortugas primitivas, se considera que Laurasichersis carecería de la capacidad de retraer el cuello dentro del caparazón, para poder ocultar así la cabeza frente a los depredadores. Por este motivo, generó otros mecanismos para su protección, destacando la presencia de una importante coraza protectora, a modo de grandes pinchos, mediante estructuras duras situadas sobre el cuello, las patas y la cola. De hecho, aunque elementos similares son reconocidos en otros grupos de tortugas primitivas, los de Laurasichersis son únicos, constituyendo una estructura compleja, compuesta por varios elementos suturados entre sí, y cubiertos de numerosos escudos córneos. Así, aunque los grandes dinosaurios mesozoicos ya habían desaparecido, Laurasichersis convivió con nuevos animales depredadores, que rápidamente ocuparon las posiciones de dominio en la cadena trófica que habían quedado disponibles. Otra de las curiosidades anatómicas de Laurasichersis radica en el número de placas que componen su caparazón. Aunque la cantidad de placas suele ser la misma en la mayoría de las tortugas, la región ventral de caparazón de la nueva tortuga estaba provista por un número superior de estos elementos que los conocidos para cualquier otra tortuga. Además del caparazón, se han identificado elementos de las extremidades, pero también importantes restos craneales, de esta nueva tortuga. Por lo tanto, su anatomía ha podido ser descrita con gran precisión.


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Más información:
  • Referencia: Pérez-García, A. 2020. Surviving the Cretaceous-Paleogene mass extinction event: A terrestrial stem turtle in the Cenozoic of Laurasia. Scientific Reports 10:1489.
  • Imágenes (de arriba abajo): Escena del Paleoceno de Mont de Berru (Francia), donde se observa una pareja de tortugas Laurasichersis, así como el ave Gastornis (Realizada por José Antonio Peñas para SINC)/Reconstrucción del caparazón/Localización del yacimiento donde Lausasichersis relicta ha sido descrita y reconstrucción dorsal y ventral de la tortuga (Realizada por José Antonio Peñas para SINC)/Varios morfotipos de osteodermos de la nueva tortuga/Cladograma calibrado con información paleobiogeográfica.

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