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Encantos del Museo Paleontológico Egidio Feruglio

Trelew, una ciudad de la provincia patagónica de Chubut, se caracteriza por sus lagunas, sus aires galeses, su cercanía al mar, la posibilidad de acercarte a realizar avistamientos de ballenas, de rodearte de los majísimos pingüinos de Magallanes pero, sobre todo, por ser lugar de ubicación del Museo Paleontológico Egidio Feruglio.

El Museo cuenta con una pequeña pero interesante exposición sobre la fauna y la flora que habitaba sobre todo en la región patagónica a lo largo de la historia de la vida. Recibiendo a los visitantes en la entrada se encuentra la reconstrucción a tamaño real del famoso Tyrannotitan, uno de los gigantes carcharodontosauridos al que además, hace relativamente poco, se dedicó un post en este blog sobre  una reciente publicación del mismo.


Después de estar durante una media hora asombrados y boquiabiertos admirando a este ejemplar, comienza la visita marcha atrás en el tiempo. Si, marcha atrás porque a diferencia de otras exposiciones que empiezan en el principio de la historia, el recorrido de este museo comienza desde el Holoceno y termina con los estromatolitos precámbricos.

Como he dicho antes, la exposición no es muy larga pero es sorprendente. De ella se puede destacar una mural que reconstruye las pinturas de la cueva de las manos o esqueletos completos reconstruidos como el de Paraphysornis, un ave de gran tamaño del Mioceno de Argentina o de los ya conocidos Carnotaurus y Amargasaurus que vimos en Buenos Aires. Además, el visitante puede maravillarse con la increíble altura de Argentinosaurus gracias a la exposición montada de los extremidades anteriores. Finalmente, el público tiene la oportunidad de observar a través de una vitrina la labor de los técnicos y restauradores, al más puro estilo Jurassic Park y no, ¡no son animatrónicos!



Y aprovechando estas fechas anunciar que este fin de semana tendrá lugar una de sus actividades estrella, el "MEF Invita". Un fin de semana entero de puertas abiertas donde los investigadores y técnicos del museo se encargarán de guiar a todos aquellas que deseen visitarlo. Y, por supuesto, la estrella del fin de semana será la exposición al público del nuevo saurópodo que ha obtenido el título mediático del "Dinosaurio más grande del mundo". Así que si alguien se encuentra cerca, no puede dejar pasar esta oportunidad.

28.6.14 0 comentarios

Hoy nos visita... Jesús Madero



El director del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, Jesús Madero, visitó el pasado viernes el laboratorio del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, donde se encontraba parte del material fósil de Lo Hueco que se trasladará a Japón para la exposición "Dinosaurios Maravillosos de España".

27.6.14 1 comentarios

Ilústranos... Luis Rey

Se acaba el mes de junio y no hemos tenido ración de "Ilústranos...". Y eso no puede ser, así que estamos dispuestos a ponerle solución ya mismo. Justitos justitos, en nuestra sección de paleoilustración hablamos este mes de un artista tan reconocido como, a veces, polémico: Luis Rey. 


Lo cierto es que no debe de haber mucha gente familiarizada con el mundo de la paleoilustración (o incluso de la paleontología en general) que no sepa quién es este artista. Muchas de sus obras son icónicas y bien conocidas. Aún así, allá vamos desde el principio: Luis V. Rey, de origen hispano-mexicano, nació en 1955, estudió arte y se graduó en 1977 en la Academia San Carlos (México) y reside actualmente en Londres con su mujer. A finales de los 80, motivado por el espíritu de la Dinosaur Renaissance y siguiendo los pasos de Bob Bakker, comenzó su carrera como paleoartista.


Precisamente la Dinosaur Renaissance y la labor pionera de Bakker en el impulso de la misma es lo que llevó a Luis Rey a desarrollar su característico y fácilmente reconocible estilo. La aproximación de Rey al mundo de los dinosaurios causó mucho revuelo durante muchos años: en sus coloridas pinturas, un sinfín de animales aparecían ataviados con ostentosos plumajes, chillones colores y vistosas crestas y papadas. A mucha gente le parecía exagerado y fantasioso, sin una base científica, y se llevó no pocas críticas. Pero en su camino por emplumar a los dinosaurios Luis Rey solo seguía los preceptos de la Dinosaur Renaissance... y el tiempo demostró que tenía razón. Muchas de sus ilustraciones parecían totalmente irreales hace veinte años, pero hoy en día, gracias a los hallazgos de nuevos fósiles a lo largo del mundo, son completamente válidas. En algunas casos, incluso, se quedó corto. ¡Quién lo diría!


Sus trabajos no son característicos únicamente por la manera de Rey de "vestir" a los organismos representados, sino también por cómo aparecen en la escena. Animales saltando, corriendo, rugiendo, peleándose... y siempre desde extrañas e incluso ligeramente forzadas posturas y perspectivas, con muchos primeros planos del animal en cuestión. Para sus ilustraciones llenas de color, Luis Rey utilizó durante mucho tiempo las pinturas acrílicas. Hoy en día, no obstante, se ha pasado a la pintura digital, usando también fotocomposiciones y texturas de distintos tipos.


