7.3.14

Yacimientos destruidos: Hay que ser animal


La puesta en valor de yacimientos paleontológicos es una magnífica forma de dar a conocer aspectos de la historia de la vida en la tierra, permitiendo que el público tenga la oportunidad de visitarlos y disfrutarlos en su entorno natural. Algunos de estos yacimientos, como los de huellas fósiles (icnitas), adquieren el estatus de pintura rupestre, iglesia románica o estatua de plaza mayor: están ahí, donde han estado siempre para que los disfrutemos, en su contexto (generalmente en medio de la naturaleza) y provistos o no de una información que los interprete. 

Pero parece que disfrutarlos no es suficiente, por alguna razón que se me escapa, una parte de la población tiene que dejar su huella en forma de genialidad  ("Manolo estuvo aquí") o, mucho mejor, destruyéndolos para decorar con sus restos el salón de casa. 

El último caso que hemos conocido a traves de los medios de comunicación (ver, por ejemplo, el  reportaje de KSL.com) es el robo de unas huellas del Jurásico en el área Moab (Utah, USA).

En principio nos queda un poco lejos, pero como estas cosas no atienden a nacionalidad: ni este tipo de gente, ni el patrimonio paleontológico (me hubiese gustado que esas huellas de Moab siguiesen a disposición universal), nos hemos acordado rápidamente de nuestro patrimonio inmueble y nos ha dado un escalofrío.... 

Lamentablemente, este no es un hecho aislado, asi que, de vez en cuando está bien recordarlo:

¡Colega, disfrútalas y déjalas en paz!

Es un consejo de la sección de sensibilización social de El Cuaderno de Godzillin


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