29.5.12

Dinosaurios con "la cara en el abismo"


Dado que hemos sido duramente criticados por apartarnos de la línea dura en nuestro ultimo post sobre "El planeta de los dinosaurios", vamos con una obra magnifica que intente compensar (eso si, sin propósito de enmienda… volveremos a lado blando de los dinos)

 "La cara en el abismo" es un relato de A. Merritt compuesto por la historia original corta: "La cara en al abismo" (publicada en 1923), que fue recrecida con "La madre serpiente" (1930) y que supuestamente se continuaría en el inacabado "Cuando despertaron los antiguos dioses" (1948). 
Se puede decir que el relato que tiene de todo. Comienza como una novela de aventuras, pero rápidamente pasa al fantástico y se dan cita historias sobrenaturales, sitios imposibles, historias improbables, razas increíbles y animales que nos van a interesar. 
El protagonista del relato, Nicholas Graydon, es un ingeniero de minas américano que recibe uno de los soplos que más han debido repetirse en las novelas de aventuras: alguien sabe dónde está escondido un tesoro. Este alguien se llama Starrett y el tesoro es el célebre rescate del Inca Atahualpa. ¿Quien puede resistirse a algo así?. Puestos en marcha, Starret, Graydon y otros dos compañeros de viaje (Soames y Dancret, dos tipos que no te llevarías a ningún sitio y menos a buscar tesoros) comienzan la novela en Ecuador, puestos ya en la búsqueda del tesoro. Nada más empezar, todo va a complicarse con la aparición de "la chica": Suarra, que dará la primera vuelta de tuerca al argumento. Suarra tiene un aspecto extraño que se deriva de que (como por casualidad) pertenece a una desconocida civilización que llego de las regiones polares junto con algunos animales a la tierra escondida de Yu-Atlanch. También, como por casualidad, ella sabe como llegar al tesoro. Aquí divergimos del relato de Merrit. 

Mientras el relato va mostrando de forma pormenorizada el complejo mundo en el que se desarrolla y entrelaza la extraña red de personajes fantásticos y los protagonistas, nosotros (despreciando sin ningún sentido la mejor parte del excelente relato de Merritt), vamos a interesarnos en esos bichos que viajaron a Yu-Atlanch con "los antiguos" desde el polo norte. Y las primeras pistas las tenemos rápidamente. Suarra está dando a Graydon algunos datos sobre su origen, cuando este se fija en un detalle de las figuras de su brazalete: 

"La chica señalo una de las bestias … el Xinli, dijo. El desconcierto de Graydon aumentó. El sabía que eran aquellos animales. Y también sabía que lo que estaba viendo no era creíble … Eran dinosaurios!… ¿Quién en este desierto andino podría saber o podría haber sabido que eran los dinosaurios? ¿Quién podría haber tallado estos monstruos de forma tan realista?" 

Aquí tenemos a un clásico de la ciencia ficción dinosauriana. Graydon (un ingeniero de minas de principios del siglo XX) reconoce a un dinosaurio al verlo impreso en un brazalete como si se hubiese criado con ellos. De hecho, como se supone que el sabe como son, lo que le llama poderosamente la atención es que un fabricante de brazaletes andino también lo sepa. La cosa, como os teméis, no acaba ahí y rápidamente se produce el primer encuentro en la tercera fase: dinosaurios domésticos

"De los árboles surgió otra forma monstruosa. Al igual que los seres inquisitivos, brillaba como si su cuerpo estuviera revestido de azabache pulido. Su porte era el de un gigante caballo de tiro. Su cuello era largo y reptiliano. En la base de su cuello, a horcajadas sobre él, había un hombre. Graydon cuidado levantó los prismáticos y los enfocó. Directamente en su línea de visión tenía una de las criaturas que habían venido a mirar. Se mantuvo rígido, su cara hacia él, señalando como un perro de caza. Era un dinosaurio!" 

Las cosas se les va a ir complicando mucho (pero mucho) a los protagonistas del relato y las referencias saurianas siguen siendo frecuentes (aunque probablemente no es lo más importante). 
Pero eso, como siempre, tendrás que seguir leyéndolo en otro sitio… 

Nota:
La versión en inglés está disponible en la red (entiendo que legalmente)
La traducción al español tiene (que conozcamos) una edición en La Biblioteca del Laberinto (ISBN: 9788492492237)  

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