Aunque ha ilustrado también a otras faunas prehistóricas, Luis Rey es principalmente un dibujante de dinosaurios. Y en especial, de terópodos, por los que siente una gran predilección (no hay más que ver los trabajos que os estamos enseñando aquí). En 2008 ganó el Premio Lanzendorf de Paleoarte con la ilustración del Alectrosaurus y los Gigantoraptor que tenéis aquí encima. Ha realizado una enorme cantidad de dibujos para libros, revistas y exposiciones en museos de todo el mundo; también trabajó como consultor en la serie documental "Caminando entre dinosaurios", y curiosamente, en los créditos finales de la película homónima estrenada el año pasado aparecían muchas de sus obras más emblemáticas. Con su vistoso estilo, Luis Rey se ha hecho un nombre propio en el mundo de la paleoilustración. Así que pinchad en su galería (desactualizada desde hace algún tiempo) y en su blog (este sí, al día) y disfrutad de sus dinosaurios emplumados.

25.6.14 1 comentarios

Ovejas, dinosaurios, Fuentes y la puerta de Alcalá


Mírala, mírala, mírala…

Cada vez que la contemplo, fuerte y altiva, a mi mente acude la misma idea: ¡cuántas cosas podría relatarnos si pudiera hablar! Acontecimientos históricos que marcaron una época o líos cotidianos que sólo atañen a sus protagonistas. Guerras, amores, pasiones…

Pero ella ahí está, viendo pasar el tiempo. Y también las ovejas porque cada año, según se estableció en la Concordia del 2 de marzo de 1418 entre los Hombres Buenos de la Mesta de los Pastores y los Procuradores del Consejo de la Villa de Madrid, unas 2000 ovejas desfilan a los pies de uno de los monumentos más emblemáticos de la capital de España: la Puerta de Alcalá.

Hasta aquí, aparte de lo curioso que puede resultar este acontecimiento, todo normal. Pero ¿se imaginan nuestros lectores a 2000 dinosaurios efectuando ese “paseillo” por lugar tan regio?

Pues, aunque parezca mentira, podría haber sido. Según un estudio publicado en la revista Nature, los dinosaurios también eran trashumantes, como nuestros queridos rebaños ovinos y efectuaban largos viajes de unos lugares a otros en busca de alimento.

Así pues, y aunque no hayan tenido la suerte de coincidir en el tiempo, dejamos la Puerta abierta a que algún director de cine avispado contemple la posibilidad de rodar una escena plagada de saurópodos desfilando, con calma y tranquilidad, por la calle de Alcalá mientras vemos, al fondo, majestuoso, erguirse el soberbio monumento.

En mi pueblo, Fuentes, más modesto que Madrid (en cuanto a tamaño de la población) también tenemos ovejas. Y, a diferencia de ellos, las contemplamos durante todo el año. Por si fuera poco, también tenemos dinosaurios. Muchos. Todos juntos, apiñados, como si de un rebaño se tratara. De todo ello podríamos deducir que nuestro territorio era el destino de muchos lagartones trashumantes o, al menos, una auténtica cañada real dinosauriana por la que transitaban cientos de esos animalillos.

La pena es que no tengamos una puerta tan famosa pero, a cambio, tenemos unas estupendas Jornadas de la Lana, abiertas a todo el mundo que quiera conocerlas y disfrutar de ellas. Porque estamos en tierra de pastores y dinosaurios.

Sonia Martínez
Dinosaurios de andar por casa
23.6.14 0 comentarios

Jornadas de la lana 2014 o pastoreando (saurópodos) en Fuentes


Como se comentó la semana pasada, el paleontólogo Francisco Ortega fue nombrado "Pastor de Honor" durante la celebración de las XIII Jornadas de la Lana en la localidad de Fuentes (Cuenca). El propio Ortega excusó su falta de relación con asuntos relacionados con la tradición pastoril, pero intentó justificar la elección de un paleontólogo en el municipio en el que se encuentra el yacimiento de Lo Hueco

En este sentido, algunos colaboradores de este blog y miembros del proyecto de investigación, se desplazaron a Fuentes para participar del acto. En su breve discurso, Ortega se mostró muy agradecido por el nombramiento como pastor, se comprometió a seguir trabajando en el conocimiento y puesta en valor del patrimonio paleontológico local y..., a continuación procedió a pasar por la báscula para reclamar su peso en queso, uno de los privilegios del Pastor de Honor de Fuentes.


