30.10.13

Aprendiendo con dinosaurios en el CEIP Pilar Martínez Cruz de Huelva

Siempre se ha dicho que la Paleontología es una ciencia atractiva para el público infantil. Es cierto que en el caso de los dinosaurios, estos resultan espectaculares a ojos de los más pequeños y por ello, es fácil que los chavales recuerden los complicados nombres que se refieren a estos bichos extinguidos. Sin embargo lo difícil es intentar ir un poco más allá, no solo quedarse en que tal dinosaurio se llama de una determinada forma, sino intentar que los niños y niñas asimilen otros conceptos algo más complejos relacionados con la vida del pasado.

Todo esto viene porque hace unos días acabamos de forma casual en el blog de Gracia Pérez, profesora de Educación Infantil en el CEIP Pilar Martínez Cruz de Huelva y que durante el último mes de Octubre ha llevado a cabo un proyecto centrado en los dinosaurios con su clase, compuesta por peques de entre 4 y 5 años.


Todo comenzó a principios de mes, con la aparición de una misteriosa cueva en medio de la clase con un bicho de color verde en su interior. Las hipótesis fueron variadas: un dragón, una lagartija gorda, una gallina verde, una iguana, un dinosaurio, un cocodrilo... Los alumnos fueron descartando hipótesis hasta quedarse con una: aquello parecía un dinosaurio y era la excusa perfecta para estudiar a estos animales del pasado.


Para ello, la profesora elaboró unas fichas de vocabulario y los alumnos llevaron sus libros sobre dinosaurios. Con este material identificaron varios ejemplares y aprendieron conceptos como “fósil” (diferenciando los restos en huesos, dientes, coprolitos, huellas, huevos, etc.), “paleontólogo” (mencionando a Owen o a Mantell entre otros) e incluso vieron de qué se trataba la deriva continental.


Lo siguiente fue llevar a cabo una excavación paleontológica. Aprovechando la visita de algunos padres, y gracias a un chivatazo que afirmaba que en el patio de la escuela podría haber fósiles de dinosaurio, toda la clase se dispuso a buscar estos restos. La excavación fue todo un éxito, recolectando numerosos ejemplares, algunos de los cuales tuvieron que ser cubiertos con escayola para evitar su rotura en el traslado.


Una vez finalizada la excavación, la clase clasificó los restos que habían extraído del yacimiento. Sabemos de buena tinta que puede ser un nuevo dinosaurio, Onubasaurus (“dinosaurio de Huelva”), y que el cráneo podría estar bajo un edificio de la escuela…


Durante estos días, los alumnos han estudiado la clasificación (saurisquios u ornitisquios), la locomoción (cuadrúpedos o bípedos), la alimentación (carnívoros o herbívoros) y la reproducción de los dinosaurios, viendo que eran animales ovíparos.


Y para rematar, un taller para crear sus propios fósiles en el que participaron peques, padres y madres…


Desde El Cuaderno de Godzillin queremos felicitar este tipo de iniciativas y creemos que pueden servir de ejemplo para muchos docentes, explicando conceptos áridos de forma entretenida, sin perder rigor y desbordando imaginación. Además queremos agradecer a Gracia que comparta su experiencia en su blog (no os perdáis los reportajes completos aquí).

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