15.10.10

Juan Vilanova y Piera y la primera tortuga hallada en el Mesozoico español

Acaba de ser publicado, en el último número de la revista Geogaceta, el trabajo relacionado con el primer caparazón de tortuga del Mesozoico español, al que aludimos aquí cuando fue presentado en el congreso de la Sociedad Geológica de España. Exponemos a continuación algunas de las ideas sobre el contenido del artículo:

Hasta el siglo XX apenas hay testimonio del hallazgo de quelonios en formaciones mesozoicas españolas. Del siglo XIX se reconocen únicamente dos citas, correspondientes a una placa aislada en 1886 y la atribución a un quelonio, en 1894, de un ejemplar que en realidad no correspondía a este grupo de animales. No obstante, en el siglo XIX se produjeron varios hallazgos puntuales de fósiles de reptiles mesozoicos que son atribuidos a dinosaurios por varios autores como Justo Egozcue y Cía, Nicolás Ferrer y Julve o Juan Vilanova y Piera. Este último investigador realizó, durante la segunda mitad del siglo XIX, varias campañas de prospección en las que recolectó rocas, minerales y fósiles que ingresaron en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Entre este material se han identificado varios huesos de dinosaurios pero, mediante el presente trabajo, se atribuye a Vilanova el hallazgo del caparazón de una tortuga procedente de Castellón, que se consideraba hasta ahora perteneciente a la colección de José Royo y Gómez. Por lo tanto, se reconoce un nuevo fósil de un reptil mesozoico que formaba parte de la colección de Vilanova y que supone el primer hallazgo de una tortuga mesozoica española del que se tiene constancia. Hay una etiqueta adherida al ejemplar donde indica “de Chert a Morella”. En el fichero de la colección de paleontología del MNCN, realizado bajo la supervisión de Royo y Gómez en la década de 1930, hay una ficha que corresponde a este ejemplar. En ella se indica que fue recolectado por Vilanova, en la localidad de Morella, concretamente en la “senda desde Chert”, en niveles que se consideraron probablemente cretácicos. Aunque en 1858 Vilanova afirmó que había recolectado muchos y muy variados fósiles en el Cretácico de la provincia de Castellón, entre otros lugares en Morella y en Chert, la consideración de 1872 de que los huesos de dinosaurios de Morella y Utrillas son los únicos de reptiles cretácicos que conoce, permite suponer que este ejemplar se debió recoger con posterioridad a esa fecha y antes de su fallecimiento, en 1893.
El ejemplar proviene de Morella, donde, hasta el momento, se han reconocido cuatro tipos de tortugas. Atendiendo a la coincidencia de la litología asociada y la localización que consta en la ficha del ejemplar, se considera que es probable que el quelonio estudiado en el presente trabajo provenga los niveles barremienses de la Formación Artoles. Este fósil está fundamentalmente constituido por el molde interno del caparazón de una tortuga en el se observa la parte correspondiente al espaldar. La información disponible en el ejemplar es escasa y, entre los caracteres que podrían resultar relevantes, es posible establecer la ausencia de sutura entre la pelvis y el espaldar. La retención de la condición primitiva ha sido considerada tradicionalmente una de las características de los Testudinata cryptodiros y su presencia en el ejemplar estudiado indicaría su probable pertenencia al linaje de Pancryptodira. Algunos de los caracteres observados son compatibles con los de un nuevo taxón de eucriptodira basal previamente reconocido en la Formación Arcillas de Morella. No obstante, la formación de la que proceden ambos ejemplares es diferente, por lo que no es posible defender una relación coespecífica sobre la base de información tan escasa. De esta forma, la tortuga de Vilanova es considerada una pancriptodira indeterminada.
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Imagen: Juan Vilanova y Piera, cabalgando sobre un quelonio en busca de nuevos hallazgos.


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