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¿Qué sonido hacían los dinosaurios? en Ciencia al cubo (Radio 5)


En la emisión de ayer de "Ciencia al cubo", programa de divulgación científica de Radio 5, América Valenzuela entrevistó a José Luis Sanz, catedrático de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha descrito ocho dinosaurios que habitaron en la Península Ibérica. Durante la entrevista, Sanz comenta algunos aspectos de la biología de los dinosaurios, como por ejemplo qué tamaños tenían estos animales o que sonidos podrían haber emitido en el pasado. Dejamos el programa a continuación:

19.6.14 0 comentarios

Los dinosaurios de Lo Hueco hacen un cameo en las XIII Jornadas de la Lana de Fuentes


Este fin de semana (20 al 22 de Junio) volverán a celebrarse en Fuentes (Cuenca) las "Jornadas de la Lana" que anualmente rinden homenaje a su tradición pastoril.

Obviamente el programa de las fiestas está centrado en la etnología pastoril, las recreaciones históricas medievales y otras actividades culturales... Pero además de estas cosas, a nosotros nos ha llamado la atención un cameo dinosauriano que ni siquiera viene en el programa: la VII Edición del “Pastor de Honor” este año recae en el paleontólogo Francisco Ortega. 

Asi que juntando conceptos: Fuentes, cena medieval, catas de queso y un recuerdo a los dinosaurios de Lo Hueco, ya estamos haciendo las maletas para pasar allí el fin de semana.
Nos vemos en Fuentes!
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Más información:

https://docs.google.com/file/d/0B-I17rnUiVAgUERWUkh0SnI3dGc/edit

18.6.14 0 comentarios

La conservación de material paleontológico en la colección de Lo Hueco


Ayer martes 17 de Junio se defendió el Trabajo Fin de Máster sobre la conservación de material paleontológico en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, dentro de las defensas del Máster en Conservación de Patrimonio Cultural que se imparte en dicha facultad.

Este trabajo ha corrido a cargo de Fátima Marcos Fernández y ha versado sobre la conservación del patrimonio paleontológico en general y la colección de Lo Hueco en particular, con el objetivo de realizar un Plan de Conservación Preventiva de la colección en su situación actual.

En la imagen, Fátima Marcos durante la presentación de su Trabajo Fin de Máster.

¡Nuestra enhorabuena por su gran trabajo!
16.6.14 0 comentarios

Tras los pasos de los notosaurios... literalmente


Corría el mes de abril de 2009 cuando, en la cantera de Luoping (Formación Guanling, en China, cómo no), hoy Geoparque Nacional de Luoping, se encontraron una serie de rastros en sedimentos de origen marino repartidos en una superficie de 125 metros cuadrados. Estas marcas se distribuyen en 15 rastros distintos, muchos de ellos compuestos por marcas individuales y otros por marcas emparejadas. Estas huellas presentan formas ovaladas o elipsoidales, y las hay de dos tamaños distintos, unas más pequeñas y otras más grandes. Hasta el momento no se habían encontrado icnitas como estas, por lo que han sido merecedoras de ser estudiadas y publicadas en un artículo, y se han asignado a un icnogénero e icnoespecie nuevas: Dikoposichnus luopingensis.


¿Y quién es el dueño de estas marcas? Estas icnitas pertenecen claramente a extremidades similares a aletas, y concretamente a extremidades anteriores. El autor de los rastros es claramente un reptil marino. A partir de aquí, los autores del artículo publicado en Nature Communications van descartando grupos de toda la fauna representada en Luoping mediante diferentes criterios: tamaño, tipo de locomoción, forma de las extremidades anteriores... etc. Al final, se quedan con un responsable claro: los notosaurios. Así, los rastros de pequeños tamaño (Dikoposichnus, recordemos) habrían sido producidos por Lariosaurus, mientras que Nothosaurus sería el responsable de los rastros grandes. El descubrimiento de estas icnitas soporta las hipótesis ya existentes sobre el modo de desplazamiento de los notosaurios, impulsados principalmente por las extremidades. Además, pueden proporcionar nueva información sobre la manera de alimentarse de estos reptiles, pues se sugiere que irían desplazándose sobre el fondo marino a medida que rastreaban el mismo en busca de alimento como peces o invertebrados de distintos tipos.


Así pues, parece que estamos un paso más cerca (y nunca mejor dicho) de conocer mejor a estos organismos del Triásico, de los que nos quedan todavía muchas incógnitas por resolver.

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Más información:
13.6.14 0 comentarios

Riodevemys inumbragigas en los medios


Varios medios han publicado estos días noticias sobre la nueva tortuga del Jurásico Superior recientemente descrita en Teruel: Riodevemys inumbragigas. Como se ha indicado en este blog, se trata del primer taxón de Pleurosternidae definido en España, habiéndose hallado en el mismo yacimiento donde se recuperaron los restos del saurópodo Turiasaurus riodevensis. Aquí os dejamos algunas noticias:
12.6.14 0 comentarios

Nuevas pistas sobre el "Taxón B" malgache: la descripción de Vahiny depereti

Caja craneal de Vahiny en campo (Foto: Andy Farke).

Los restos titanosaurios de Madagascar fueron descritos por primera vez por Charles Depéret en 1896. Y Thevenin apuntó ya por 1907 que probablemente existirían dos taxones en los ecosistemas de la Formación Maevarano, Cuenca de Mahajanga.

