Aunque se han planteado muchos hipotéticos orígenes sobre la mitología del unicornio, uno de las más atractivos es el que considera que hace más de dos milenios, descubrimientos casuales de cráneos de dinosaurios cornudos, fueron los que inspiraron la creación de este singular ser. Veamos esta y otras curiosas interpretaciones postuladas en Alrededor del Mundo, en septiembre de 1920.
Transcripción (textual):
El reciente descubrimiento del esqueleto completo de un extraordinario dinosaurio fósil provisto de un cuerno vertical sobre la frente, ha hecho pensar a algunos hombres de ciencia si en la leyenda del unicornio no habrá, después de todo, un fondo de verdad. El gigantesco reptil cuyos restos se han hallado pudiera ser muy bien el monstruo que dio origen a ese mito, que hallamos en todas partes del mundo. No hay, en efecto, animal fabuloso de más universal popularidad que el unicornio. Su recuerdo existe en las mitologías de todos los pueblos antiguos, y lo curioso es que todos ellos le dan un aspecto parecido, habiendo sólo ligeras diferencias entre los dibujos chinos que lo representan y los relatos de los escritores antiguos o miniaturas y bajorrelieves de los artistas medievales.
La Biblia menciona el unicornio nada menos que ocho veces, pintándolo como una bestia fortísima e indomesticable. Eliano, uno de los más antiguos escritores de cosas de historia natural, dice que tiene el tamaño de un caballo, de piel amarilla-rojiza, la cola de jabalí y los pies muy ligeros, aunque inarticulados como los del elefante. “un cuerno negro-añade-sale entre sus cejas, no hacia dentro, sino con cierta curvatura natural y terminado en una afilada punta. Dícese que es cariñoso con cualquier otro animal que se le acerque, pero que lucha con sus semejantes”. En un “bestiario” normando del siglo XIII, se hace de la misteriosa bestia la siguiente descripción: “El unicornio no tiene más que un cuerno en medio de su frente. Es el único animal que se atreve a atacar al elefante, y tan afilada es la uña de su pie, que de un golpe rasga el vientre de la más terrible de todas las bestias. Los cazadores sólo pueden coger al unicornio poniendo una joven doncella en las selvas en que aquél habita. Tan pronto como este animal maravilloso divisa la doncella, corre hacia ella, se arroja a sus pies y consiente ser cogido por los cazadores.”
La descripción que ha servido de base a la concepción corriente del unicornio, tal como la entienden los artistas y los heráldicos, es la de Plinio, el naturalista romano, que lo pintaba como “una bestia muy feroz, semejante en el resto de su cuerpo a un caballo, pero con la cabeza de un ciervo, los pies de un elefante, la cola de un jabalí, una voz mugiente y profunda, y un solo cuerno negro, de dos codos de largo, plantado en medio de su frente”. Añade Plinio que este animal no puede ser capturado vivo, lo que explicaba que nunca hubiera sido presentado en el circo, como otros animales feroces o extraordinarios.
Como ha dicho con razón un eminente hombre de ciencia ingles, el profesor Charles Gould, un animal cuya existencia han afirmado tantos autores en fechas tan distintas y en tan apartados países, no puede ser mero producto de fantasía humana. Se ha buscado durante mucho tiempo el origen de la leyenda, pero sin ningún resultado positivo. Se ha querido ver en el unicornio el procedente híbrido de un cruzamiento entre el caballo y algún rumiante, pero la ciencia niega rotundamente la posibilidad de semejante combinación. Se ha dicho también que el unicornio pudo ser algún antílope de cuernos tan simétrico, que visto de perfil pareciese tener uno sólo, y también se ha supuesto que la leyenda se basaba en el rinoceronte, cuyo cuerno se vende en el Oriente con el nombre de cuerno de unicornio; pero los antiguos conocían muy bien al rinoceronte, y no lo confundían con aquel misterioso monstruo. Realmente el animal que dio lugar a la leyenda estaba por descubrir, y nada de extraño tendría que ese animal fuese realmente el braquicerátopo, que así han llamado los naturalistas al extraño reptil fósil a que nos referimos. O más bien algún próximo pariente suyo que viviese en lo que hoy es el antiguo continente, ya que el braquicerátopo ha sido encontrado en la América del Norte, en Montana, y la leyenda del unicornio es de evidente origen oriental y anterior al descubrimiento del Nuevo Mundo.
El braquicerátopo y otros dinosaurios similares a él, eran indudablemente animales inofensivos, y al parecer herbívoros. Su cuerno sólo les servía para defenderse de sus enemigos naturales, los grandes reptiles carnívoros de la misma época, y no deja de ser curioso que sus pies tenían cierto parecido con los del elefante, como lo pretende la leyenda del unicornio.
Verdad es que le dinosaurio en cuestión existió unos cuantos millones de años antes de que el hombre apareciese sobre la tierra, de modo que no es posible que la humanidad conservase recuerdo de él, no aún por tradición. Pero sí es perfectamente admisible que los antiguos conociesen algún esqueleto de estos reptiles unicornios, porque no se ha de creer que los descubrimientos de fósiles son cosa exclusiva de nuestros tiempos. En la Edad Media, y aún en la antigüedad, al abrir minas y canteras, o al hacer excavaciones con cualquier otro propósito, se hallaban también huesos fósiles de animales gigantescos, que en aquellos tiempos, dado lo rudimentario de los conocimientos científicos, se tenían por cosa digna de admiración. Esos hallazgos dieron lugar a las leyendas de gigantes, y en China, el encuentro en la vecina Siberia de restos de mamuts, fue el origen de la creencia de un animal misterioso con grandes cuernos, que vivía bajo la tierra, como los topos. En más de una iglesia se han conservado durante largos siglos huesos largos de mastodonte en la creencia de que eran los huesos de San Cristóbal, o restos de esqueletos de reptiles fósiles que pasaban por ser los del dragón vencido por San Jorge.
Nada tendría, pues, de extraño que el hallazgo de cráneos o esqueletos de dinosaurios unicornios hubiese sido la verdadera base de la historia del unicornio, el animal maravilloso que sólo se sometía a una doncella abandonada en la selva, lo que equivale a decir que su captura era de todo punto imposible.
Imágenes (Textual):
-Restos fósiles de braquicerátopo
-Un dinosaurio del mismo tipo que el fósil
-Grabado antiguo ilustrando la leyenda de la caza del unicornio