Sólo se me ocurre una forma de empezar a escribir esta entrada y es haciendo una petición a todo aquel que lea estas líneas: por favor, si alguien conoce el número de teléfono de Steven Spielberg, que llame al contestador del blog y lo deje allí (se le recompensará generosamente).
¡Quinientos once millones de dólares en su primer fin de semana! Esa es, según dicen las buenas lenguas, la recaudación obtenida por “Jurassic World”, la cuarta entrega de la saga. Debo reconocer que no he ido a verla, pero tampoco creo que eso entristezca mucho a su productor, dadas las cifras alcanzadas. Suficientes para tomarse una cerveza en la barra del bar de mi pueblo…
Y es que son muchas las cosas que se pueden hacer con ese dineral: un museo, un centro de investigación, un parque…
Aunque, a raíz del estreno de esta película, me he encontrado con una noticia muy curiosa: alguien (seguramente un tanto aburrido) se ha entretenido en cifrar el coste que, aproximadamente, tendría un espacio como el que se describe en Jurassic Park. Pues bien, dejando de lado las patatas fritas, las pipas y los refrescos de cola, resulta que es mucho más caro comprar los terrenos para construir el parque (23.000 millones) y mantenerlo abierto (12.000 millones), que pagar a todo un equipo de científicos para crear nuevos dinosaurios.
En definitiva, lo de menos son las atracciones. Lo caro son las recalificaciones y compras de terrenos y los mantenimientos de las instalaciones (sean del tipo que sean).
¿Por cuánto salía el complejo de “Lo Hueco”? Creo recordar que era algo menos… Pero claro, a la vista de esos datos, es para pensárselo.
Sonia Martínez
Dinosaurios de andar por casa
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