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Expedición de Utah en el Periódico "Badaladas"

Jornal Badaladas (Portugal) dedica uma pequena notícia sobre a escavação levada a cabo no mês de Agosto em Utah (E.U.A.), e na qual participaram investigadores do Natural History Museum of Los Angeles County, Universidad Nacional de Educación à Distancia (UNED), Universidad Autónoma de Madrid (UAM) e Sociedade de História Natural de Torres Vedras (SHN).


Enlace al pdf de la noticia
21.8.12 0 comentarios

El Planeta de los Dinosaurios

Jorge cumplía doce años ese día. Su madre, que trabajaba en el Ayuntamiento de Fuentes, le había contado la importancia de los fósiles hallados en Lo Hueco, a pocos kilómetros de su pueblo. En realidad, había visitado la excavación varias veces, pero ahora los paleontólogos se habían ido y las obras del AVE estaban acabadas. A Jorge le apasionaban los dinosaurios. Soñaba con encontrar enormes huesos fósiles que él mismo pudiera estudiar.

Ilustración de Noelia del Pozo López

De manera que decidió montar en su bicicleta y explorar el yacimiento. La zona de Lo Hueco tenía un aspecto muy diferente del que recordaba. Apoyó la bicicleta contra una gran piedra y, con manifiesta impaciencia, comenzó a revisar la superficie de los sedimentos que contenían los fósiles. Multitud de puntos brillantes atraían su atención, pero sabía que eran cristales de yeso, no fósiles. Por fin vio un objeto inequívoco, un enorme fémur de titanosaurio, los grandes "cuellilargos" del Cretácico Superior. Mientras se deleitaba con su hallazgo Jorge escuchó un suave zumbido. Levantó la cabeza y se quedó impresionado por la presencia de una nave suspendida en el aire, justo encima de él.

Ilustración de Manuel Orenes Valladolid

Un destello verde intenso procedente de la nave iluminó el fósil. Entonces, algo imposible ocurrió. El fémur del dinosaurio pareció adquirir el aspecto que tendría en vida del animal. Se añadieron músculos, tendones y vasos sanguíneos. A continuación, se reconstruyó la totalidad del animal cubriéndose finalmente con una piel rugosa, dotada de preciosos tonos verdes. El enorme dinosaurio se levantó del suelo y dando un par de pasos, elevó su cabeza y profirió un formidable rugido. Jorge contemplaba incrédulo al animal cuando sintió que alguien le hablaba dentro de su cabeza. "No te alarmes, lo que estás viendo es una reconstrucción holográfica tridimensional de la anatomía, apariencia y patrones de comportamiento de un titanosaurio. Hemos realizado un escaneado completo del subsuelo de la zona y nuestros programas informáticos han reconstruido todos los organismos cretácicos que conservan fósiles en los sedimentos".

- "¿Quienes sois?", pensó (preguntó) Jorge.

- "Somos una civilización de científicos de otro planeta. Llevamos mil años estudiando el universo y formamos una gran confederación de planetas. Cada uno de ellos está dedicado a una ciencia. Nuestro grupo procede del Planeta de la Paleontología. Conocemos la historia de la vida de miles de mundos, incluido el tuyo".

- "Quiero ser paleontólogo" pensó Jorge.

- "Entonces lucha por ello. Tu profesión llenará tu vida y le dará pleno sentido" le contestó el habitante del Planeta de la Paleontología.

JOSÉ LUÍS SANZ



Cuento extraído del libro "Tierra de Dinosaurios" editado en 2009 por la Diputación Provincial de Cuenca y del que ya se habló por aquí.

16.8.12 1 comentarios

Rotondasaurio en Colunga


Vamos con la primera rotonda de uno de los más prolíficos dinorotonderos patrios: Adolfo Cuétara (o lo que es lo mismo, Dinokinetics). Ya hablamos de este Allosaurus cuando nos referimos a la competencia dinorotondil de hace unos meses entre Ribadesella y Colunga (Asturias). El tema ha sido tratado con profusión en el blog Dinoastur, pero queremos sacarle algún partido a las fotos que nos envía el propio Adolfo Cuétara. 

