Tratar de inferir la coloración de animales extintos ha sido un rompecabezas tanto para paleoartistas como para científicos de todo tipo. La ausencia de tejidos blandos, o los procesos de fosilización por los cuales las evidencias de piel, plumas, protoplumas, filamentos, etc. pierden su coloración original, no lo ponen fácil.
Muestreo de melanosomas representativo de los diversos grupos de estudio. a) piel de arcosaurios, testudines y lepidosaurios, c) pelo en mamíferos, e) plumas de aves actuales.
La inferencia del color de los dinosaurios extintos se ha basado en una correlación entre la coloración y los orgánulos que contienen la melanina (melanosomas) en el plumaje de las aves. Un estudio recientemente publicado por Li y colaboradores explora la evolución de los melanosomas con algunas conclusiones nada esperanzadoras.
Muestreo de melanosomas en a) lepidosaurios fósiles, c) pterosaurios, e) dinosaurios no maniraptores, g) dinosaurios maniraptores.
El muestreo original de los melanosomas de 101 especies de aves actuales se amplió con especies de mamíferos, lepidosaurios, arcosaurios, testudines, y los únicos morfotipos de melanosomas registrados que están asociados al color negro puro, los de los pingüinos. Se incluyeron muestras de piel, plumas, pelo y filamentos. También se muestrearon especies fósiles de lepidosaurios, arcosaurios, testudines, pterosaurios, así como múltiples especies de dinosaurios del Jurásico Superior y Cretácico Inferior de China. El muestreo de dinosaurios chinos abarca desde el ornitisquio Psittacosaurus hasta las paraves y aves Anchiornis, Microraptor, Confuciusornis, etc.
De los análisis estadísticos se pueden obtener dos conclusiones. Por una parte se observan dos grandes eventos de diversificación de los morfotipos de melanosomas. Uno asociado a la aparición del pelo en mamíferos y otro, en los maniraptores (y sus descendientes, las aves). Los autores asocian este segundo evento a una convergencia en muchas funciones de la fisiología de las aves con la de los mamíferos, como puede ser tasas metabólicas elevadas o efectos pleiotrópicos sobre el sistema receptor de melanocortina.
La otra conclusión de estos estudios, es que solo en estos dos eventos evolutivos, el tamaño de los melanosomas y la coloración son correlacionables. En dinosaurios, al igual que ocurriría con arcosaurios más basales, tortugas o lepidosaurios, no existiría correlación entre la variabilidad de tamaños de los melanosomas y la coloración. Por lo que tratar de inferir la coloración se vuelve una tarea más difícil si no imposible.
Parece que no son buenas noticias para los interesados en ponerle color a los dinosaurios, ya que los únicos dinosaurios no avianos en los que podría establecerse una correlación e inferirse el color, con cierta seguridad, serían los maniraptores.
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