¿Recuerdan aquel intenso combate entre Concavenator y Aucasaurus que apareció por aquí hace un par de meses? Navegando por internet, de nuevo nos hemos topado con otra épica lucha de nuestro terópodo conquense favorito, otra vez, en el siempre activo foro de fans de Jurassic World. Su autor es Deltadromeus y al igual que en el otro post, os dejamos las fichas y una traducción libre del relato de este nuevo combate entre dos terópodos: Concavenator y Syamotyrannus:
La tirada del dado dice que hoy será... 4: ¡Praderas! La pradera está cubierta de helechos de unos 45cm de alto y un color verde claro extendiéndose kilómetros a la redonda.
¡A luchar!
Una madre Siamotyrannus está caminando con su camada para buscar un nuevo territorio. Su pareja fue devorada por un Acrocanthosaurus, y ahora debe conducir a sus dos crías a un lugar seguro donde asentarse. Los jóvenes Siamotyrannus no alcanzan a superar la parte superior de los helechos, pero se comunican con gorjeos y llamadas para hacer saber donde están a su madre. A cierta distancia, un Concavenator oye los sonidos de las crías, y decide atacar lo que quiera que esté produciendo los gorjeos. Agazapado entre los helechos, se mueve con su vela sobresaliendo por encima de la vegetación, camuflada entre el verdor. A medida que Concavenator se aproxima a la pequeña jauria de Siamotyrannus, la madre comienza a sentirse nerviosa. Su instinto maternal le dice que algo va mal, que hay un asesino de polluelos Siamotyrannus próximo. De repente, la madre oye un llanto estridente. Concavenator ha conseguido infiltrarse y morder una de sus crías. Se yergue con la cría muerta entre sus fauces, gira y echa a correr. La madre Siamotyrannus está en shock, aterrada y confundida. Se enfurece. Acaba de perder a su cría y quiere venganza. Así que le dice a su otra cría que se agazape y espere en silencio entre la vegetación mientras ella corre a dar caza al Concavenator. Concavenator es más ágil y rápido que Siamotyrannus, pero con el cadaver de la cría en la boca, le está haciendo ir más despacio y lo que es peor, agotándole. Finalmente para y se vuelve para hacer frente a la madre Siamotyrannus. Deposita la cría en el suelo y ruge a la madre enfadada. Pero ella no se inmuta y continúa su carga contra Concavenator. Éste tiñe de rojo sangre su vela y por extensión adopta esta coloración en parte de su cuerpo. Siamotyrannus en cambio no hace caso a esta alerta, se aproxima rápidamente a su oponente. Concavenator ruge otra vez, pero la madre vuelve a hacer caso omiso y muerde directamente la vela rojiza de Concavenator. Es como si hubiese mordido una bolsa de sangre, brotando por su boca y borboteando. Concavenator esta vez ruge de dolor mientras Siamotyrannus retuerce la vela con la cabeza y arranca las dos espinas por la mitad. Concavenator, poco habituado a tener que luchar contra sus oponentes directamente, se retuerce de dolor. Su cola golpea a Siamotyrannus y casi la noquea, pero ésta se recupera justo a tiempo y recupera el equilibrio. Concavenator gira su cabeza y se lanza a por la garganta de su oponente. Tiene el cuello de Siamotyrannus entre sus fauces, pero su mordisco no es lo suficientemente potente para causar daño real. Aunque sus dientes provocan un corte profundo que induce un dolor extremo en la madre. Siamotyrannus ruge y sacude la cabeza, tratando de liberarse de sus fauces. Cuando lo consigue, algunos de los dientes de Concavenator están clavados en su cuello o se parten por la mitad. Siamotyrannus sacude su cabeza golpeando a Concavenator en el flanco. Éste se balancea, cae al suelo a merced de los continuos cabezazos de la madre enfurecida. Concavenator, en el suelo, patalea salvajemente, y consigue golpear el hocico de Siamotyrannus. El impacto rompe huesos y arranca carne, pero la madre ignora las heridas. Usa sus grandes reflejos y se lanza a por una de las patas de Concavenator. Alcanza su objetivo y Concavenator se retuerce de dolor mientras su canilla se parte ante el mordisco de la poderosa dentellada de Siamotyrannus. Con la pata que aún está libre, consigue arrancar una patada al pecho de Siamotyrannus, lanzándola al suelo hacia atrás. Concavenator aprovecha este instante para rodar sobre su panza, ignorando el intenso dolor de su pata rota. Se levanta y confronta a Siamotyrannus. Pero su vela rota está provocando que pierda mucha sangre y le está agotando hasta la muerte. Concavenator solo tiene la opción de abalanzarse contra la madre y morder su hocico. Sus dientes penetran como cuchillos calientes en mantequilla. Abre y cierra sus fauces en una rápida sucesión, cada nuevo mordisco cortando una nueva parte del hocico de Siamotyrannus. Finalmente la madre retrocede aunque su cara está machacada. Solo queda la posibilidad de cabecear a Concavenator. Consigue hacerle retroceder pero los largos brazos de Concavenator consiguen aferrarse a su cuello, produciendo grandes cortes. A duras penas tumba a Concavenator, contra el suelo, aunque esto solo resulta en más cortes profundos en su cuello, al igual que en su torso y pecho debido a las patadas de Concavenator. Siamotyrannus sigue enfurecida por la pérdida de su cría, pero también está cansada, y no podrá seguir combatiendo a Concavenator por mucho tiempo. Esto es lo que espera el cazador jorobado. Una de las ventajas de Concavenator es la gran entereza mostrada para mantenerse en lucha con una presa que tarda en desangrarse hasta la muerte. Pero Siamotyrannus no va a abandonar. Intenta morder el vientre de su oponente en el suelo. Mientras Concavenator trata de defenderse pateando. Siamotyrannus arremete deprisa contra el cuello de Concavenator. Evade fortuitamente una de las patadas y agarra el cuello del terópodo conquense entre sus fauces. Con un mordisco de casi 600 kg de presión, parte el frágil cuello de Concavenator. Mantiene al terópodo muerto en su mandíbula por un instante y lo deja caer. Llama a la cría restante, que corre al instante hasta su madre. La madre Siamotyrannus hace un pequeño nido en la zona para su cría y reclama la pradera para sí con un sonoro rugido.
GANADOR: Siamotyrannus.
Los dos contrincantes eran muy parejos, pero Concavenator cometió un error fatal. Atacó al polluelo. Eso provocó la ira de Siamotyrannus y en general, selló el destino de Concavenator.
NOTA DE "EL CUADERNO DE GODZILLIN":
Ejem, una nueva derrota de Concavenator... Esperemos que en próximos combates (si los hay) el cazador jorobado de Cuenca pueda limpiar su honor y su fama de loser.
NOTA DE "EL CUADERNO DE GODZILLIN":
Ejem, una nueva derrota de Concavenator... Esperemos que en próximos combates (si los hay) el cazador jorobado de Cuenca pueda limpiar su honor y su fama de loser.
-----
Más información:
- Relato original de Deltadromeus (en inglés) del combate entre Concavenator y Syamotyrannus.
- Ilustraciones de Raul Martín (Concavenator), Sergey Krasovskiy (Syamotyrannus) y Steve White (Syamotyrannus en reposo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario