Aunque actualmente el registro de quelonios mesozoicos en España es muy abundante y diverso, la mayoría de los descubrimientos se han producido en la segunda mitad del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI. No obstante, existen escasas referencias previas, dos de ellas en el siglo XIX (una referencia de Calderón a Helochelys, en Cretácico de Santander, en 1886 y una de Sánchez Lozano también a Helochelys, en el Weald de Alcarama (La Rioja ), en 1894) y tres en la década de 1920 (cuando José Royo y Gómez, identifica “Tretosternum” punctatum en Morella (Castellón), Hylaeochelys aff. latiscutata en Los Caños (Soria) y Pleurosternon portlandicum? en Benagéber (Valencia).
En el trabajo titulado “Juan Vilanova y Piera (1821-1893) y la primera tortuga hallada en el Mesozoico español”, expuesto en la 47 sesión científica de la Sociedad Geológica de España, Adán Pérez García y Francisco Ortega atribuyen a Juan Vilanova y Piera el hallazgo del caparazón de una tortuga procedente de Castellón, que forma parte de la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y que se consideraba, hasta ahora, perteneciente a la colección de José Royo y Gómez. Este ejemplar había sido expuesto en varias ocasiones al público, como en la exposición recientemente desinstalada “Fósiles y vivientes”. La atribución de esta tortuga a la colección de Vilanova permite identificarla como el primer hallazgo de un quelonio mesozoico ibérico del que se tiene constancia.
En el trabajo titulado “Juan Vilanova y Piera (1821-1893) y la primera tortuga hallada en el Mesozoico español”, expuesto en la 47 sesión científica de la Sociedad Geológica de España, Adán Pérez García y Francisco Ortega atribuyen a Juan Vilanova y Piera el hallazgo del caparazón de una tortuga procedente de Castellón, que forma parte de la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y que se consideraba, hasta ahora, perteneciente a la colección de José Royo y Gómez. Este ejemplar había sido expuesto en varias ocasiones al público, como en la exposición recientemente desinstalada “Fósiles y vivientes”. La atribución de esta tortuga a la colección de Vilanova permite identificarla como el primer hallazgo de un quelonio mesozoico ibérico del que se tiene constancia.
El ejemplar proviene de Morella, donde, hasta el momento, se han reconocido cuatro tipos de tortugas, de las que únicamente han sido determinadas Helochelydra y un eucriptodiro basal indeterminado.
Al tratarse de un molde interno, muchos caracteres no son observables en el ejemplar de Vilanova por lo que la disponibilidad de caracteres únicamente permite su atribución a un quelonio pancriptodiro indeterminado, compatible con el eucriptodiro basal previamente identificado enla Formación Arcillas de Morella.
Al tratarse de un molde interno, muchos caracteres no son observables en el ejemplar de Vilanova por lo que la disponibilidad de caracteres únicamente permite su atribución a un quelonio pancriptodiro indeterminado, compatible con el eucriptodiro basal previamente identificado en
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Imagen: Ficha realizada en la década de 1930 bajo la supervisión de Royo y Gómez, en la que se inventaría este ejemplar como recolectado por Vilanova.
Imagen: Ficha realizada en la década de 1930 bajo la supervisión de Royo y Gómez, en la que se inventaría este ejemplar como recolectado por Vilanova.