30.8.13 0 comentarios

Técnicas de reintegración para la preparación de fósiles en el 61st SVPCA de Edimburgo


Durante estos días (27 de agosto-30 de agosto) se está celebrando en Edimburgo (Escocia) el 61st Symposium for Vertebrate Palaeontology and Comparative Anatomy / 22nd Symposium for Palaeontological Preparation and Conservation Geological Curators’ Group, al que ha asistido el Grupo de Biología Evolutiva de la UNED representado por Fátima Marcos. Junto a Vicen Carrió (National Museums Scotland), ha presentado el poster titulado "Pros and Cons of Restoration", en el que se muestran, entre otras, algunas técnicas de reintegración aplicadas recientemente a un pequeño ornitópodo del Jurásico Superior de la Cuenca Lusitánica en Portugal y a restos de saurópodos del Cretácico Superior de Lo Hueco (Fuentes, Cuenca).

El resumen es el siguiente:

The criteria for conservation and restoration of a specimen have always been problematic. Restoration has been an issue that has generated controversy: should we restore missing parts at all? How far should we intervene and interpret? What should we use? Do we have the proper training to do so? In palaeontological preparation the issue is even more complex. In most cases, the restoration is not for aesthetics, but to give stability to the specimen. We are rediscovering animals and plants that lived in the past, and in many cases, we do not know their anatomy. The collaboration between the researchers and the preparators' will dictate the way in which the restoration will be undertaken, according to the scientific use of the piece.

Common to all the criteria used is that the restoration must be reversible and recognizable, so that we can always return the piece to its original condition. Furthermore, all conservation materials used should be compatible with the original fossils. The characteristics of the added parts must be similar and not cause further damage or deterioration to the specimen.

Currently, in conservation and restoration, we use a number of acrylic resins which have been proven to be inert and reversible. Resins are used both in restoration for structural reinforcement, and for aesthetic restoration.

These resins are miscible with various types of fillers that will modify their colour, texture or hardness. Different situations call for different mixtures of solvent, fillers and resins to be used.

Depending on the amount of product to be mixed and the percentage of the resin with respect to the solvent, the “characteristic” result product will be different, allowing us to apply it as the piece requires.

Más información:
  • En la imagen, Vicen Carrió posa junto al poster presentado en el SVPCA/SPPCGC (Foto cortesía de Penélope Cruzado, ¡gracias!).
  • Referencia: Carrió, V. & Marcos, F. (2013) "Pros and Cons of Restoration" 22nd Symposium for Palaeontological Preparation and Conservation Geological Curators’ Group.
29.8.13 0 comentarios

Jaime Truyols Santonja: In memoriam


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22.8.13 0 comentarios

Winter is Coming


Con el golpe de calor que sufrimos estos diás, es el momento apropiado para hablar de cuestiones relacionadas con la temperatura (que no sólo tienen cabida las conversaciones en los ascensores o en la sección meteorológica de los distintos programas informativos)... 
Y resulta un reto engancharlo con las faunas arcosaurinas mesozoicas (que es de lo que tiene que ir este blog),  y con películas y series (que es de lo que va esta sección)... pero vamos a ello (la ciencia tiene recursos para casi todo).
Recientemente se ha publicado en la revista Nature Geoscience un artículo que explica como, en tiempos muy, pero que muy, lejanos (allá por el comienzo del Cretácico Superior)... se produjo el llamado "Evento de Anoxia Oceánica Nº2" caracterizado por la elevación de las concentraciones de CO2 atmosférico, que condujo a un rápido calentamiento a nivel global y a una fuerte anoxia en los mares cretácicos hace 93 millones de años. Durante 500.000 años el calor sofocante (y no sólo) hizo sudar la gota gorda a todos los dinosaurios del planeta, aunque tambien produjo un rosario de extinciones en masa que esquilmó la diversidad. Sin embargo... poco después, los silicatos ricos en magnesio y hierro de la superficie de la tierra se encargaron de fijar el CO2, consiguiendo estabilizar el efecto invernadero.

Así que no os preocupéis, la historia nos enseña que, al final, esto pasa y siempre acaba llegando el invierno... (lo que no se si es un consuelo)

--Referencia: Philip A. E. Pogge von Strandmann, Hugh C. Jenkyns & Richard G. Woodfine (2013): Lithium isotope evidence for enhanced weathering during Oceanic Anoxic Event 2. Nature Geoscience 6: 668–672. DOI: 10.1038/ngeo1875.