Por desgracia, hasta ahora solo se conocía Rapetosaurus krausei, un titanosaurio bien conocido y relativamente importante para la filogenia de los saurópodos más derivados. No obstante, del segundo taxón de Madagascar, solo se habían encontrado restos muy fragmentarios o aislados, como por ejemplo algunas vértebras caudales sin conexión. Estos restos permitían reconocer un taxón que no era Rapetosaurus, que sería muy poco abundante en comparación con la gran cantidad de restos asignables al anterior. Y que por desgracia, no eran lo suficientemente diagnósticos para dar nombre a lo que se conoció durante décadas como “Taxón B” malgache.

Pero un estudio reciente llevado por Curry-Rogers y Wilson ha permitido describir por fin un nuevo género y especie. Vahiny depereti sería, al fin, el segundo taxón malgache.

Basicraneo de Vahiny en vistas anterior (izquierda) y posterior (derecha).

En este trabajo se describe el basicraneo del holotipo de Vahiny, que compartiría características con taxones como Jainosaurus, Pitenkesaurus o Muyenlesaurus. Además, también se describen algunas características de los restos de un segundo basicraneo, probablemente de un juvenil. No obstante, este segundo basicraneo no tiene ninguna característica diagnóstica para ser asignado a un taxón descrito. En cambio, sí permite discutir algunos caracteres y su implicación en la ontogenia.

Basicraneo de Vahiny en vistas lateral derecha (A) y lateral izquierda (B).

El basicraneo contrastaría notablemente con el de Rapetosaurus, especialmente en la zona de las túberas basales y el complejo basioccipital-basisfenoides. Mientras que las túberas de Rapetosaurus están diferenciadas de los procesos basipterigoides, y se componen a partes iguales por el basioccipital y basisfenoides, en Vahiny no hay una diferenciación tan marcada entre las túberas basales y los procesos, mientras que el basioccipital sería el hueso en que se ubicarían las túberas.

 
 Comparativa entre Vahiny (A) y Rapetosaurus (B).

Además, algunas características especialmente de la nerviación, serían caracteres bastante primitivos, similares a Jainosaurus o incluso otros saurópodos no titanosaurios. Los autores también describen algunas de estas características en el ejemplar juvenil, por lo que propondrían que algunos cambios que afectan a la porción ventral del basioccipital, por ejemplo, serían adquiridos en estadios tempranos de la ontogenia.


Detalles del ejemplar juvenil en vistas dorsal (A), ventral (B), lateral derecha (C), posterior (D), anterior (E) y lateral izquierda (F). bt. Túbera basal. f.bs. Faceta del basisgenoides. f.eo.op. Faceta del exoccipital-opistótico. no. Indentación en la parte distal de la túbera. oc. Cóndilo occipital.

Aunque el segundo taxón malgache ya se empieza a definir como Vahiny, aún queda bastante por hacer. Aproximadamente un 10% de los restos de titanosaurios encontrados corresponderían a ejemplares tanto adultos como juveniles, todos ellos distintos a Rapetosaurus. No obstante al provenir de restos aislados, disociados, fragmentarios, etc. se ha optado por describir Vahiny solo en función de un basicraneo diagnóstico. Los demás restos, están a la espera de nuevos hallazgos. Pero por fin se va dibujando el segundo taxón malgache en el horizonte, y con él resolver una problemática plagada de incógnitas y nomen dubia en la historia de la paleontología de titanosaurios de Madagascar.

Al menos que no se diga, se ha empezado con cabeza.

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Referencias:
11.6.14 0 comentarios

Presentación de la "Ruta de los Dinosaurios" de Cuenca


El pasado lunes se presentó en Cuenca el convenio de colaboración firmado entre la Diputación Provincial y la UNED dentro del Plan de Infraestructuras Turísticas (PLAMIT). Uno de los objetivos es llevar a cabo la "Ruta de los Dinosaurios", en la que se incluyen los yacimientos de Lo Hueco en Fuentes, el yacimiento de Las Hoyas en La Cierva y los parajes de Cañada del Hoyo, Palancares y Tierra Muerta. Esta ruta contará con una aplicación para móviles que permitirá a los visitantes seguir los puntos de referencia y cómo era la vida en la época de los dinosaurios en cada uno de los lugares que visitan. Varios medios digitales e impresos se han hecho eco de la noticia. Dejamos una selección de algunos de ellos:

Por otro lado, también se hizo referencia a la presentación de "La Ruta de los Dinosaurios" en la edición del 09/06/2014 de Noticias Castilla-La Mancha de RTVE:


Por otro lado, el día 10/06/2014 se emitió una entrevista a Francisco Ortega (UNED), uno de los investigadores implicados en el proyecto, en el programa Cuenca en la Onda de Onda Cero:


Finalmente, el día 11/06/2014 también entrevistaron al paleontólogo Francisco Ortega (UNED) en El Pasacalles, programa radiofónico de RTV Castilla-La Mancha:

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Visitando el Museo Argentino de Ciencias Naturales


Desde el otro lado del Atlántico recibimos noticias de nuestra enviada especial a Tierras Argentinas que se encuentra revisando material de las colecciones de Carcharodontosauridos y otros grupos de terópodos. La primera parada de este gran viaje ha sido la visita al Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" en la capital de Buenos Aires.

