19.12.12

¡Se armó el belén!


Se aproxima la Navidad, fieles admiradores de los lagartos terribles. Esas fechas en las que todo el mundo vuelve a casa cargado de buenos deseos y propósitos para el año que está a punto de comenzar. Rectifico: todo el mundo no. Porque este año no podrán regresar dos de los personajes más queridos por nuestra tradición y costumbres.

Serán los recortes, serán los profundos estudios teológicos llevados a cabo desde la Ciudad del Vaticano o serán los gases nocivos que contaminan el aire de Roma, esa ciudad a la que muchos llaman Eterna… El caso es que la máxima autoridad de la Iglesia afirma en un libro suyo, recientemente publicado, que en el portal de Belén no había animales (ni bueyes, ni mulas, ni dinosaurios). Toda la vida colocándolos en la parte trasera, premonición de lo que se avecinaba y, de pronto, nos dicen que sobran ¿Qué haremos este año con ellos? ¿Quizás un ERE?

Sin embargo, en estas cuestiones la fe es lo último que debe perderse. Y en medio de tanta desolación económica, social y cultural, alguna noticia buena tenía que darnos el sumo pontífice. Y lo ha hecho: a partir de ahora podremos presumir de Reyes Magos de Andalucía. Ni Oriente, ni petróleo, ni desierto. No señor. Eran oriundos de Tartessos, lo que viene a ser un punto indefinido entre Huelva, Cádiz y Sevilla. Y lo de la mirra, el oro y el incienso pues a lo mejor habría que ir cambiándolo por un poquito de sal, unas gotas de aceite de oliva y quizás un toque dulce de manzanilla. ¡Alegría!

Al hilo de todo esto, quizás nadie se lo haya planteado, pero una pregunta trascendental flota en el aire: ¿cuál fue su medio de transporte hasta la noble cuna? Porque parece evidente que con la nueva procedencia de tan graciosas majestades no resulta convincente subirlos a lomos de camellos, sino más bien de borricos. Claro que ¿accederían los jumentos a cruzar el estrecho en pos de una estrella o una supernova? ¿O, testarudos como son, se plantarían en la roca de Gibraltar a esperar al almirante Nelson?

Existe otra posibilidad poco explotada pero mucho más poética y fantástica: surcaron el aire a lomos de dragones alados procedentes de Lo Hueco o Las Hoyas (Pepito, quizás) y así, guiados por tan magníficas criaturas, recorrieron veloces la distancia que los separaba de Judea. Como dije, es sólo cuestión de fe (y de imaginación)

Este año, como ya viene siendo habitual en mi casa, Melchor, Gaspar y Baltasar aparecerán por el belén subidos en los dinosaurios de juguete de dos niños que, sin ser paleontólogos, conocen la verdadera historia del transporte aéreo. No podía ser de otra forma viviendo en Fuentes.

¡Feliz Navidad para todos! Y esperemos que el 2013 reparta cordura, justicia y sentido común (que falta nos hace). Y un poco de esperanza e ilusión.

Dinosaurios de andar por casa
Sonia Martínez Bueno

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