--Imagen tomada de BBC Nature (Autor: Victor Habbick Visions/Science Photo Library).
20.8.13 0 comentarios

Con la soga al cuello del Diplodocus


Es lo que tiene el fijarse en modelos actuales para dar a conocer las supuestas actitudes de las especies que dominaron el planeta durante el Mesozoico. Y de qué modelo estamos hablando…, de avestruces. Estos simpáticos dinosaurios no voladores que corretean por la sabanas africanas son un buen ejemplo (modelo) para averiguar ciertas actitudes de sus viejos y extintos parientes. ¿Y cuáles son esos parientes? En este caso los pesados y cuadrúpedos saurópodos. Ambos representates de los «lagartos terribles» presentan cierta estructura anatómica que destaca por su extrema longitud: el cuello. ¿Y qué nos dice el análisis de los cuellos de las avestruces sobre las actitudes biomecánicas de los cuellos de los saurópodos? La respuesta se expone en un reciente trabajo publicado en la revista científica PLoS ONE en el que se resuelve que los cuellos de estos dinosaurios herbívoros son flexibles, pero no tanto como puede llegar a considerarse.

Diplodocus & Co. no os podéis despistar si no queréis terminar con la soga al cuello.

--Imagen tomada de BBC Nature (Autor: Mark Hallet).

--Referencia: Matthew J. Cobley, Emily J. Rayfield & Paul M. Barrett (2013): Inter-Vertebral Flexibility of the Ostrich Neck: Implications for Estimating Sauropod Neck Flexibility. PLoS ONE 8(8): e72187. DOI: 10.1371/journal.pone.0072187.
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A Tadeo Jones le mola la Paleo


El personaje de Tadeo Jones fue creado en 2001 por el director de animación español Enrique Gato, y su primera aparición fue en el cortometraje "Tadeo Jones" (2004). Posteriormente, otro cortometraje, "Tadeo Jones y el sotano maldito" (2007) y finalmente el exitoso largometraje "Las aventuras de Tadeo Jones" (2012) terminaron de hacer popular a este aventurero con aspecto de friki disfrazado de Harrison Ford haciendo de Indiana Jones disfrazado de Roy Chapman Andrews. Ahora, gracias a Telecinco, Tadeo se ha convertido en la nueva cara de la divulgación científica patria. "Descubre con Tadeo" es una serie de documentales de corta duración en la que este simpático personaje habla sobre algunos puntos interesantes relacionados con la Ciencia en la geografía española. De esta forma, en los primeros capítulos de la serie ha hablado del Gran Telescopio de Canarias o de la Plataforma Solar de Almeria, explicando su funcionamiento de forma sencilla y divertida para que los más pequeños puedan ir conociendo detalles sobre estos centros de investigación. Pero lo más llamativo de este inicio de la serie, es que Tadeo Jones ha tratado lugares de temática paleontológica, como el yacimiento de Atapuerca o Dinópolis. Este es el primer capítulo de "Descubre con Tadeo", que trata sobre Atapuerca:


En apenas dos minutos comenta algunos de los descubrimientos más importantes del yacimiento y hace una mención final al Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana de Burgos.

Sin embargo, me temo que la enormemente promocionada aportación de Tadeo al conocimiento de los dinosaurios ibéricos nos ha dejado un poco frios. Aquí está el capítulo cuarto de "Descubre con Tadeo", sobre Dinópolis:


En este caso, el discurso es una sucesión de lugares comunes (“más grandes”, “tiranosaurios”, etc.) aderezados por perlas como que en Dinópolis puedes ver dinosaurios de “tierra, mar y aire” (¿¿¡¡Otra vez, Tadeo??!!). Que le vamos a hacer… Ah, y la cosa de publirreportaje… Dinópolis es un centro excelente, pero en términos dinosaurianos vamos a tener que acuñar algo así como “lo que no es Teruel también existe” para llevarlo por ahí como lema.
16.8.13 0 comentarios

Damos la bienvenida a Bassaricyon neblina


A pesar de lo que le hacemos, la biodiversidad continúa dándonos alegrias. Así, es agradable saber que aún no está todo intervenido y que podemos seguir constatando que este mundo es un lugar maravilloso y sorprendente. El caso del último carnivoro que hemos conocido, Bassaricyon neblina, es una de esas alegrias ¡Que bueno saber de tí, olinguito!