El museo se encuentra situado en el Parque del Centenario y cuenta con una amplia colección paleontológica de Argentina y otras partes del mundo. Así como una sala de geología, anatomía comparada y varias destinadas a la fauna y flora del país. Cabe destacar su amplía sala dedicada a los dinosaurios aviarios tan diversos que se pueden encontrar por los distintos ecosistemas del continente sudamericano. 


Centrándonos en la parte paleontológica, sin duda, la estrella de la colección es el esqueleto de Carnotaurus sastrei que puede verse nada más entrar en la misma. Por la sala, acompañando a este magnífico ejemplar, hacen gala otros terópodos argentinos como Herrerasaurus y Piatnitzkisaurus y el característico cráneo de Abelisaurus. El mundo saurópodo esta menos representado en la exposición pero cabe destacar el asombroso y extraño Amargasaurus.

Por supuesto, la mayor sorpresa que cualquier espectador enamorado de Cuenca puede encontrarse es una réplica de nuestro querido Iberomesornis, que cumple su papel explicativo en un mural dedicado al origen de las aves actuales.


Por todo esto y mucho más, este museo es visita fundamental dentro del recorrido turístico de la ciudad. Después, claro está, de llenar el estomago con un buen bife de chorizo y un vinito del lugar.

Próximamente, recibiremos noticias de otros museos de las tierras patagónicas. Y para terminar, la imagen de este mural que no tiene desperdicio. 

9.6.14 0 comentarios

Jugando con la máquina del tiempo del MNCN



Presentamos y contribuimos a la difusión de Time Machine, un pequeño juego multimedia desarrollado por Flying Dodos en colaboración con el Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC.

Time Machine es:
  • un recurso educativo con licencia Creative Commons para conocer la Historia Natural de la Tierra.
  • una guía multimedia de la exposición permanente "Minerales, Fósiles y Evolución Humana".
  • un dinámico juego en el que se interactúa con las piezas de la sala.
En la web del Museo es posible jugar con la animación, así como obtener más información sobre la misma.


6.6.14 0 comentarios

Goniopholididae del Cretácico Inferior de Galve


El miércoles 4 de Junio fue el día en que Ignacio Arribas defendía, en la Universidad Autónoma de Madrid, su trabajo de fin de grado (TFG) en paleontología de vertebrados titulado "Un nuevo goniofolídido (Crocodylomorpha, Neosuchia) del Cretácico Inferior (Galve, Teruel): aproximación filogenética".

El trabajo versaba sobre unos restos clásicos de las excavaciones de Galve, en la Formación Camarillas (Barremiense inferior) que habían sido estudiados previamente de forma preliminar por Ángela D. Buscalioni, tutora del trabajo, en la década de los 80. Estos restos, en su gran mayoría craneales, fueron descritos por Ignacio en una escueta y muy cuidada presentación en la que expuso sus resultados de forma muy amena y concisa.

El trabajo ha sido calificado, como cabía esperar,  con una buena nota; pero la cosa no termina aquí. Por lo que sabemos, Ignacio piensa seguir estudiando los cocodrilos de Galve y publicar los resultados de su proyecto, por lo que tendremos más noticias suyas en breve.



¡Enhorabuena por un gran proyecto! ¡Y mucho ánimo por todo lo que seguirá!

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Imágenes:
  • Arriba: El clásico Goniopholis del yacimiento de Bernissart (el mismo que el de la manada de Iguanodon), dibujado por Dollo. 
  • Abajo: Ignacio, al comienzo de la defensa de su proyecto. Lamentamos la calidad de la imagen, pues fue hecha con la cámara del teléfono móvil de uno de nuestros corresponsales.
5.6.14 0 comentarios

Los reptiles mesozoicos marinos y la tectónica


Durante el Mesozoico, varios grupos de reptiles marinos experimentaron un espectacular retorno desde la tierra al medio acuático, colonizando la mayoría de los ambientes marinos. Estos reptiles correspondían a taxones altamente diversificados, tanto sistemática como ecológicamente, incluyendo varios de los mayores depredadores de esos ecosistemas marinos. Los principales clados fueron Ichthyosauria, Sauropterygia, Thalattosauria y varios linajes de Testudinata, Crocodyliformes, Rhynchocephalia y Squamata.

Hasta ahora ningún trabajo recopilaba y revisaba todas las referencias a la distribución de esos taxones, y las analizaba desde el punto de vista geográfico, paleobiogeográfico y temporal. Un nuevo artículo, publicado en Gondwana Research, recoge una exhaustiva compilación de las ocurrencias de esos reptiles, tanto a nivel genérico como supragenérico, teniendo en cuenta los paleoambientes en los que habitaban. Estos datos son presentados sobre mapas paleogeográficos, correspondientes a varios periódos: Triásico Inferior, Medio y Superior; Jurásico Inferior, Medio y Superior; Cretácico Inferior, “Medio” y Superior. A partir de eso, estos datos son analizados para deducir patrones de dispersión, así como factores ecológicos y biológicos responsable de su distribución.

