En la Fornea antigua, para obtener el título de doctor, el doctorando debía velar los libros la noche antes de la defensa de su tesis, lo que se hacía en la capilla de Santa Chelonia, situada en el viejo salón de Diapsidos. Por la mañana, los componentes del tribunal, entraban en la capilla, sentándose alrededor del candidato para proceder a la lectura y defensa.
Una vez obtenido el doctorado, los compañeros del candidato pintaban en cualquier fachada que tuvieran a mano el Vitor-tuga, con pintura encarnada, a lo que seguían grandes festejos. Se dice que el recién proclamado doctor regalaba una tortuga de peluche a sus compañeros, que tras pasarla por la batidora, era mezclada con Paraloid al 4% y cerveza, obteniendo un mejunje con el que pintaban el Vitor-tuga que colgaban en el blog de referencia.
Referencia:
- Adán Pérez García. 2012. "Las Tortugas Mesozoicas de la Península Ibérica". Tesis doctoral. Departamento de Paleontología. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de Madrid.
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