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  • Imagen tomada de National Geographic (Autor: Mark Gurney).
  • Referencia: Kristofer M. Helgen, Miguel Pinto, Roland Kays, Lauren Helgen, Mirian Tsuchiya, Aleta Quinn, Don Wilson & Jesus Maldonado (2013) Taxonomic revision of the olingos (Bassaricyon), with description of a new species, the Olinguito. ZooKeys 324: 1-83. DOI: 10.3897/zookeys.324.5827.
15.8.13 0 comentarios

Cazadores ¿en subasta?


Hoy vamos a hablarles de subastas. Pero no de esos realities importados de Estados Unidos que están teniendo tanto éxito en la parrilla televisiva, sino de otro cazador que ha llegado a la puja... pero como mercancía.

El pasado 31 de julio se hacía efectiva la subasta y compra de la pieza conocida como "Montana Dueling Dinosaurs". Un pequeño Nanotyrannus (o posiblemente un Tyrannosaurus juvenil) que había muerto mientras cazaba a un ceratópsido chasmosaurino, dado que se encontraron dientes asociados del esqueleto de Nanotyrannus en el cuerpo del dinosaurio herbívoro. La pieza encontrada por Clayton Phipps en sus tierras, una parcela en la que aflora la formación Hell Creek (Cretácico Superior), tiene además una preservación excepcional. En Estados Unidos, como en muchos otros países, si el fósil está en una parcela privada, se considera también propiedad privada. En este caso, no exponemos la compra de una pieza de curso ilegal como la mayoría de piezas sacadas de las fronteras chinas, donde por ejemplo el gobierno tiene un estricto control de este patrimonio.


La polémica ha saltado especialmente por el lamento de algunos científicos, ya que esta pieza irá a parar a manos de un coleccionista privado y no para su estudio. El fósil se estima que terminará comprado por un valor que oscila entre los 7-9 millones de dólares, el par de dinosaurios más caro hasta ahora subastado. Y también parece haber más revuelo, ya que se había ofrecido previamente la opción de compra a diversas instituciones como el American Museum of Natural History o el Field Museum of Chicago por valor de 15 millones de dólares, casi el doble del precio que se baraja actualmente.

Fotografía de un modelo de la pieza subastada con el ceratópsido (inferior izquierda) y el posible Nanotyrannus (superior derecha) en posición de muerte. Además, se han encontrado marcas y dientes del pequeño terópodo en el cuello del animal herbívoro.

A esta polémica algunos expertos han sido bastante claros y directos, como Jack Horner:
No pienso que sea importante, puesto que no se ha colectado como un fósil para estudio científico [...] por lo que en mis libros, carece de valor.

Mientras, otras voces han criticado que se pudiese llegar a un acuerdo entre un filántropo o mecénas y un museo para pujar. Algunos han apuntado que el coleccionista privado podría dejar estudiar la pieza por expertos, como algunos han tenido ocasión de hacer previa subasta en Nueva York.

Como la noticia pueden leerla en cualquier portal de prensa, desde aquí queríamos aclarar este último punto al público general y poner el pequeño granito de arena personal. Si bien no todo coleccionista es un "Tío Gilito" que acaudala colecciones en gigantescas cámaras fuertes alejadas de los ojos del resto de los mortales para la eternidad. Y además conociendo que hay coleccionistas bastante entusiastas con las ciencias, dejando acceso a las colecciones, haciendo de mecenas, etc. es importante aclarar que, el problema no reside en la voluntad del coleccionista en dejar ver la colección, sino dónde se encuentre depositada.

Exhibición de dinosaurios del Australian Museum.

Sencillamente, a menos que el coleccionista privado donase el ejemplar a una institución pública o lo depositase en determinadas (y muy escasas) instituciones privadas que actúan como repositorios con consentimiento legal, dicho material no tiene valor científico. Las normativas son muy estrictas con que todo científico pueda acceder libremente a las colecciones, que estén depositadas en instituciones que velen por su correcta conservación futura, etc. Por ello, cualquier colección privada sin esta designación, aunque sea exhibida a público especializado o incluso como museos privados de libre acceso, al no cumplir estos requisitos, puede dar lugar a la invalidez, desde el punto de vista científico, de la pieza.

Fotografía de la fachada del American Museum of Natural History.

Así que, ¿tal vez tenga sentido la respuesta de Horner pese a ser radical y tajante en el asunto? Desde el punto de vista científico por lo menos, parece ser. Ya que desde el momento que no está en un repositorio certificado y autorizado, ese material tiene el mismo tratamiento que el que se ha perdido con el tiempo o una guerra. Y todo dato que pudiese ofrecer toda especie no descrita que alberguen estos fondos, por desgracia, son y deben ser tratados como inexistentes, ya que ninguna institución científica lo podría reconocer. ¿Esta reflexión tendrá algún impacto en el valor comercial de estas piezas?.