La escultura es prima-hermana de la que se encuentra en la puerta del Museo del Jurásico de Asturias (se les puede ver posando casi juntos en la web local Buscolu... fijate bien que no todas las fotos son del mismo) y la que vive dentro del Museo de Salas de los Infantes , con las que comparte la factura típica de Dinokinetiks. Ella misma no es una novata en asuntos públicos y puede aportar un interesante curriculum dado que antes de recalar en Colunga ya había hecho algunos bolos notables, como este en el Ayuntamiento de Burgos o en las V Jornadas de Paleontología en Salas de los Infantes. En este enlace pueden verse algunos aspectos del desembarco de alosaurio en Colunga, recibido por las fuerzas vivas colunguesas y a Adolfo en pleno proceso de montaje. 

Sea como fuere, demos la bienvenida (un poco tardía, dado que lleva ahí desde abril) a uno de los más recientes habitantes de nuestras las rotondas. 

PD: Allosaurus no está sólo en la rotonda, le acompañan unas enormes huellas tridáctilas hechas con piedras negas en el suelo y un logo en forma de estegosaurio del, con el tiempo, comentaremos en un post posterior.

Mas información:

14.8.12 0 comentarios

Buenas noches

Esta noche estoy preparado. Mi padre me ha traído a la cama, me ha arropado como todos los días y al calor de las mantas estoy empezando a quedarme dormido. Pero no debo hacerlo todavía, tengo cosas que hacer... y hoy no puede volver a pillarme desprevenido. Llevo mucho tiempo planeandolo.

Me pongo mi gorra y el pijama de camuflaje (creo que fue una buena idea pegarle estas hojas secas que recogí en el patio,  aunque piquen un poco). Tengo también la lanza que hice con el palo de la escoba, el cordón de las zapatillas de gimnasia y mi perro de peluche (hace ya tiempo que perdió un ojo, pero aún es capaz de seguir un rastro). Llevaré mi mantita, necesito algo que echárle sobre la cabeza para evitar ver el brillo frio de sus ojos. Su aliento fétido es insoportable, pero si soy rápido, no habrá problemas.

Si consiguiese atraparlo... me encantaría ver la cara de Berta. -Esos bichos no existen ¡y mucho menos con lunares morados!-, les decía ayer a todos en la escuela ¡Qué sabrá ella!. Si estuviese aquí estaría muerta de miedo, lloriqueando como siempre que se asusta.

No estoy muy seguro de que vamos a hacer con el, pero no importa. Científicos de todo el mundo vendrán a verle y espero que ellos tengan alguna idea. Supongo que necesitará muchísima comida..., y no creo que sirva la del gato. ¿Habrá que sacarlo a pasear todos los días como al perro de la vecina?

Tendremos también que pensar en un sitio donde instalarlo, es demasiado grande y a mamá no le gusta que le revuelvan la casa. A lo mejor podemos prepararle un sitio en el pueblo. Seguro que a la alcaldesa le encanta la idea... y supongo que los vecinos estarán orgullosos de tener un animal tan extraordinario viviendo en el parque.

Ilustración de Adrián del Pozo López

Llegó el momento. Estoy preparado. Me muevo sin hacer ruido. He ensayado esto cientos de veces. Poco a poco alcanzo la puerta del armario. Giro la manecilla con cuidado, lentamente.

-¡Dios mío!, es enorme-. Está de espaldas, muy cerca de la cesta de calcetines. Veo su cola amenazante moviéndose detrás de las mangas del abrigo. La cabeza debe estar por encima de la pila de jerseys.

Un animal así no puede seguir suelto. Tengo que atraparlo antes de que se dé cuenta de que estoy aquí, se gire y consiga desarmarme con su feroz mirada.

Me acerco sigiloso, levanto la manta y se la echo por encima. ¡Cuidado!, se revuelve. No puedo dejar que me alcance con sus garras, que me golpee con su enorme cola y mucho menos que me dé un mordisco con esos dientes enormes.
-¡Ya te tengo!, ¡te pillé! -.

La lucha ha terminado. Está debajo de la manta, creo que ya no se mueve... y puedo abrazarlo.

-¡Buena pelea!, ¿eh, amigo? Esperaba más resistencia por tu parte, pero creo que te estás haciendo viejo-.

Mamá grita desde la cocina: -¡Quieres dejar de hacer ruido y dormirte ya!, mañana tienes que levantarte temprano y todos los días tenemos la misma historia-.