De esta manera, el nuevo trabajo demuestra que existe una estrecha relación entre la distribución paleobiogeográfica de los reptiles marinos mesozoicos y la desfragmentación de Pangea. De maneura global, los reptiles marinos se distribuyen a través de los corredores marinos generados tras la desfragmentación de este supercontinente. Se observa que la mayoría de los clados de reptiles marinos mesozoicos exhibían una distribución cosmopolita o, al menos, pandémica, desde etapas tempranas de su historia evolutiva. La adquisición de adaptaciones morfológicas para la vida completamente acuática, combinada con el desarrollo de caracteres termofisiológicos específicos, son identificados como responsables de que muchos de esos animales fueran eficientes nadadores de largas distancias.


De manera general se identifica a taxones del Triásico Inferior como formas costeras. Sin embargo, a finales del Triásico y durante el Jurásico, la ruptura de Pangea resultó en la formación de importantes corredores marinos que conectaban el Tethys con los océanos Atlántico Norte y Pacífico. Esta tendencia se incrementó durante el Cretácico, con la expansión del Océano Atlántico y la ruptura de Gondwana, permitiendo a los reptiles marinos de aguas abiertas distribuirse a lo largo de amplias distancias. Sin embargo, a pesar de que se realizaban importantes cambios faunísticos a escala global siguiendo un modelo de dispersión, algunas regiones, como es el caso del Tethys mediterráneo, se caracterizaban por una peculiar composición faunística, ilustrada mediante la ausencia de migraciones. Esto contrata con la aparente ausencia de barreras. Por tanto, aunque la tectónica de placas facilitó intercambios faunísticos globales, otros parámetros, tales como aquellos de carácter ecológico o biológicos, jugaron un relevante papel en el endemismo de algunos de esos grupos marinos, tal como ocurre en la actualidad.

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Riodevemys: el primer pleurostérnido del registro español


Todo el mundo está familiarizado con las tortugas terrestres, los galápagos y las tortugas marina, es decir, con los miembros de Eucryptodira. Sin embargo, este exitoso grupo de quelonios tuvo en el pasado una estrella gemela (o, para ser más correctos, un grupo hermano): Paracryptodira. Se trata de un grupo de tortugas dulceacuícolas, relativamente abundantes y diversas, que habitaron entre, al menos, el Jurásico Medio y el Eoceno, es decir, entre hace unos 165 y 45 millones de años. Los miembros de Paracryptodira se han reconocido tanto en Norte América como en Europa. De hecho, este grupo debía estar distribuido por ambos continentes antes de la separación de los mismos. La apertura del Océano Atlántico Norte repercutió en la distribución y evolución de muchos grupos de reptiles. Un nuevo estudio, recientemente publicado en la revista Journal of Systematic Paleontology, demuestra que los representantes de paracryptodira Pleuroternidae evolucionaron de manera independiente en ambos continentes. De hecho, un nuevo taxón, Riodevemys inumbragigas, es descrito. Esta nueva tortuga proviene del yacimiento Español de Riodeva, donde fue hallado uno de los saurópodos de mayor tamaño hasta ahora conocidos en Europa. De este hecho deriva el nombre específico, que viene a significar “a la sombra del gigante”.


El nuevo trabajo permite establecer una nueva hipótesis sobre las relaciones de parentesco entre todos los miembros de Paracryptodira conocidos, permitiendo formular una hipótesis sobre su distribución paleobiogeográfica. Entre otras aportaciones, las enigmáticas Compsemys (procedente del registro Norteamericano) y Berruchelus (europea), son reconocidas como miembros de un nuevo clado, denominado Compsemydidae.


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La leyenda de Lo Hueco


Todas las leyendas tienen un poso de verdad. Todas encierran misterios que escapan a la razón humana. Quizás por eso nos fascinan y atraen. Y, algunas, nos aterran.

Fuentes es un pueblo que ronda los quinientos habitantes, situado en las primeras estribaciones de la Serranía de Cuenca. Su término municipal es muy extenso. En primavera, los campos de trigo y cebada inundan con una marea de verde esperanza laderas y llanuras. Y en agosto, los girasoles desafían el calor abrasador del sol, tiñendo de amarillo el paisaje. Luego, cuando la cosecha termina, queda la tierra, fuerte, dura. A veces hueca.

Cada paraje tiene un nombre y algunos, como es el caso de Lo Hueco, hasta su propia historia.