Sea como fuere, esta escena de caza entre dos dinosaurios ha dejado de estar por el momento en el escenario científico, quien sabe si para siempre.


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La Rioja de los Dinosaurios, nuevo libro divulgativo sobre el patrimonio paleontológico riojano


El pasado mes de Junio se presentó el libro “La Rioja de los dinosaurios. Un ecosistema de hace 120 millones de años" (Luis Ignacio Viera y José Angel Torres),  editado por el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja y la Sociedad de Ciencias Aranzadi. A lo largo de esta obra de divulgación, se repasa la información disponible sobre el Cretácico Inferior riojano, basándose en un registro que abarca desde restos vegetales o invertebrados hasta los fósiles de los vertebrados que acompañaron a los dinosaurios. De algunos ya hemos hablado por aquí, como los moluscos del yacimiento de Valdeperillo, la tortuga Camerochelys o el cocodrilo Bernissartia. Y por supuesto, tienen especial protagonismo las huellas de los gigantes mesozoicos, cuya riqueza es bien conocida en la región.

El libro tiene un precio de 10 euros y puede conseguirse en el propio Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja de Igea.
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Ilústranos... Charles R. Knight

Hasta el momento, todos los ilustradores de los que hemos hablado en esta sección, ya sean famosos o desconocidos, es gente que está en activo y sigue deleitándonos con sus trabajos. Por eso, aunque es un artista del que ya se ha contado todo lo que se podía contar una y mil veces, es necesario echar la vista atrás de vez en cuando y recordar a unas de las grandes figuras de la paleoilustración: Charles Knight.


Charles Robert Knight (1874-1953) nació, se formó y murió en la ciudad de Nueva York. Desde niño se sintió muy interesado por los animales y la naturaleza, y con doce años entró en la Escuela del Museo Metropolitano de Artes de Nueva York. Gracias a sus vistas al Museo Americano de Historia Natural, le terminaron encargando una serie de trabajos de animales prehistóricos. Sus ilustraciones tuvieron un enorme éxito, y otros museos de ciencias naturales del país solicitaron sus servicios a lo largo de los años.


Un dato curioso sobre Charles Knight es que sufría de miopía y astigmatismo, por lo que en muchos casos él realizaba pequeños óleos y acuarelas y posteriormente completaba los enormes murales de museos y zoológicos gracias a ayudantes, encargándose en muchos casos de los retoques finales. Además de pintar, Knight también realizó varias esculturas de distintos organismos.


Como ya se ha comentado, Knight no solo ejerció como paleoartista, sino también como pintor de naturaleza y animales, prestando a sus servicios a varios zoológicos. Sin embargo, centrándonos en sus representaciones de organismos de tiempos remotos, no dejó un solo palo sin tocar: tetrápodos paleozoicos, dinosaurios y otras criaturas mesozoicas, mamíferos del Cenoico... incluso llevó a cabo pinturas de cavernícolas. Todo ello repartido entre museos, zoológicos, revistas, libros... etc.

Es cierto que todos los trabajos de Knight han quedado ya obsoletos en lo que se refiere a exactitud científica. Incluso en su época tuvo críticos que afirmaban que sus ilustraciones tenían más de artístico que de científico, pese a que él siempre utilizó sus conocimientos sobre animales para sus obras. Sin embargo, las pinturas de Charles R. Knight son ya grandes clásicos de la paleoilustración, auténticas maravillas para disfrutar una y otra vez, y sin duda una enorme fuente de inspiración para muchos otros artistas que vinieron detrás. La red está plagada de ilustraciones suyas, y siempre podéis aprender más sobre él aquí. ¡Disfrutadlo!


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Receta para hacer un dinosaurio


Jose Manuel Nieves, periodista especializado en Ciencias y Nuevas Tecnologías del diarío ABC, publicó este breve reportaje en su videoblog "Materia Gris", en el que intenta explicar el proceso por el cual Jack Horner quiere crear lo que denomina "pollosaurio". Más información aquí.

Nos lo envió Xhelazz. ¡Muchas gracias!
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¿Cómo acabará la Dinosaur Renaissance?

Suponemos que no es necesario explicar en qué consiste la Dinosaur Renaissance (mas referencias aqui), pero, por si acaso recordemos de que va.