Lentamente lo acomodo entre mis brazos. -Lo hemos pasado bien, ¿eh? Me encanta jugar a los cazadores de dragones contigo, pero es cierto... ya es tarde.

Buenas noches, dinosaurio.

FRANCISCO ORTEGA


Cuento extraído del libro "Tierra de Dinosaurios" editado en 2009 por la Diputación Provincial de Cuenca y del que ya se habló por aquí.

9.8.12 0 comentarios

Los bichos de la piscina de El Barranco Perdido


Ser dinosaurio de rotonda en verano es insoportable. Así que, muchos de ellos, en cuanto pueden,  salen corriendo a remojarse en las piscinas municipales más cercanas.
El extraño Triceratops ápodo de la fotografía reside habitualmente en las piscinas de Enciso (La Rioja), que forman parte del complejo El Barranco Perdido. No se, encontrar un escarabajillo en la piscina es aceptable... pero esto puede resultar un poco excesivo.
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El dinosaurio de mi abuelo

Mi hermano y yo tenemos suerte. Nuestro abuelo es especial. Es tan especial que fuma en pipa. En el pueblo es el único que lo hace. Y tiene un dinosaurio escondido en su carpintería.

Hoy, en el cole, la seño nos ha explicado que los dinosaurios desaparecieron de la tierra hace millones y millones de años y que los hombres nunca vivieron entre ellos. ¡Pobre seño! La verdad es que sabe un montón de cosas, pero de dinosaurios no tiene ni idea. No, ni idea. ¡Que pena!

Nosotros, al principio, tampoco lo podíamos creer. Todo comenzó una noche. Papá nos acababa de contar un cuento sobre Dinosaurio Belisario. Cuando apagó la luz, Peque y yo nos pusimos a hablar. Peque es mi hermano. Siempre hacemos lo mismo: hablar con la luz apagada y jugar hasta que mamá
llega enfadada y nos dice que al día siguiente tendremos mucho sueño y no nos querremos levantar y nos dormiremos en el cole... Mamá es buena, pero repite las mismas cosas todos-Ios días, ¿por qué lo hará?

Aquella noche, cuando ya estábamos casi dormidos, sucedió: la puerta de nuestra habitación se abrió lentamente, muy despacito... Peque y yo íbamos a gritar del susto pero no nos dio tiempo: ¡allí estaba! Primero vimos su cabeza grande y fea y luego todo el cuerpo y sus patas-garras. No era tan gigantesco
como los que salen en las pelis americanas, pero mi papá dice que los de Estados Unidos lo exageran todo. ¡No sé! A lo mejor lo hacen porque son muy pequeñitos y les gustan las cosas enormes.

Ilustración de Nerea Martínez Atienza

Teníamos miedo, aunque Peque y yo somos muy valientes. Además, como estábamos dentro de nuestras camas-fortalezas sabíamos que no nos iba a poder comer. Dio un paso... y luego otro... y otro más. ¡Estaba en el centro de la habitación! Y no, no tenía pinta de ser muy fiero. Entonces nos preguntó si le podíamos leer un cuento. Peque y yo nos miramos sin saber qué hacer. Cogí mi linterna, una que tengo guardada en un cajón y que es especial para leer cuentos por la noche. No queríamos dar la luz de la habitación o mamá vendría a explicarnos otra vez lo mismo. Sin hacer preguntas, le leí el cuento. Creo que le gustó, porque nos dio las gracias y se marchó despacito, sin hacer ruido. Por lo menos era educado.

Cuando estuvimos seguros de que ya no nos oía, Peque y yo nos pusimos a dar saltos de alegría, pero saltos pequeños y sin armar alboroto. Ya sabéis, por mi madre. No podíamos creer lo que habíamos visto ¡pero era cierto! ¡No era un sueño! ¡Era un dinosaurio!

A la mañana siguiente, cuando bajamos a desayunar, se lo contamos a nuestros padres y a nuestros abuelos. Me parece que no nos hicieron mucho caso, pero no es de extrañar, porque a veces, sólo a veces, nos inventamos historias. Como era sábado, no teníamos cale y el abuelo nos pidió que le ayudáramos en su carpintería. Allí abajo tiene un montón de trastos. Pero aquella mañana no nos dejó tocar ninguno: sólo nos enseñó un agujero en la pared. Cuando le preguntamos qué era y para qué servía, nos miró fijamente y nos explicó que aquella era la guarida del dinosaurio. Él sí nos había creído porque también lo había visto. Le daba de comer y lo cuidaba. En realidad, vivía allí, en su carpintería. Pero durante el día permanecía escondido, para no causar problemas. Nosotros sabíamos que era para que los científicos no lo estudiaran en sus laboratorios.

