Se reproduce un artículo publicado en Alrededor del Mundo el 15 de febrero de 1900. La imagen de los terroríficos reptiles voladores, presenciando la batalla a muerte entre los grandes saurios pone los pelos de punta a cualquiera de nosotros y más aún a los humanos que convivieran con ellos.
Transcripción (Textual):
Durante todo el verano último los coleccionadores de los grandes Museos de Europa y de America han estado explorando el territorio de Wyoming, donde, como dijimos hace algún tiempo, habían sido hallados los restos completos del diplodoco, el gran monstruo antediluviano.
El resultado de sus exploraciones ha sido fructuoso, y el más interesante de ellos es el haber encontrado los restos de dos grandes monstruos que murieron agarrados uno á otro en mortal combate.
El profesor Reed, que ha hecho el hallazgo, lo describe en estos términos:
-A mi juicio, uno de los animales cuyos fósiles he descubierto, pesaba en vida unas 60 toneladas.
-Tenía un cuello de 9 metros de largo; su rabo ó cola medía 18 metros.
-El largo total del monstruo era de 39 metros.
-A juzgar por la manera en que estaban entremezclados sus restos, murió combatiendo con otro monstruo de la misma especie.
-Imagínese una lucha de dos de los animales más gigantescos que ha habido en la tierra.
-Los dinosaurios empeñados en mortal combate, necesitarían para luchar un terreno tan grande, que los seres humanos que vivieran en kilómetros a la redonda, tendrían que huir espantados.
-Los dos animales se acometerían con la misma fuerza que dos locomotoras que se encontrasen en una vía. El cuadro debió ser soberbio. Probablemente no lo ha habido nunca en nuestro planeta de carácter tan terrorífico como aquéllos.
-Es de suponer que mientras se reñía en torno infinidad de reptiles voladores aguardando la oportunidad de arrojarse sobre los combatientes, cuando éstos se sintieran extenuados y para devorarlos con sus enormes dientes semejantes á lanzas. Estos grandes reptiles voladores hacían las funciones de aves de rapiña de sus tiempos y poseían una ferocidad que no ha tenido paralelo en nuestra época. El hecho de haberse encontrado con mucha frecuencia restos de grandes lagartos y reptiles voladores en los mismos sitios que los de dinosaurios, parece demostrar que aquellos reptiles voladores acudían siempre al olor de la carne muerta ó al estruendo de los combates.
-La cavidad que ofrecen las costillas de los dos dinosaurios que lucharon hace millones de años y cuyos restos se han encontrado ahora, es tan tremenda, que dentro de ella podrían sentarse 140 personas.
Durante todo el verano último los coleccionadores de los grandes Museos de Europa y de America han estado explorando el territorio de Wyoming, donde, como dijimos hace algún tiempo, habían sido hallados los restos completos del diplodoco, el gran monstruo antediluviano.
El resultado de sus exploraciones ha sido fructuoso, y el más interesante de ellos es el haber encontrado los restos de dos grandes monstruos que murieron agarrados uno á otro en mortal combate.
El profesor Reed, que ha hecho el hallazgo, lo describe en estos términos:
-A mi juicio, uno de los animales cuyos fósiles he descubierto, pesaba en vida unas 60 toneladas.
-Tenía un cuello de 9 metros de largo; su rabo ó cola medía 18 metros.
-El largo total del monstruo era de 39 metros.
-A juzgar por la manera en que estaban entremezclados sus restos, murió combatiendo con otro monstruo de la misma especie.
-Imagínese una lucha de dos de los animales más gigantescos que ha habido en la tierra.
-Los dinosaurios empeñados en mortal combate, necesitarían para luchar un terreno tan grande, que los seres humanos que vivieran en kilómetros a la redonda, tendrían que huir espantados.
-Los dos animales se acometerían con la misma fuerza que dos locomotoras que se encontrasen en una vía. El cuadro debió ser soberbio. Probablemente no lo ha habido nunca en nuestro planeta de carácter tan terrorífico como aquéllos.
-Es de suponer que mientras se reñía en torno infinidad de reptiles voladores aguardando la oportunidad de arrojarse sobre los combatientes, cuando éstos se sintieran extenuados y para devorarlos con sus enormes dientes semejantes á lanzas. Estos grandes reptiles voladores hacían las funciones de aves de rapiña de sus tiempos y poseían una ferocidad que no ha tenido paralelo en nuestra época. El hecho de haberse encontrado con mucha frecuencia restos de grandes lagartos y reptiles voladores en los mismos sitios que los de dinosaurios, parece demostrar que aquellos reptiles voladores acudían siempre al olor de la carne muerta ó al estruendo de los combates.
-La cavidad que ofrecen las costillas de los dos dinosaurios que lucharon hace millones de años y cuyos restos se han encontrado ahora, es tan tremenda, que dentro de ella podrían sentarse 140 personas.
-Entre los hallazgos hechos durante los últimos meses en el mismo territorio, se encuentra el de hojas de plantas de la época de los diplodocos. Son ejemplares perfectos de vegetación tropical y demuestran que aquella región que ahora es una meseta frían y árida disfrutaba de un clima tropical. Sus depresiones eran grandes lagos donde se han hallado huesos de reptiles inmensos que probablemente dieron al hombre primitivo la primera idea de la serpiente de mar.
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