La Dinosaur Renaissance es un punto de inflexión en la historia del conocimiento de los dinosaurios en el que, gracias a la acumulación de una serie de evidencias, la mayor parte de la comunidad científica abandona una forma de interpretar la forma de vida de los dinosaurios para adoptar otra. En el caso de los dinosaurios se trata del abandono de la idea de los dinosaurios como formas de sangre fría y escaso cerebro (arrastrada desde el siglo XIX) y su sustitución por una forma más natural de interpretarlos, en los que se les concibe simplemente como organismos integrados en sus ecosistemas. Dicho así, parece evidente, pero no lo fue tanto durante más de un siglo.

Como es bien sabido, el nombre de este cambio de paradigma procede del título de un artículo de Robert T Bakker en Scientific American, aunque evidentemente existe ya un substrato favorable en el que, probablemente el principal impulsor fue John Ostrom.

Quizás el ámbito en el que el concepto de Dinosaur Renaissance es más evidente es el de la Paleoilustración y.... ahí es donde queríamos llegar, al excelente "Science Made Stupid" de Tom Weller y su interpretación de la Dinosaur Renaissance:

ANTES


DESPUÉS


¿Raro?... Deja correr un par de Parques Jurásicos y ya verás.... :)

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Referencias:
  • Bakker, R.T. 1975. Dinosaur renaissance. Scientific American, 232: 58-78.
  • Weller, T. 1985. Science Made Stupid: How to Discomprehend the World Around Us. Mariner Books.
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Dinosaurios rotonderos... Pero ¿quién ha puesto ahí este bicho?

  
Con el verano retomamos una serie clásica del blog: los dinosaurios de las rotondas, caminos y afueras de yacimientos. Y lo hacemos con una entrada que, en justicia, debió ser la primera. Vamos a repasar parte de la obra (hoy nos dedicamos fundamentalmente a la contribución soriana) de Ramón Ruíz Lloreda.

¿Qué quién fue este tipo?, Ramón Ruíz Lloreda (1926-2002) fue un médico cántabro (algún malintencionado pensará que viendo su obra se entiende que fuese cualquier cosas menos paleontólogo) con habilidades escultóricas. Son suyas algunas obras de bronce callejeras que pueden verse en Santander, como los monumentos a la Marina Mercante, a la Sardinera, a Félix Rodriguez de la Fuente, o, probablemente el más conocido, al Médico Rural en Potes (Cantabria)… y,  ¿entonces?

Pues bueno, Ramón Ruíz Llorena fue también uno de los pioneros de los conjuntos escultóricos dinosaurianos en España. Cuando a nadie se le ocurría colocar esculturas a tamaño real de dinosaurios de fibra de vidrio en ningún sitio, este escultor acometió la primera oleada de puesta en valor de yacimientos en la Cuenca de Cameros.

Aunque su dinosaurio más conocido sea el tiranosaurio de Enciso (La Rioja) (el que encabeza este post) vamos a dedicar esta entrada a sus trabajos en la provincia de Soria.

En los años 90 la Excma. Diputación Provincial de Soria inició una serie de actuaciones en el Valle del Río Cidacos con la intención de dar a conocer y potenciar los restos paleontológicos de esta zona de la provincia, como rezaba la inscripción de la placa inaugural de Villar del Río, donde se colocó un enorme braquiosaurio, que fue la primera de las reproducciones realizadas por Ramón Ruíz Lloreda en fibra de vidrio y armazón metálico a tamaño natural.


A este braquiosaurio siguieron:


  • Un Iguanodon en Ventosa de San Pedro (Soria):


  • Un estegosaurio en Santa Cruz de Yanguas (Soria):


  • Y un Triceratops en Bretún (Soria):


Animado por el tema, Ramón Ruíz Lloreda dejo plasmada su experiencia como dinoescultor en un libro ("Conoce los dinosaurios") que todo dinoescultor ibérico debería tener.


Vistos hoy, no se puede decir que la aventura soriana de Ramón Ruíz Llorena cumpla los estándares de calidad actuales: pocos de los animales que representó tiene registro ibérico, casi ninguno hace referencia a los yacimientos del entorno en el que están instalados y su aspecto dista mucho de la imagen que tenemos actualmente de muchos de estos animales. Incluso, es posible que, comparados con esculturas más recientes, alguno de ellos provoque cierta perplejidad (gestos como: pero ¿qué demonios hace esto aquí?).

Pese a todo, reivindicamos desde aquí el encanto que emana de la condición de pioneras de estas esculturas.

