13.2.13

Predicar en el desierto (Parte I: la cueva de Dino Babá)


Lo Hueco se empieza a parecerse al Altísimo: está en todas partes…

Después de presentar los dinosaurios (de Fuentes) en las “V Jornadas Arte y Ciudad”, llevarlos a un “Máster en nuevas tendencias y procesos de innovación en comunicación” es lo más normal del mundo mundial. Sobre todo cuando la conferencia versa sobre “La creación de una marca territorio como factor estratégico del desarrollo turístico. Estudio de caso: yacimiento paleontológico de Lo Hueco en Fuentes (Cuenca)”. Y esta vez ya no considero necesario explicar qué es una marca territorio.

¿La crónica de la tarde? Si después de unas tres horas de charla (sólo interrumpida para tomar un tentempié imprescindible) nadie se durmió ni abandonó la sala discretamente, podemos concluir que fue un éxito de audiencia. Otra cosa son los resultados obtenidos, pero no seré yo quien juzgue si los allí presentes aprendieron a diferenciar un insecto de Las Hoyas de un saurópodo de Lo Hueco. Además, tampoco era ese el objetivo de la conferencia.

Lo que sí les quedó claro a los asistentes (jóvenes e incautos) es el poder y la fuerza de unos animales que, aunque se extinguieron de la faz de este planeta hace más de 70 millones de años, continúan dominando la imaginación y fantasía de grandes y pequeños, de hombres y mujeres, de sabios e ignorantes, de políticos… No, de políticos no. Son los únicos seres que permanecen inmunes al hechizo y fascinación que los lagartos terribles ejercen sobre el común de los mortales. No he conocido a ninguno que gozara del talento suficiente para vislumbrar la proyección social que los dinosaurios tienen. ¿Tan difícil resulta intuir su capacidad como motor de desarrollo de una provincia que, a este paso, tiene los días contados? Para unos pocos, los que toman las decisiones, parece ser que sí. No sé si por incompetencia o por estar instalados (cómodamente) en la cara oculta de la Luna, hecho este que les impide contemplar la realidad con los pies en la Tierra.

Hace mucho tiempo que tengo el mismo sueño (o pesadilla): estoy ante una cueva que encierra un gran tesoro y no puedo acceder a su interior. A lo mejor es que se trata de la cueva de Alí Babá y sus cuarenta …. ¿Cuáles eran las palabras mágicas? ¡Ábrete, Dino! (Y, efectivamente, el dinosaurio se fue de Cuenca).

Quién sabe si en otro sitio, en otro momento…con otros políticos…

Dinosaurios de andar por casa
Sonia Martínez Bueno

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