Cuenta la leyenda que hace muchos años (aunque no tantos como para que el manto del olvido haya borrado su memoria) en ese lugar de Fuentes la tierra era fértil. A pesar de no estar en la ribera del río Moscas y gozar de los beneficios de la vega, los manantiales que por allí afloraban, y que todavía nos regalan su agua en primavera, hacían del paraje un territorio productivo. Sin embargo, los labradores no lo contemplaban con buenos ojos. Algunos había que hablaban de ruidos profundos que podían escucharse a plena luz del sol. Otros afirmaban que, cuando las caballerías tiraban fuerte del arado, el suelo sonaba hueco, como si debajo existiera una caverna gigantesca y recóndita, dispuesta a engullir cuanto hubiera en la superficie.

Aquella mañana no era diferente a otras del mes de Junio. La faena abundaba para los braceros que, desde el pueblo, madrugaban, dispuestos a empezar la cosecha antes de que el calor apretase. La fiesta de San Antonio había terminado y era hora de recoger los frutos que los campos prometían. Ya se sabe que, en esas fechas, una mala tormenta podía dar al traste con el trabajo y las ilusiones de los agricultores (igual que ahora).

El camino era largo pero, con pocos años a la espalda, se hacía llevadero: unos cantaban, otros hablaban de lo acaecido en la última verbena. Las mozas, entre risas y cuchicheos, miraban de reojo a los guapos muchachos que, con la hoz al hombro, marchaban delante.

Las parcelas no eran tan grandes como en la actualidad. Aún faltaba mucho tiempo para la famosa Concentración Parcelaria de los años sesenta. Pero el trabajo endurecía la piel y el alma de aquellos hombres: eran sus manos, manos de labradores curtidos, las que cosechaban el trigo y la cebada y las que luego cargaban los haces en los carros y los llevaban hasta las eras, donde el grano se ablentaba y trillaba.

Aunque estaba amaneciendo, el azul del cielo era tan intenso que parecía un trozo de mar suspendido en el aire. Haría calor sobre la tierra áspera.

El paraje de Lo Hueco se recortaba en el horizonte.
- Hoy me toca segar la mies de Lo Hueco -comentó Juan mirando aprensivo la ladera.
- ¡No me digas que te da miedo! -le respondió Abel entre risas.
- Pues a mí sí me lo daría. ¿Sabéis que el tío Pablo casi se cae con su mula en una sima que se abrió por allí cerca?
- ¡Cómo para no tener miedo! -exclamó Joaquín.
- ¡Bah! Eso son paparruchas -terció Abel.
- Paparruchas sí, pero tú bien que dijiste que no al tío Hilario cuando te ofreció que le segaras su parcela -sentenció Joaquín.
- ¡Y tú que sabrás! -respondió el aludido.

Y así, entre recelos y temores, risas y burlas, comenzó la jornada. Cada uno en su trozo de tierra, cada uno con el pañuelo en la cabeza y la mano en la hoz, doblada la espalda sobre el campo.

Hacia el mediodía era obligado parar a almorzar. Había que reponer fuerzas para seguir trabajando. Las mozas ya habían destapado las tarteras con la merienda y algunas otras llegaban desde el pueblo con la comida para sus padres y hermanos.

- No va mal la cosa -afirmó el tío Anastasio, uno de los más veteranos. - A este paso terminamos en dos días estas parcelas.
- ¡Quiah! -exclamó el tío Melquíades. –Quieras que no, aún nos falta lo peor. Esto está llano, pero por allí, en la ladera, se hace más difícil. Y está lleno de piedras.
- ¿Alguien ha visto a Juan? -preguntó María, una moza casadera que le tenía echado el ojo al mozo.
- Ese ni se ha enterao de que es la hora de almorzar -apuntó Abel. ¡O a lo mejor se lo ha tragao la tierra! -exclamó en mitad de una carcajada.
- ¡Muchacho, con esas cosas no se juega! -le cortó tajante el tío Melquíades. –Más te vale acercarte pa’llá y llamarlo pa que venga.

Por no llevar la contraria, Abel se terminó el trozo de pan con tocino que se estaba comiendo y, sin mucha convicción, caminó un trecho hasta lo alto de la ladera.

Desde arriba pudo ver el carro y la mula que llevaba Juan.

- ¡Juan! ¡El almuerzo nos lo estamos comiendo! ¡Y la María ha preguntado por ti! Yo pa’mi que la tienes loca. ¡Menudo estás hecho!

Al llegar a la altura de la mula, Abel vio la hoz de Juan. Estaba tirada en el suelo, pero ni rastro de su dueño. Una sensación de intranquilidad comenzó a adueñarse de él. Un poco más abajo se encontró con el pañuelo de su amigo. Sí, esa mañana se lo había visto anudado en el cuello, cuando habían discutido sobre Lo Hueco.

¡Lo Hueco! La intranquilidad que sentía dio paso al temor y luego al miedo. La mula, allí al lado, parecía inquieta. Y, de pronto, él también lo oyó. Surgía de las entrañas de la tierra. Era un quejido lastimero, profundo, que ascendía hasta la superficie envolviendo el ambiente. El suelo pareció temblar bajo sus pies. Se dio cuenta, con horror, que una grieta comenzaba a formarse entre los surcos de la parcela. Trató de gritar, pero no pudo. La voz se ahogó dentro de su garganta. El sudor le caía por la frente, al tiempo que su cuerpo temblaba. El terror le paralizaba. El crujido de la tierra, abriéndose en canal, le llegaba claro y nítido.

