Definitivamente, Lo Hueco está en todas partes: en la radio, en la tele, en Fitur... Sí, blogueros, sí. En esa feria internacional de turismo que sirve como escaparate para que todas las comunidades autónomas y provincias españolas anuncien, a sus clientes potenciales, las ventajas que tiene ir a conocerlas y descubrir sus riquezas ocultas (patrimoniales, paisajísticas, gastronómicas…). Pues allí, como decía, estaba el yacimiento paleontológico de Lo Hueco. O, para ser más exactos, una presentación dándolo a conocer a quien quiso escuchar…
No haré comentarios sobre la audiencia porque, como se dice en estos casos, lo que cuenta es la intención. Y la intención de esta presentación era explicar bien qué es Lo Hueco y qué representa en el mapa de la paleontología española.
A pocos metros de allí hallábase otro stand repleto de imágenes de nieve, de vinos estupendos, de motos (en concreto, la de Jorge Lorenzo) y de dinosaurios (los de Dinópolis). Y aquí sí quiero hacer un comentario, simple pero sincero: ¡Bravo, señores, bravo! Porque en Aragón hay gente que sí sabe por donde van los tiros. Y me importa muy poco que las reproducciones que instalaron estén o no presentes entre los registros fósiles encontrados en Teruel. Porque aquí, como en el resto del mercado y la vida, lo que cuenta es llegar a la meta el primero. Y si lo que quieren es que todos nos enteremos de que en Teruel hay dinosaurios, sólo puedo confirmar una cosa: lo están consiguiendo.
Muchos visitantes de Fitur se hicieron fotos con los gigantes de Dinópolis, los contemplaron embelesados y, probablemente, en algún momento visiten Teruel. Si es así no hay nada más que añadir, excepto que el objetivo del plan de marketing se habrá logrado: atraer clientes y potenciar el turismo de la zona, utilizando la figura de los lagartos como el atributo principal (atractivo, novedoso y diferenciador) de una provincia que, además, también sabe vender nieve, vino y un circuito de carreras.
¿Hay quien de más? Pues no. De momento, no. Porque aunque Lo Hueco se parezca a Dios y esté en todas partes, debemos reconocer que más allá del círculo paleontológico (y de Fuentes), ni dios lo conoce.
Dinosaurios de andar por casa
Sonia Martínez Bueno
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