Mitología y realidad se unieron para explicar, el 25 de marzo de 1849, en “Museo de las familias”, cómo era y cómo vivía el ictiosaurio.
Transcripción (Textual):
Transcripción (Textual):
Es un monstruo con patas de cetáceo, de cuerpo de pescado y de cabeza y cola de lagarto. Tiene de quince a veinte pies de longitud, y á fuerza de mucho trabajo sale del mar, pues su talla, pesada y maciza, no le permite arrastrarse fácilmente por la arena con sus cortas patas.
Sus anchas mandíbulas, están armadas de dientes formidables, y todo anuncia que sus costumbres son feroces: lo que mas particularmente contribuye á hacer su fisionomía siniestra, son sus ojos de un extraordinario grandor, que hasta le permiten ver los objetos en medio de las tinieblas. Por eso, de noche es cuando especialmente se desliza por debajo del agua para coger su presa dormida. Su respiración aérea, no le permite separarse mucho de las riberas, y cuando nada entre dos aguas, se ve obligado, con mucha frecuencia, á retirarse á la superficie para poder respirar.
Cuanto llevamos dicho acerca de este animal, lo hacemos bajo una suposición, pues se cree que no existen ya mas que sus fragmentos, que los ha encontrado Cuvier de siete especies bien caracterizadas. El mismo Cuvier es de opinión que dicho animal no habia podido nunca salir del nivel del mar, y que debia estar sobre la arena como las ballenas y los delfines cuando les faltaba el agua.
Pero el gran naturalista se ha equivocado ó debia admitir (lo que aun seria mas estraordinario que los mismos mónstruos) que los ictiosaurios eran vivíparos, y de eso no dice una palabra.
Estos animales deben, pues, salir del agua para poner sus huevos, pues tenian la facultad de arrastrase por la tierra, en lo cual se asemejan á otras muchas especies conocidas. La lámina ó grabado que acompaña á este artículo es tan exacto, que nos creemos dispensados de mayores explicaciones, mucho mas tratándose de un animal, cuya existencia es por lo menos dudosa.
Sus anchas mandíbulas, están armadas de dientes formidables, y todo anuncia que sus costumbres son feroces: lo que mas particularmente contribuye á hacer su fisionomía siniestra, son sus ojos de un extraordinario grandor, que hasta le permiten ver los objetos en medio de las tinieblas. Por eso, de noche es cuando especialmente se desliza por debajo del agua para coger su presa dormida. Su respiración aérea, no le permite separarse mucho de las riberas, y cuando nada entre dos aguas, se ve obligado, con mucha frecuencia, á retirarse á la superficie para poder respirar.
Cuanto llevamos dicho acerca de este animal, lo hacemos bajo una suposición, pues se cree que no existen ya mas que sus fragmentos, que los ha encontrado Cuvier de siete especies bien caracterizadas. El mismo Cuvier es de opinión que dicho animal no habia podido nunca salir del nivel del mar, y que debia estar sobre la arena como las ballenas y los delfines cuando les faltaba el agua.
Pero el gran naturalista se ha equivocado ó debia admitir (lo que aun seria mas estraordinario que los mismos mónstruos) que los ictiosaurios eran vivíparos, y de eso no dice una palabra.
Estos animales deben, pues, salir del agua para poner sus huevos, pues tenian la facultad de arrastrase por la tierra, en lo cual se asemejan á otras muchas especies conocidas. La lámina ó grabado que acompaña á este artículo es tan exacto, que nos creemos dispensados de mayores explicaciones, mucho mas tratándose de un animal, cuya existencia es por lo menos dudosa.
1 comentario:
Pues bastante exacto, al menos con los criterios actuales, hasta en lo de que eran vivíparos...
Felicidades por el blog.
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