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La historia jurásica de Concavenator


El uso frecuente de diferentes soportes digitales en nuestra sociedad tales como smartphones o tablets lleva unido una proliferación desmesurada de aplicaciones y juegos para ellos. Y hay de todo. Algunas son útiles, otras son una filfa y en ocasiones encuentras alguna cosa curiosa. Hace poco más de una semana la empresa Liberteenz lanzó "Jurassic Story", que no vamos a entrar a catalogar, pero si nos vamos a detener un momento para ver un detalle curioso de este juego social de dinosaurios para niños. Basicamente, el juego trata de reconstruir un particular mundo en el que conviven dinosaurios y seres mitológicos en tres mapas: Triásico, Jurásico y Cretácico.


Debo confesar que no he jugado a "Jurassic Story", pero si que he estado curioseando por la red sobre ello y he acabado en la web "Guide 4Gamers", que repasa de forma exhaustiva todos estos jueguecitos para móviles y tablets. La lista de todos los bichos que aparecen en "Jurassic Story" es cuanto menos inquietante. En el Triásico, encontramos por ejemplo a Herrerasaurus, a Plateosaurus o a Plesiosaurus, pero también al Unicornio. En el Jurásico, tenemos entre otros a Allosaurus, Diplodocus o Stegosaurus, pero claro, Ninjasaurus, Harrysaurus y Medousaurus son para mear y no echar gota. Y llegamos al Cretácico, donde además de jugar con Libertiestatue (¿¡¿¡!?!?), podemos ver al célebre Tyrannosaurus y ¡oh! a Concavenator.


Ahí tienes al cazador jorobado de Cuenca con un aspecto gallinaceo y rojizo codeándose con el mainstream dinosauriano e intentando abrirse paso a través de los hostiles escenarios de "Jurassic Story".

Solo queda suspirar y pensar: "Ay, Pepito se nos está haciendo mayor..."
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Vi un Pelecanimimus en el Alcampo


Bueno, a ver... Tampoco quiero llevaros a engaño. No es que viese un fósil de Pelecanimimus (el terópodo ornitomimosaurio del yacimiento conquense de Las Hoyas) en un Alcampo. Ni siquiera una reconstrucción en vida del bicho. Tampoco era una figura a escala. No, no. Nada de eso. Pero habrá que vender lo que me pasó ayer de alguna manera, ¿no? Os cuento la historia...

Resulta que ayer estaba con mi pareja comprando en el Alcampo y pillé número para Charcuteria. El 17. "Madre mía, si van por el 8", pensé. "Me voy a echar un ojo a los libros, ¿vale churris?" "Vale, yo mientras me voy a Pescaderia. ¡Que no se te pase el turno, que nos conocemos...". "Tranqui, tranqui". Total, que me voy a la zona de los libros. Y allí siempre es visita obligada la sección de libros de cocina (para echar un vistazo al último de Arguiñano...) y la sección infantil-juvenil, para ver como va la demanda dinosauriana entre la muchachada. Y en esta última me llevé una grata sorpresa.


Entre los típicos libros de "pinta y colorea" con dinosaurios, es frecuente encontrar alguno de rollo enciclopédico que son traducciones directas de la versión original. Algo así le pasa a este libro llamado, en un alarde de originalidad, "Dinosaurios". Editado en 2005 por Todolibro, es la versión en castellano de "Expert Guide Dinosaurs: From Allosaurus to Tyrannosaurus" de Gerrie McCall y sólo cuesta 5,95 eureles. En el libro se van desgranando en forma de fichas, algunos representantes de la fauna pre-mesozoica, a continuación los géneros más conocidos de dinosaurios (con algunos reptiles voladores y acuáticos de por medio, especificando que no son dinosaurios) y finalmente la fauna post-cretácica, compuesta fundamentalmente por mamíferos. En esto que estoy ojeando un poquito el libro y me encuentro con Pelicanimimus (Pelecanimimus):


Y en ese momento, noto una mano en el hombro. "En la Charcuteria ya van por el 21". "Se me ha pasado, churris. Pero mira... ¡sale Pelecanimimus!". "Joder, siempre haces lo mismo tronco. ¡Pero si es un libro para niños!". "Ya, ya, pero mira Pelecanimimus...". "¡Ni pelecanimimos ni pelecanimimas! ¡Tira pa la Charcutería que al final echamos la tarde aquí!".
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Archaeopteryx, juguete roto


