8.8.13

Dinosaurios rotonderos... Pero ¿quién ha puesto ahí este bicho?

  
Con el verano retomamos una serie clásica del blog: los dinosaurios de las rotondas, caminos y afueras de yacimientos. Y lo hacemos con una entrada que, en justicia, debió ser la primera. Vamos a repasar parte de la obra (hoy nos dedicamos fundamentalmente a la contribución soriana) de Ramón Ruíz Lloreda.

¿Qué quién fue este tipo?, Ramón Ruíz Lloreda (1926-2002) fue un médico cántabro (algún malintencionado pensará que viendo su obra se entiende que fuese cualquier cosas menos paleontólogo) con habilidades escultóricas. Son suyas algunas obras de bronce callejeras que pueden verse en Santander, como los monumentos a la Marina Mercante, a la Sardinera, a Félix Rodriguez de la Fuente, o, probablemente el más conocido, al Médico Rural en Potes (Cantabria)… y,  ¿entonces?

Pues bueno, Ramón Ruíz Llorena fue también uno de los pioneros de los conjuntos escultóricos dinosaurianos en España. Cuando a nadie se le ocurría colocar esculturas a tamaño real de dinosaurios de fibra de vidrio en ningún sitio, este escultor acometió la primera oleada de puesta en valor de yacimientos en la Cuenca de Cameros.

Aunque su dinosaurio más conocido sea el tiranosaurio de Enciso (La Rioja) (el que encabeza este post) vamos a dedicar esta entrada a sus trabajos en la provincia de Soria.

En los años 90 la Excma. Diputación Provincial de Soria inició una serie de actuaciones en el Valle del Río Cidacos con la intención de dar a conocer y potenciar los restos paleontológicos de esta zona de la provincia, como rezaba la inscripción de la placa inaugural de Villar del Río, donde se colocó un enorme braquiosaurio, que fue la primera de las reproducciones realizadas por Ramón Ruíz Lloreda en fibra de vidrio y armazón metálico a tamaño natural.


A este braquiosaurio siguieron:


  • Un Iguanodon en Ventosa de San Pedro (Soria):


  • Un estegosaurio en Santa Cruz de Yanguas (Soria):


  • Y un Triceratops en Bretún (Soria):


Animado por el tema, Ramón Ruíz Lloreda dejo plasmada su experiencia como dinoescultor en un libro ("Conoce los dinosaurios") que todo dinoescultor ibérico debería tener.


Vistos hoy, no se puede decir que la aventura soriana de Ramón Ruíz Llorena cumpla los estándares de calidad actuales: pocos de los animales que representó tiene registro ibérico, casi ninguno hace referencia a los yacimientos del entorno en el que están instalados y su aspecto dista mucho de la imagen que tenemos actualmente de muchos de estos animales. Incluso, es posible que, comparados con esculturas más recientes, alguno de ellos provoque cierta perplejidad (gestos como: pero ¿qué demonios hace esto aquí?).

Pese a todo, reivindicamos desde aquí el encanto que emana de la condición de pioneras de estas esculturas.

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