3.9.19

El origen de las faunas de vertebrados del Cretácico Superior de Europa


Los yacimientos paleontológicos con faunas de dinosaurios y otros animales que convivieron con ellos durante el Cretácico (hace unos 145 y 66 millones de años) son abundantes en el registro europeo, estando muy bien representados en la Península Ibérica. Allí se han podido caracterizar, de manera detallada, faunas que habitaron en la primera parte de este periodo, especialmente hace unos 125 millones de años, pero también las de la parte final del Cretácico, que integraban los últimos ecosistemas dominados por los dinosaurios. Las faunas de ambos intervalos temporales son radicalmente diferentes. Desgraciadamente, hasta ahora se disponía de información muy limitada sobre cómo se produjo la transición entre ambos conjuntos faunísticos, debido a la escasez de registro paleontológico del lapso temporal que las separa. La escasa evidencia disponible en Europa permitía suponer que esta transición probablemente se produjo a comienzos del Cretácico Superior, durante el Cenomaniense, es decir, hace unos 95 millones de años. Hasta hace poco, el material paleontológico del Cenomaniense de Europa estaba limitado a escasos restos de vertebrados, recogidos de manera aislada, ya que no se había identificado ningún yacimiento donde se registrada una acumulación de organismos. Esto cambió radicalmente gracias al reciente descubrimiento del yacimiento paleontológico de Algora, en Guadalajara. Así, allí se constató la presencia de abundante material fósil, destacando la presencia de tortugas. El estudio preliminar de la tortuga más común en Algora permitió la descripción de una nueva especie, Algorachelus peregrina, que representa la primera llegada de faunas de tortugas de África a Europa. Esta migración fue muy exitosa, de manera que los descendientes de Algorachelus fueron muy abundantes y diversos en este continente, siendo las tortugas más comunes en los ecosistemas europeos del final del Cretácico. 


Con el objetivo de conocer mejor a la tortuga Algorachelus, pero también a otros animales que convivieron con ella (especialmente peces, cocodrilos y dinosaurios), una nueva excavación paleontológica acaba de ser realizada en Algora. Este proyecto, liderado por el Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, se ha desarrollado en el contexto de los Proyectos de Investigación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de Castilla-La mancha para el año 2019 de la Viceconsejería de Cultura de la Conserjería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha. Los resultados de esta campaña han sido muy exitosos, no sólo por el elevado número de restos hallados (cerca de 400 especímenes) sino, especialmente, por la relevancia de los mismos. El conocimiento sobre Algorachelus puede mejorar radicalmente, gracias al hallazgo de numerosos caparazones completos, tanto de individuos juveniles como de adultos, pero también de la mayor colección de cráneos de toda Europa y una de las mayores a nivel mundial del grupo al que pertenece esta tortuga. Además, esta campaña ha sido especialmente relevante porque aporta una nueva visión sobre los representantes de otros linajes hasta ahora mal conocidos. La diversidad de peces es identificada como mayor de lo hasta ahora considerada. Entre otros hallazgos, se reconocen restos de peces de origen africano, que también apoyan la hipótesis sobre el reemplazamiento de varios linajes de vertebrados europeos por faunas provenientes de los continentes del sur. Hasta ahora se disponía de muy escasa información sobre los cocodrilos de Algora y de los niveles de ese periodo en toda Europa. Gracias a esta nueva campaña de campo se reconoce la presencia de varias formas de cocodrilos, que convivieron en Algora. El nuevo material permite reconocer que algunos linajes de cocodrilos primitivos aún sobrevivían a comienzos del Cretácico Superior, junto con formas atribuibles a linajes más modernos, que acabarán reemplazando completamente a los miembros de esos grupos varios millones de años después. La misma tendencia es reconocida para los dinosaurios. Así, aunque se identifica la presencia de algunos linajes registrados en Europa desde el Jurásico (principalmente representados mediante dientes de dinosaurios carnívoros), destaca el hallazgo de un esqueleto parcial de un herbívoro de relativo pequeño tamaño, que podría corresponder a un nueva especie de saurópodo, siendo el represente europeo más antiguo de los titanosaurios, que serán uno de los grupos de dinosaurios más abundantes y diversos en los yacimientos de la parte final del Cretácico de este continente.


Por lo tanto aunque los niveles geológicos registrados en Algora, que se extienden a lo largo de una amplia superficie de la meseta castellana, habían sido previamente interpretados como depositados en ambientes desérticos, los proyectos desarrollados por los investigadores de la UNED permiten refutar esta idea. Hace cerca de 95 millones de años Algora ocupaba una zona costera tropical, con grandes bosques de los que se podían alimentar los dinosaurios herbívoros. Otros animales terrestres son reconocidos, como es el caso de más linajes de dinosaurios, incluyendo depredadores, y de algunos grupos de tortugas. En Algora están también bien representadas las faunas de agua dulce, como es el caso de algunos cocodrilos. Sin embargo, también se han hallado otros cocodrilos marinos, junto con la tortuga Algorachelus, que habitaba junto a la línea de costa, pero también reptiles marinos característicos de ambientes de mar abierto, tales como los plesiosaurios. Esta fauna, representada por abundantes y bien preservados restos fósiles, aporta muchos datos sobre el relativamente drástico reemplazamiento entre las faunas del Cretácico Inferior y más superior de Europa, reconociéndose la supervivencia de linajes más primitivos de este continente y, especialmente, la llegada de grupos inmigrantes, especialmente provenientes de África, y cuyos descendientes representarán algunos de los principales linajes de reptiles europeos del final del Cretácico.


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Imágenes:
  • Uno de los caparazones completos de la tortuga Algorachelus hallados durante la excavación.
  • Zona de trabajo en la que se observan dos caparazones de tortuga.
  • Vértebra cervical de un dinosaurio saurópodo.
  • Algunos de los participantes en la excavación, sobre la cuadrícula de trabajo.

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