Y, por fin, cuando parecía que nada ni nadie le harían recobrar el movimiento, un empujón de la caballería le devolvió la fuerza y el impulso a sus músculos, a sus piernas, a su cerebro.
Por su mente sólo pasó una idea: correr ladera abajo, hacia donde los demás se encontraban. Y eso fue lo que hizo, tan rápido como pudo, con la cara blanca y desencajada.

Al llegar al grupo, el tío Melquíades fue el primero en percatarse del estado del joven.
- Pero ¿qué te pasa Abel? ¿Has visto un aparecido?
- ¡Juan! -fue lo único que acertó a pronunciar Abel.
- ¿Qué le pasa a Juan? ¡Ay, Dios mío! ¿Qué le pasa a Juan, dónde está? -preguntó Maria, con un hilo de voz.
- ¡La tierra se ha abierto! Lo he visto con mis propios ojos -exclamó Abel temblando. -¡Y se ha tragado a Juan!
- ¡Pero qué dices, muchacho! -arremetió el tío Melquíades mientras lo cogía por los hombros.
- ¡Sí, subid y lo veréis vosotros mismos! Se ha abierto una grieta en el suelo y Juan no está. Su hoz y su pañuelo están en el suelo, pero él no está. ¡Os digo que se lo ha tragado la tierra!

Algún tiempo después, las buenas y malas lenguas comentaron que el desaparecido Juan dio señales de vida desde Valencia. Al parecer, aquella mañana había visto claro que su porvenir no pasaba por empuñar una hoz y, ante el temor de que sus padres no le dejaran nunca abandonar el pueblo, se había ido caminando hasta la carretera de Valencia, que apenas distaba a unos kilómetros de Lo Hueco. Había huido de un futuro lleno de polvo seco…

Si es verdad que Juan terminó en la capital del Turia, sano y salvo, o que se lo tragó la tierra, sólo los más viejos lo saben. Lo que sí es cierto es que, muchos años después, gracias a las obras de Alta Velocidad Madrid-Valencia, en el paraje de Lo Hueco apareció uno de los yacimientos paleontológicos más importantes de Europa.

Aquellos quejidos que la tierra exhalaba seguramente eran movimientos de la corteza. Sí, seguramente. Al igual que las grietas y las simas que ocasionalmente se han formado en ese terreno. Pero lo cierto es que allí, a muchos metros de profundidad, estaban enterrados cientos de lagartos terribles, de aterradores dinosaurios, dragones de ficción… Nadie sabe cómo. Nadie sabe por qué.

Y esto último no es leyenda. ¡Ea!


Sonia Martínez Bueno


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Además de gigantes… otros quelonios poblaban Arévalo


A comienzos de la década de 1930 (ya ha llovido desde entonces…), José Royo y Gómez y varios colaboradores hallaron restos de quelonios miocenos en varios afloramientos de la localidad de Arévalo (Ávila). De esta manera, Arévalo se convirtió en una conocida localidad en cuanto a su registro de quelonios gigantes, que fueron atribuidos a “Testudobolivari. Desde 1965, allí se han encontrado y citado nuevos ejemplares de tortugas terrestres gigantes. Ningún otro taxón de quelonio ha sido reconocido, hasta el momento, en Arévalo.

El estudio detallado de colecciones clásicas aporta relevante información. De esta manera, se ha identificado material inédito, también recogido en la década de 1930 en Arévalo, que formaba parte de la colección de la que él era el responsable, y asignable a otros dos taxones. Los ejemplares más relevantes son analizados por primera vez en un trabajo presentado en la 56 Sesión Científica de la Sociedad Geológica de España, celebrada el 30 de mayo en Alicante.

Uno de los taxones hasta ahora inéditos para esta localidad es también identificado como un testudínido terrestre, tratándose probablemente de un miembro de Paleotestudo. La presencia de dicho taxón ha sido recientemente confirmada en la Península Ibérica, reconociéndose como abundante tanto en niveles del Mioceno Medio como Superior. El otro quelonio aquí reconocido corresponde a una forma dulceacuícola.

La asociación de un testudínido pequeño, uno gigante y un quelonio acuático es similar a la reconocida en otros yacimientos aragonienses y vallesienses tanto ibéricos como europeos.

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Referencia:
  • Pérez-García, A.; Murelaga, X. In press. Identificación de varios taxones de quelonios en el Vallesiense (Mioceno superior) de Arévalo (Ávila, Cuenca del Duero, España). Geogaceta.
  • Imágenes: Algunas de los ejemplares hasta ahora inéditos, correspondientes a quelonios terrestres de pequeño tamaño, procedentes del Mioceno Superior de Arévalo (Ávila).