Hoy vamos a hablarles de subastas. Pero no de esos realities importados de Estados Unidos que están teniendo tanto éxito en la parrilla televisiva, sino de otro cazador que ha llegado a la puja... pero como mercancía.
El pasado 31 de julio se hacía efectiva la subasta y compra de la pieza conocida como "Montana Dueling Dinosaurs". Un pequeño Nanotyrannus (o posiblemente un Tyrannosaurus juvenil) que había muerto mientras cazaba a un ceratópsido chasmosaurino, dado que se encontraron dientes asociados del esqueleto de Nanotyrannus en el cuerpo del dinosaurio herbívoro. La pieza encontrada por Clayton Phipps en sus tierras, una parcela en la que aflora la formación Hell Creek (Cretácico Superior), tiene además una preservación excepcional. En Estados Unidos, como en muchos otros países, si el fósil está en una parcela privada, se considera también propiedad privada. En este caso, no exponemos la compra de una pieza de curso ilegal como la mayoría de piezas sacadas de las fronteras chinas, donde por ejemplo el gobierno tiene un estricto control de este patrimonio.
La polémica ha saltado especialmente por el lamento de algunos científicos, ya que esta pieza irá a parar a manos de un coleccionista privado y no para su estudio. El fósil se estima que terminará comprado por un valor que oscila entre los 7-9 millones de dólares, el par de dinosaurios más caro hasta ahora subastado. Y también parece haber más revuelo, ya que se había ofrecido previamente la opción de compra a diversas instituciones como el American Museum of Natural History o el Field Museum of Chicago por valor de 15 millones de dólares, casi el doble del precio que se baraja actualmente.
Fotografía de un modelo de la pieza subastada con el ceratópsido (inferior izquierda) y el posible Nanotyrannus (superior derecha) en posición de muerte. Además, se han encontrado marcas y dientes del pequeño terópodo en el cuello del animal herbívoro.
A esta polémica algunos expertos han sido bastante claros y directos, como Jack Horner:
No pienso que sea importante, puesto que no se ha colectado como un fósil para estudio científico [...] por lo que en mis libros, carece de valor.
Mientras, otras voces han criticado que se pudiese llegar a un acuerdo entre un filántropo o mecénas y un museo para pujar. Algunos han apuntado que el coleccionista privado podría dejar estudiar la pieza por expertos, como algunos han tenido ocasión de hacer previa subasta en Nueva York.
Como la noticia pueden leerla en cualquier portal de prensa, desde aquí queríamos aclarar este último punto al público general y poner el pequeño granito de arena personal. Si bien no todo coleccionista es un "Tío Gilito" que acaudala colecciones en gigantescas cámaras fuertes alejadas de los ojos del resto de los mortales para la eternidad. Y además conociendo que hay coleccionistas bastante entusiastas con las ciencias, dejando acceso a las colecciones, haciendo de mecenas, etc. es importante aclarar que, el problema no reside en la voluntad del coleccionista en dejar ver la colección, sino dónde se encuentre depositada.
Exhibición de dinosaurios del Australian Museum.
Sencillamente, a menos que el coleccionista privado donase el ejemplar a una institución pública o lo depositase en determinadas (y muy escasas) instituciones privadas que actúan como repositorios con consentimiento legal, dicho material no tiene valor científico. Las normativas son muy estrictas con que todo científico pueda acceder libremente a las colecciones, que estén depositadas en instituciones que velen por su correcta conservación futura, etc. Por ello, cualquier colección privada sin esta designación, aunque sea exhibida a público especializado o incluso como museos privados de libre acceso, al no cumplir estos requisitos, puede dar lugar a la invalidez, desde el punto de vista científico, de la pieza.
Fotografía de la fachada del American Museum of Natural History.
Así que, ¿tal vez tenga sentido la respuesta de Horner pese a ser radical y tajante en el asunto? Desde el punto de vista científico por lo menos, parece ser. Ya que desde el momento que no está en un repositorio certificado y autorizado, ese material tiene el mismo tratamiento que el que se ha perdido con el tiempo o una guerra. Y todo dato que pudiese ofrecer toda especie no descrita que alberguen estos fondos, por desgracia, son y deben ser tratados como inexistentes, ya que ninguna institución científica lo podría reconocer. ¿Esta reflexión tendrá algún impacto en el valor comercial de estas piezas?.
Sea como fuere, esta escena de caza entre dos dinosaurios ha dejado de estar por el momento en el escenario científico, quien sabe si para siempre.
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