Hoy les vamos a hablar de un estudio sobre bromalitos. Sí, bromalitos, no coprolitos. Porque los bromalitos (término propuesto por Hunt en 1992, “comida pétrea”), englobarían a los verdaderos coprolitos, a los cololitos, a las regurgitalitas y a los gastrolitos. Es decir, cualquier resto del proceso de digestión, bien in situ entre los restos del organismo o bien una vez expulsado por cualquiera que sea el orificio corporal. De esta forma, de un plumazo se elimina la controversia de llamar coprolito o no a los bromalitos espiralados de tiburones sobre los que el investigador Christen D. Shelton ha realizado su estudio de morfometría.
Detalles de las medidas tomadas en los bromalitos. Además, abajo izquierda la ecuación resultante para medir el volúmen del bromalito. Abajo derecha, la ecuación de excentricidad de la elipse medial del bromalito.
Como este investigador apunta, hay pocos estudios acerca de la morfometría de los bromalitos. Además, los pocos que existen se basan en una muestra relativamente pequeña. Y hay que considerar también la problemática: cómo medir el volumen de mier.. ¡bromalitos! cuando el resto arqueológico o paleontológico no puede ser medido por el método tradicional de Arquímedes para calcular una densidad en una cantidad conocida de agua. Ante esta serie de preguntas, el autor tomó una muestra de 300 bromalitos espiralados procedentes de las “Archer City Bonebeds”, Pérmico Inferior, cerca de Archer City, Texas.
Detalle de las múltiples regresiones de las medidas de los bromalitos.
El estudio permitió calibrar una nueva ecuación para calcular el volumen de los bromalitos. Además, este estudio manifiesta también que las predicciones de los estudios teóricos de M. E. William hace un par de décadas, en que el ratio longitud:anchura del bromalito serían 2.5:1 son bastante aproximados a las medidas morfométricas tomadas. Además, también se observa que por la morfometría de los bromalitos, no se puede diferenciar la presencia de más de una especie de tiburón. De todas formas, esta conclusión puede que sea la menos sostenida, puesto que hay dos poblaciones de bromalitos, algunos de ellos anfipolares, mientras que el resto de espirales son heteropolares.
En un apunte curioso, la ecuación obtenida en este estudio para calcular el volumen del bromalito, se aproxima bastante a la obtenida en otro estudio sobre un par de coprolitos de 2.4 litros de volumen atribuidos a Tyrannosaurus rex. El mundo de los excrementos y restos digestivos es un pañuelo.
Y por último, no podíamos evitar irnos sin dejarles con un matemático (esta vez ficticio) y su valoración cualitativa de la morfometría de bromalitos.
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Más información:
- Hunt, A. P. 1992. Late Pennsylvanian coprolites from the Kinney Brick Quarry, central New Mexico with notes on the classification and utility of coprolites. New Mexico Bureau of Mines and Mineral Resources Bulletin 138:221–229.
- Shelton, C. D. 2013. A new method to determine volume of bromalites: morphometrics of Lower Permian (Archer City Formation) heteropolar bromalites. Swiss Journal of Paleontology 132(2): 221–238.
- Imagen de cabecera: Modificada a partir del original de Kimmy Hales.
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