A partir de ese momento, Dinosaurio nos visitaba casi todas las noches. Sólo dejó de venir cuando los abuelos estaban de vacaciones. A lo mejor se iba con ellos. Siempre nos pedía que le leyéramos un cuento: una noche yo y otra mi hermano. Peque leyó tanto que aprendió a hacerlo muy bien. Seguro que cuando sea mayor es escritor.

Dinosaurio nos gusta. No hace preguntas extrañas ni nos dice que somos pequeños. Es feliz escuchando nuestros cuentos. ¿Seguirá con nosotros cuando seamos mayores y los abuelitos ya no estén?

SONIA MARTÍNEZ BUENO


Cuento extraído del libro "Tierra de Dinosaurios" editado en 2009 por la Diputación Provincial de Cuenca y del que ya se habló por aquí.

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Georgius Agricola y la palabra "fósil"


Georgius Agricola (cuyo nombre real era Georg Bauer), nació en Glauchau (Alemania) el 24 de Marzo de 1494. Estudió medicina en la Universidad de Leipzig en 1522 y posteriormente se trasladó a Italia, a las universidades de Bolonia y Padua. Se graduó y se convirtió en médico en 1526, aunque nunca tuvo entusiasmo por esta profesión y dedicó la mayor parte de su vida a los estudios de minería y geología.

Comenzó a practicar medicina en Joachimsthal, un importante centro minero, en 1527 y sus escritos geológicos de la época reflejan una inmensa cantidad de estudios y de observaciones de primera mano, no sólo de rocas y minerales, sino de todos los aspectos tecnológicos de la práctica minera.

Agricola se trasladó en 1536 a la ciudad de Chemnitz, también un importante centro de la industria minera, y fue elegido burgomaestre (alcalde) en 1546. Continuó su práctica médica y los estudios geológicos, y fue designado para cargos públicos y diplomáticos por el duque Mauricio de Sajonia, a quien le dedicó su libro "De Natura Fossilium". Murió en esta ciudad, Chemnitz, el 21 de Noviembre de 1555, un año antes de la publicación póstuma de "De Re Metallica", su obra más importante, donde por primera vez se clasifican los minerales según sus caracteres externos mediante observación directa. Su método se considera un precedente de la ciencia empírica moderna.


Su mayor contribución a la paleontología fue su libro "De Natura Fossilium" ("Sobre la naturaleza de los fósiles"), publicado en 1546. Este libro no se limita a lo que llamamos fósiles hoy en día: la palabra latina fossilis significaba cualquier cosa excavada en el suelo, así el libro de Agrícola incluye descripciones de todo tipo de minerales, piedras preciosas (incluidos cálculos biliares), además de lo que, actualmente, podríamos llamar los fósiles. Agrícola observó la semejanza de muchos de sus "fósiles" con organismos vivos, pero rara vez dijo que los fósiles representasen restos de lo que alguna vez fueran organismos vivos.

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Más información:
Agricola, G. (1546) De Natura Fossilium (Traducido al inglés en 1955 por Mark C. Bandy y Jean A. Bandy).
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A buscar dinosaurios al Jurásico de Utah

Un año más se inicia en Agosto la campaña de excavación en Blanding (Utah, USA). Este año se volverá a trabajar en el yacimiento de Gnatalie (en la foto, un momento de la excavación en 2009, pero la historia puede leerse aquí en extenso). La tropa del Dinosaur Institute del Natural History Museum of Los Angeles County están desplegados en la zona desde ayer y parte del grupo de Biología Evolutiva de la UNED está de camino para colaborar en el trabajo de campo...
El yacimiento fue localizado en 2007 y contiene restos de dinosaurios (sobre todo saurópodos) del Jurásico Superior de la famosa Formación Morrison que resultan especialmente interesantes para poder compararlos con las faunas de Jurásico Superior Ibérico. La abundancia de restos y el contenido faunístico que puede reconocerse de forma preliminar le confieren un enorme potencial que se explicará (como corresponde) a medida que pueda irse publicando...

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