Pobre Archaeopteryx, cada vez estamos más precocupados por su estado anímico y comenzamos a temernos lo peor. De hecho, hemos pedido a Compsognathus que no se separe de él en ningún momento no vaya a hacer alguna tontería. Fue la estrella de los argumentos naturalistas victorianos (incluso en su momento se filtro que Darwin hizo algún comentario sobre él en privado), durante años no había libro de paleontología que no viniese con una foto suya… ¡Si incluso aparece en todos los libros de primaria! (eso si, ante la presencia del tiranosaurio de la página de al lado, todos los niños se olvidan de él rápidamente). Además, durante un tiempo se mantuvo que sus plumas eran falsas, generando enconadas polémicas con fanáticos religiosos y miembros del BAND (Birds Are Not Dinosaurs) en un lado de la trinchera (ojo que no son lo mismo) y la tropa ortodoxa al otro. Tiempos gloriosos en los que un Ave era por definición (lo sigue siendo) “el antecesor común de Archaeopteryx y un gorrión y todos sus descendientes” y en los que cualquier constructo intelectual sobre Archaeopteryx acababa en Nature... Pero todo pasa, primero aquel enano de Cuenca (Iberomesornis se llamaba) redujo a la mitad la gloria de su linaje fantasma, luego vinieron cientos de early birds (por cierto, muchos de ellos chinos) que vulgarizaron el mérito de ser un “eslabón perdido”.


Más tarde, las plumas… Unos años atrás, un ave era cualquier animal que tenía plumas como Archaeopteryx… Ahora corremos el riesgo de descubrir que los primeros vertebrados que habitaron la tierra firme fueron un grupo de peces que salieron del agua precisamente para secarse las plumas. Fue el pionero de su linaje en alzar majestuosamente el vuelo, el conquistador del medio aéreo… Ahora no tienes que buscar demasiado para encontrar sesuda literatura que no solo niega su capacidad para el vuelo (eso sería lo de menos), si no que lo convierten en el hazmerreir de la aeronáutica, el tonto del aeropuerto que solo sería capaz de despegar subiéndose a una silla o que solo podría aterrizar estrompandose contra el suelo… La vergüenza y el oprobio para lo que fue un digno volador Jurásico. Incluso algunos investigadores se han permitido últimamente (rápidamente corregidos por la ortodoxia) proponer, sin respeto de ningún tipo, que Archaeopteryx no era ni siquiera un Ave, si no, como mucho, un representante del linaje hermano, un vulgar pariente cercano de los dromeosáuridos...


Pero, aun nos quedaba el desarrollo del cerebro, ese cerebro hiperinflado que solo los dinosaurios voladores tienen. Ese órgano voluminoso, entrenado para la realización de piruetas en el aire, esa era la última frontera… que acaba de caer.
Un estudio publicado esta semana en Nature desvela que la hiperinflación del cerebro ya estaba presente en algunos terópodos no avianos de los que estamos seguros que ni están tan cerca de las aves, ni eran capaces de volar (algunos están más que pasados de kilos para eso). El trabajo se pierde en ecos de exaptaciones que habrían podido favorecer que algunos téropodos adquiriesen el aspecto que tienen hoy en día… Pero a nosotros no nos importa, y lo que nos queda es que, a medida que el foco se aleja del centro de la fiesta, el sonido baja y la cámara se dirige despacio hacia el rincón oscuro de la filogenia del que se ha apoderado el crepúsculo de los dioses…

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Doce huesos, una causa (VIII)


“…esta novedad hizo desviar las conversaciones del odioso tema de las últimas elecciones…”
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¿A quien no le han confundido alguna vez con un temnospóndilo...?


Confundir un cráneo de crocodilomorfo con el de un anfibio primitivo (más concretamente con uno  de los temnospóndilos abundantes a finales del Paleozoico y principios del Mesozoico) era muy común en las confusas noches de los bares de las charcas jurásicas. Al menos, eso ha debido parecerles a Montefeltro y colaboradores, que en un reciente estudio han publicado la descripción de Batrachomimus pastosbonensis, una nueva especie de neosuquio de la Formación Pastos Bons del Jurásico Superior de Brasil. Al parecer, esta nueva forma jurásica está relacionada con los paraligatóridos, un pequeño grupo de neosuquios derivados cerca de la base de Eusuchia constituido por algunas formas conocidas a lo largo de todo el Cretácico de Ásia como Rugosuchus o Shamosuchus. Con la descripción de Batrachomimus, aumenta tanto el rango temporal como geográfico del grupo de los paraligatóridos.

