La moda es cíclica. La Historia, no lo sé. Aunque a veces una tiene la sensación de asistir a acontecimientos que, en otro lugar y en otro momento, ya se han producido. Un “déjà vu” que no experimentamos directamente porque no tenemos la posibilidad de vivirlo en nuestras propias carnes pero que, a poco que se haya estudiado durante Primaria y Secundaria, sabemos que sucedió: la caída del Imperio Romano, la desaparición de las culturas Maya, Azteca o Inca, la desintegración del Al-Andalus o la quiebra del dominio español sobre casi todo el mundo civilizado.
Supongo que cuando los últimos dinosaurios que poblaban la Tierra se enfrentaron al cambio climático que provocó su desaparición, también se vieron obligados a emigrar a otros lugares. Y lo harían, básicamente, en un intento desesperado por mejorar sus condiciones de vida, es decir, buscando comida, agua y algún espacio tranquilo donde reposar. Exactamente igual que ha hecho el ser humano a lo largo de su corta, pero tremebunda, historia.
Lo que no creo es que tuvieran que sortear vallas de varios metros de altura que les impidieran el paso, periodistas que los zancadillearan, gobiernos discutiendo semanas enteras sobre cuotas de asignación… Ante este espectáculo dantesco, me pregunto qué es lo que nos espera. Porque si los dinosaurios no tuvieron que esquivar esas injusticias y afrentas y, aún así, desaparecieron, ¿qué será de nosotros, europeos ultracivilizados? ¿De verdad podemos poner barreras al hambre, la guerra y la desesperación de otros seres humanos? Y, aunque así fuere durante unos meses, ¿cuánto tiempo podrá nuestro mundo perfecto soportar el empuje de personas que sólo quieren vivir un día más?
Los “lagartos terribles” buscaban un futuro mejor. Nuestros titulados universitarios emigran a Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Francia persiguiendo exactamente lo mismo. Pero los afganos, sirios o subsaharianos que llaman a las puertas del viejo continente solo buscan un futuro. Y eso da mucha fuerza.
El ocaso de los dinosaurios lo provocó un meteorito y las consecuencias de su impacto. El ocaso de una civilización lo marca la falta de humanidad, la decadencia y la podredumbre que la envuelve. Deberíamos estudiar un poco de Historia.
Dinosaurios de andar por casa
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Imagenes: compuesta por una imagen de Dinotopia (James Gurney) y la portada del libro "The Decline and fall of the Roman Empire" de Edward Gibbon