Reconstrucción en vida de Batrachomimus pastosbonensis a cargo de Rodolfo Nogueira

¿Y por qué se llama Batrachomimus? Pues resulta que el nombre genérico (“imitador de batracio” en griego) hace referencia a que el holotipo se identificó en un primer momento como un temnospóndilo, que como ya hemos dicho, eran "anfibios" primitivos vagamente similares a los batracios modernos (ya sabéis: ranas, sapos...). Además se pensaba que provenía de la Formación Pedra da Fogo del Pérmico de la misma zona, el estado de Maranhão en el noreste brasileño, periodo en el que los temnospóndilos eran dominantes y que posteriormente fueron reemplazados como otros depredadores semiacuáticos a principios del Mesozoico.

Holotipo de Batrachomimus pastosbonensis en vista dorsal (a), ventral (b) y lateral (c)

Una de las cosas más interesantes de Batrachomimus es que, en un cladograma, se coloca muy cerca de la radiacion de los cocodrilos modernos. Como ya hemos comentado por aquí en alguna ocasión, hasta el momento las relaciones filogenéticas entre los taxones que tienen que ver con el origen de los cocodrilos modernos no están del todo claras y como consecuencia se obtienen pobres estimaciones de diversidad taxonómica y morfológica. Los taxones implicados en toda esta movida se conocen a partir de ejemplares de diferentes yacimientos de todo el Cretácico laurasiático y en algunos yacimientos de Brasil, Australia y norte de África. De esta forma, muy cerca de la base de Eusuchia, encontramos formas anfibias de pequeño tamaño con rostros alargados y dentición piscívora como Isisfordia o Laganosuchus, o de rostro corto que pueden tener dentición durófaga como Hylaeochampsa o dientes reducidos y finos como Pietraroiasuchus o Pachycheilosuchus, así como los paraligatóridos que hemos mencionado.

Filogenia con los taxones de neosuquios derivados cercanos al nodo Eusuchia

Bienvenida, entonces, la publicación de Batrachomimus, con el que tenemos una nueva pieza en el puzzle evolutivo para intentar clarificar (o complicar aún más) el origen de los cocodrilos modernos.

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Tortugas terrestres de pequeño tamaño del Mioceno de España y la diversidad de tortugas de Batallones


Los yacimientos madrileños del Cerro de los Batallones se sitúan en el Vallesiense superior (MN10, Mioceno superior). Aunque allí se han reconocido invertebrados y vegetales, estos yacimientos destacan por su registro de vertebrados, especialmente carnívoros. Su riqueza fosilífera ha permitido identificar una elevada diversidad de vertebrados, reconociéndose, además de numerosos taxones de mamíferos restos de teleósteos, anfibios, aves y reptiles. La información sobre la herpetofauna del yacimiento es limitada y los quelonios, el grupo mejor representado, no habían sido, hasta ahora, objeto de estudio. Hasta ahora no se disponía de información sobre la paleoqueloniofauna del Vallesiense de la Cuenca de Madrid, siendo el conocimiento sobre los quelonios terrestres vallesienses de Europa Suroccidental muy limitado.

Un estudio recién publicado reconoce la presencia de tres taxones en el Cerro de los Batallones, correspondiendo éstos a un testudínido dualceacuícola, que podría corresponder a un miembro del grupo “Palaeochelys sensu lato-Mauremys”, y a dos testudínidos terrestres. El mayor de los terrestres es compatible con los ejemplares del Mioceno español atribuidos al género Cheirogaster.

Para efectuar el estudio del miembro de menor tamaño, que por el momento es el más abundante y el mejor preservado, se ha revisado el material identificado en otros yacimientos aragonienses y vallesienses peninsulares. Esto permite justificar, por primera vez, la presencia de Paleotestudo en la Península Ibérica. La revisión del registro español permite identificar este género a lo largo de todas las biozonas del Aragoniense y Vallesiense. Por lo tanto, este taxón, cuya distribución confirmada estaba restringida entre las biozonas MN3 y MN6, en otras regiones europeas, se reconoce como muy abundante en el registro español, estando distribuido, al menos, entre las biozonas MN4 y MN10. Esta revisión permite refutar la presencia de Testudo en niveles Aragonienses y Vallesienses españoles. Además, la validez de varios taxones definidos en el registro ibéricos es refutada.
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Referencias:
  • Pérez-García, A; and Murelaga, X. 2013. Las tortugas del Vallesiense superior del Cerro de los Batallones (Madrid, España): nuevos datos sobre el escasamente conocido género Paleotestudo. Ameghiniana 50: 335-353.
  • En la imagen, algunos ejemplares de Paleotestudo provenientes del Cerro de los Batallones